Todo iba sobre ruedas hasta el minuto 24 para propinar el gran golpe en el arranque de la serie de cuartos en el Movistar Arena, pero cuando el baskonismo estaba ilusionado con la posibilidad de sorprender al Real Madrid llegó uno de esos apagones que han frustrado a la afición azulgrana durante tantas veces en la presente temporada.

Una desconexión mortal de necesidad terminó condenando a un Baskonia que no pudo hincar el diente al Real Madrid más terrenal que se recuerda. Tras una canasta de Luwawu-Cabarrot que elevó el 42-48 al marcador, el Baskonia encajó un parcial de 20-3 que le dejó herido de muerte y sin capacidad de reacción pese su meritorio empeño de los compases finales a la hora de no venirse abajo.

Fueron ocho minutos tormentosos dentro del tercer cuarto en los que la escuadra alavesa fue incapaz de anotar ninguna canasta en juego y sobrevivió con tres tiros libres (dos de Moneke y uno de Hall).

Todo lo demás fueron fallos y más fallos de un equipo con el punto de mira desviado en ataque y falto de ideas en cuanto los locales dieron una vuelta de tuerca a su intensidad con jugadores de marcado perfil defensivo como Hugo González, Garuba o Fernando.

El Real Madrid abrió un boquete casi insalvable en el marcador tras un triple de Andrés Feliz en la primera jugada del acto final que elevó el 62-51. Durante ese intervalo, el Baskonia perdió todo el rigor defensivo que le había permitido llevar la delantera y meter el miedo en el cuerpo al gran favorito al reinado liguero.

Muchas pérdidas y concesiones en el rebote

No obstante, el gran problema de los alaveses radicó en dos aspectos del juego donde se mostraron ciertamente inoperantes: el control del rebote defensivo con 14 balones cedidos bajo su aro y los continuos regalos en forma de pérdidas con un total de 18.

Así no se puede sorprender a un anfitrión blanco que dio muestras de vulnerabilidad con la ausencia de Deck o el bajo estado de forma de Musa tras salir recientemente de una lesión en el tobillo.

El Real Madrid se agarró al partido gracias a la fiereza de jugadores de la segunda línea para obtener un plus en todas las facetas, mientras que en las filas azulgranas se echó de menos, por ejemplo, un mayor colmillo desde la larga distancia –apenas seis triples de 22 intentos– o el empuje de ambos bases y los cincos.

En este sentido, sorprendió que Laso no hiciera más uso de Samanic, que en su aparición en la recta final del segundo cuarto fue capaz de sacar a Tavares de su zona de influencia y crear serios desequilibrios en la defensa merengue.

La mala lectura de juego acreditada por Forrest, Howard y Moneke, con cuatro pérdidas cada uno –el killer de New Jersey las compensó, al menos, con seis recuperaciones–, y las decepcionantes prestaciones de Baldwin no condujeron al Baskonia hacia nada bueno. En definitiva, mucho por mejorar de cara a un segundo asalto donde el Baskonia ya carece de margen de error.