El Baskonia regresa al calor del Buesa para recibir a todo un coco como es el Olympiacos, vigente subcampeón de la competición y su bestia negra de los últimos años. Tras dos salidas sin éxito –Barcelona y Mónaco–, la tropa de Ivanovic buscará reencontrarse con el triunfo ante un rival al alza.

Buena prueba de ello, es que hasta la derrota sufrida este miércoles en el Palau, el conjunto heleno encadenaba cuatro victorias consecutivas –Asvel y Alba a domicilio y Milán y Mónaco al amparo de su público– lo que les ha permitido asentarse en la zona de play in.

Olympiacos va creciendo con el paso de la competición y cuenta con líderes como Thomas Walkup o Nikola Milutinov, que tienen una gran incidencia en el juego.

La defensa es uno de los puntos fuertes, de hecho el equipo que menos puntos recibe y si el partido se juega a pocos puntos siempre tiene más posibilidades de victoria.

Con Sikma y McKissic

El cuadro de Bartzokas, una vez que ha recuperado a su plantilla al completo y ya puede contar con jugadores como Sikma y McKissic, ausentes por lesión en el duelo disputado en El Pireo ante el Baskonia, se ha convertido en un rival temible.

Así lo hizo ver ayer el propio Ivanovic en la previa. “Sus dos bases están jugando mucho mejor y si queremos ganar no podemos tener tantos altibajos como en el otro partido”, expuso.

Es una de las claves. Evitar esas desconexiones que se pagan caras. Apaganes que se producen por que hay momentos en los que los jugadores baskonistas quieren “ganar muy rápido”.

“El deseo y la ambición de meter canastas a veces te lleva. a ganar pero muchas veces a perder, por eso hay que jugar con más paciencia, tener situaciones claras y no pensar tanto en el ataque, sino depender de la defensa”, recalcó Dusko Ivanovic, que apuntó que jugar en casa te puede dar “una pequeña ventaja”, aunque la Euroliga no demuestra eso. 

“El deseo y la ambición de meter canastas a veces te lleva. a ganar pero muchas veces a perder, por eso hay que jugar con más paciencia"

Dusko Ivanovic - Entrenador de Baskonia

El balcánico apela al fortín del Buesa para tumbar a un Olympiacos, en el que el exbaskonista Filip Petrusev aún no carbura al ritmo de sus compañeros. El pívot balcánico está lejos de firmar los números logrados antes de dar el salto a la NBA, de donde regresó el pasado mes de noviembre tras no triunfar en los Sacramento Kings.

El interior serbio, que no disputó ni un solo minuto el pasado miércoles en el Palau ante el Barcelona, promedia 11:38 minutos en pista, casi la mitad de los 22:39 que jugaba el año pasado en Estrella Roja y poco más de los 9:18 que actuó hace dos cursos en un Efes plagado de estrellas con el que se proclamaría campeón.

Esta temporada, anota tan solo 2,4 puntos y coge otros tantos rebotes con un porcentaje de acierto del 42% en tiro de 2 y un 0% en triples (0/2), cuando en el cuadro de Belgrado se fue hasta los 10,7 puntos con un 59,9% en tiros de 2 y un 35,1% en triples y en Estambul duplicó sus cifras actuales tras conseguir 5,2 puntos por choque con un 61,1% en tiros de 2 y un 40% en triples.

Su valoración también está muy por debajo con el Olympiacos respecto a sus dos equipos anteriores en Euroliga. Petrusev promedia en estos cinco partidos que ha disputado con el cuadro griego tan solo 4,2 créditos en este apartado estadístico, cuando la pasada campaña llegó hasta los 12,6 con el conjunto serbio y hace dos acabaría con 5,2 con el cuadro otomano. Queda claro, que por el momento su rendimiento no está cumpliendo las expectativas. Petrusev es la nota discordante de Olympiacos muy bien afinado.