Si quedaba todavía alguna remota esperanza de alcanzar el 'play in' en esta edición de la Euroliga, esta se vio evaporada por completo en el Uber Arena de Berlín.
El colista Alba, que no ganaba ningún partido en casa desde mediados de noviembre e inmerso en una grave crisis de identidad, propició la enésima noche sonrojante del Baskonia en una temporada cada vez más tenebrosa y difícil de digerir.
La escuadra alavesa aspiraba por octava vez a enlazar tres victorias seguidas, pero una vez más se quedó a medio camino tras otro partido que debería invitar a la reflexión en la zona noble de Zurbano por la falta de argumentos baloncestísticos y, he aquí lo peor, alma.
Es imposible ganar cualquier partido a estos niveles cuando concedes cerca de 30 puntos en cada cuarto, regalas la friolera de 16 rebotes en tu propio tablero o pierdes 19 balones, algunos de ellos de manera bochornosa tras un simple saque de fondo. Una jugada que, por lo visto, no se ensaya en los entrenamientos tras los regalos con la firma de Forrest –un sospechoso habitual en este sentido– y Sedekerskis.
El dinamismo, el baloncesto centelleante y la ambición del Alba Berlín se llevaron por delante a un Baskonia que ni siquiera opuso algo de vergüenza torera para evitar la lluvia de golpes. El desaguisado se arregló mínimamente en los minutos de la basura, ya que mediado el último cuarto la desventaja era de 17 puntos (91-74) tras una surrealista espiral de errores en ambos lados de la pista.
Varios jugadores señalados
El equipo de Laso ni siquiera gastó faltas durante los tres primeros cuartos para poner en aprietos a un Alba Berlín que, al margen de la consabida motivación de todos sus jugadores con el fin de agradar al nuevo técnico Pedro Calles, circuló a través de una alfombra roja para disparar sus dígitos. Matt Thomas lideró la exhibición con 21 puntos.
Si a nivel colectivo no hubo respuestas, sobre decir que la aportación de varios jugadores en el plano individual sigue en el punto de mira. Rogkavopoulos y Diop fueron esta vez los únicos que se salvaron de la quema. El alero griego dejó esporádicos destellos gracias a su rapidez para armar el brazo y anotar desde el 6,75; el pívot senegalés acarició las dobles figuras y fue de los pocos que trató de pegarse debajo del aro.
Cuatro jugadores estuvieron entre los grandes señalados por la derrota que definitivamente convierte en intrascendentes las últimas cinco jornadas de la Euroliga.
Forrest volvió a naufragar a la hora de hacer jugar al equipo, Howard vivió otra noche aciaga desde la larga distancia siendo un día más un coladero en defensa, Moneke se apagó por completo tras un primer cuarto donde se erigió en el sostén anotador gracias a sus 10 puntos y Hall puso de manifiesto que, al margen de aparecer en los clásicos highlights con sus mates y tapones, dista mucho de ser uno de los pívots con empaque de la competición continental.