Por fin, una noche plácida para el Baskonia en el marco de la Euroliga. El conjunto de Pablo Laso rompió su racha de dos derrotas consecutivas tras derrotar con solvencia al Maccabi de Tel Aviv, que dejó patente porqué es el equipo que más puntos encaja en el campeonato. Aunque bien es cierto que el rival era a priori propicio para sumar un triunfo, el Baskonia no hizo prisioneros y, sin conceder margen a la sorpresa, dominó desde el salto inicial.

Y uno de los artífices del incontestable triunfo continental de los alaveses fue Markus Howard, quien renació en Belgrado merced a una actuación que recordó a la de las mejores noches. El de Morristown dominó en todos los aspectos del juego y exhibió una capacidad anotadora decisiva para guiar al equipo hacia la séptima victoria en Euroliga. 

Infalible en el primer cuarto

Howard estuvo especialmente arrebatador en la primera mitad. Además de su primoroso acierto –5/8 en tiros de dos y 6/9 desde el perímetro–, el escolta azulgrana paseó una clara vocación para asociarse con sus compañeros. 

Prácticamente todo balón que tocó se tradujo en puntos ya fuese en forma de canasta, asistencia o triple. Eso sí, su partido trascendió más allá de los tiros que le caracterizan desde la línea de 6,75 metros ya que amplió el abanico de recursos para hacer todavía más sangre en las endebles filas del Maccabi.

Howard, que tomó buenas decisiones en la mayoría de posesiones, aprovechó su clásica picardía para firmar penetraciones escurridizas hacia el aro amarillo, aunque también mostró sus dotes de 'playmaker' tras lograr cuatro asistencias. 

El killer del Baskonia necesitaba una noche así para reforzar el aspecto anímico. El mismo que se ha visto mermado en esta temporada debido a su inusitada inconsistencia en el juego ofensivo. En concreto, su acierto desde el triple en los últimos dos compromisos era de 5/26, un pobre balance al que le dio la vuelta anoche desde el primer cuarto.

Además, Howard no estuvo solo, ni mucho menos, en la victoria lograda frente al Maccabi. A nivel coral, el Baskonia se mostró como un equipo compacto y generoso a la hora dar un pase de más y propiciar tiros liberados. En ello favoreció la paciencia de Kamar Baldwin, autor de cinco asistencias, y una versión más templada de Chima Moneke, que repartió otras cuatro.

El Baskonia cosió a triples a su rival. La rápida circulación de balón y el mero hecho de encontrar a los compañeros en situaciones de tiro favorables reforzó la confianza en las filas azulgranas. Los de Laso acertaron 12 de sus 26 lanzamientos desde la línea de 6,75 metros. Si bien es cierto que falló sus últimos seis intentos, los primeros dos triples de Rogkavopoulos sirvieron para ampliar la renta desde un inicio y llevar el encuentro hacia un escenario más favorable. 

Baldwin y Raieste también se sumaron a la fiesta del acierto exterior para engordar la estadística de una jornada sin excesivas complicaciones para el Baskonia.