Si la ACB ya es una competición exigente de por sí por la competitividad y alto nivel de la clase media en comparación con otras ligas domésticas europeas, compaginarla con la Euroliga es una tarea que requiere un gran esfuerzo físico para los jugadores.

Los conjuntos españoles que participan en el máximo torneo continental deben hacer frente a un calendario de 68 partidos sin contar las eliminatorias y la Copa del Rey, con semanas de doble y triple jornada encadenadas una detrás de otra y continuos viajes por todo el continente. Por ello, no extraña que el Baskonia, el Real Madrid, el Barcelona y el Valencia Basket tengan picos y valles en su rendimiento.

En el caso de los gasteiztarras, la semana pasada fue un buen ejemplo de ello, ya que después de completar un excelente partido contra el Maccabi el jueves, se les notó tres días después en Tenerife totalmente fundidos y sin capacidad de igualar la energía de los canarios.

Es cierto que el calendario es el mismo para los cuatro clubes de ACB que participan en la Euroliga, pero el Baskonia parte con la desventaja de contar con una plantilla más corta que la del Real Madrid, el Barcelona y el Valencia Basket. Si a ello se le suman las cortas rotaciones que acostumbra a utilizar Ivanovic y los problemas de lesiones que ha tenido el cuadro alavés a lo largo de la campaña, resulta difícil mantener el mismo grado de intensidad en todos los partidos.

Hasta ahora los vitorianos están dando la talla en la Euroliga con un rendimiento sorprendente en relación con los recursos con los que cuenta, pero están pagando los domingos el esfuerzo que realizan entre semana. De hecho, el Baskonia se quedó sin billete para la Copa del Rey y en estos momentos está fuera de puestos de play off de la ACB, igualado en la tabla con equipos con menor presupuesto como el Manresa, el Tenerife, el Joventut o el UCAM Murcia y por detrás del Gran Canaria.

Con el depósito en la reserva

El núcleo duro de Ivanovic, compuesto por Miller-McIntyre, Howard, Marinkovic, Sedekerskis, Moneke y Costello, está absorbiendo la gran mayoría de los minutos del conjunto gasteiztarra en ambas competiciones, por lo que no sorprende que sean estos jugadores quienes más acusen la fatiga y eso puede ser un problema en el tramo final de la temporada.

Los números están ahí, y es que los seis jugadores mencionados promedian más de 21 minutos disputados por encuentro en ambas competiciones. Quien está haciendo frente al minutaje más salvaje es Codi Miller-McIntyre, precisamente el jugador que más desacertado estuvo en el duelo contra el Lenovo Tenerife, en el que terminó con -9 créditos de valoración.

1.310 Minutos

Codi Miller-McIntyre es el octavo jugador con más minutos en Euroliga (715) y el cuarto en ACB (595). Nadie en España suma más minutos en total.

El director de juego norteamericano es el octavo jugador que más minutos acumula en la Euroliga esta temporada con un total de 715, la cifra más alta de los cuatro equipos españoles, mientras que en la ACB es el cuarto de toda la competición en esta estadística con 595 minutos disputados. Larkin, Hayes-Davis, Mike James, Shields o Lorenzo Brown juegan más que él en el torneo continental, pero luego aprovechan una liga doméstica menos exigente para reponer fuerzas el fin de semana.

Si se compara con las piezas que más minutos acumulan en el resto de equipos que compaginan ACB y Euroliga, la diferencia es sustancial. Miller-McIntyre suma 1.310 minutos entre ambas competiciones, mientras que Chris Jones, el que más fatiga acumula del Valencia Basket, suma 1.130. Satoransky es el jugador que más minutos disputa del Barcelona con 1.109, mientras que Campazzo lidera esta estadística en el Real Madrid con 1.023. Una diferencia, en definitiva, de alrededor de 200 minutos (o lo que es lo mismo, cinco partidos enteros) que, aunque el base baskonista cuente con un físico privilegiado, se nota.

También aparecen entre los jugadores con más minutos Sedekerskis (27º en Euroliga y 20º en ACB), Moneke (33º en Euroliga y 19º en ACB) o Marinkovic (40º en Euoroliga y 23º en ACB). En este contexto, el no participar en la Copa del Rey de la próxima semana, pese a que supuso una gran decepción, puede resultar beneficioso para una plantilla que pide a gritos una tregua en el calendario para que el oxígeno vuelva a circular por sus piernas. Eso sí, varios azulgranas disputarán entre el 19 y el 27 de febrero dos encuentros con sus selecciones en las ventanas FIBA mientras sus rivales descansan.

Es inevitable que de aquí a final de temporada haya días en los que, como sucedió en Tenerife, al equipo le falte fuelle. La incógnita es si tendrá combustible suficiente para competir en ambas competiciones hasta el mes de junio.