El Baskonia cayó derrotado, pero con la cabeza alta y las botas puestas en la crítica visita al OAKA. El conjunto vitoriano, escaso de efectivos e inmerso en una preocupante vorágine de resultados y sensaciones, se conjuró y dio la cara en el choque ante el Panathinaikos.

Pese a que el resultado final reflejase lo contrario, la realidad es que los de Peñarroya dieron un paso al frente y realizaron un esfuerzo titánico en Grecia. El acto de fe baskonista resultó ser insuficiente para lograr la épica victoria en el siempre hostil recinto heleno, pero lo cierto es que la encomiable actuación azulgrana brindó argumentos para elogiar el trabajo realizado en Atenas.

Y es que en un contexto de máxima debilidad y sin apenas efectivos en la rotación, el Baskonia compitió de tú a tú ante un equipo confeccionado para luchar por la Final a Cuatro de la Euroliga. El conjunto vitoriano, cogido entre alfileres debido a las bajas de Khalifa Diop, Dani Díez, Rogkavopoulos y Moneke, lo entregó todo en la dura derrota sufrida ante el Panathinaikos y aguantó sobre el parqué hasta los últimos lances del choque. 

Polivalencia obligada

Condicionados por una rotación de tan solo siete jugadores, hombres como Vanja Marinkovic y Tadas Sedekerskis tuvieron que desempeñar sus tareas fuera de su posición más habitual. De hecho, el tirador serbio actuó como cuatro e incluso el canterano hizo lo propio como cinco, tras la prematura eliminación sufrida por Costello.

Peñarroya se vio obligado a introducir quintetos de auténtica supervivencia sobre el parqué heleno. El Baskonia tuvo que rotar de forma continuada a sus escasos efectivos para evitar la acumulación de faltas y minimizar un agotamiento que, de manera lógica, acabó haciendo mella en el último cuarto. Salvo Matt Costello, que se despidió del partido a falta de ocho minutos para el final, el resto de jugadores acumularon más de 20 minutos sobre la cancha y, Tedekerskis, con 29:22 minutos, fue el jugador mejor valorado del equipo de Zurbano.

La criptonita del Baskonia, además de su escasa rotación, resultó ser Mathias Lessort, quien se erigió como un bastión imparable en la pintura junto a Mitoglou. El fornido interior de Martinica fue el hombre clave en la derrota del Baskonia, pues él fue el principal anotador del conjunto heleno y quien más daño propinó a través del rebote ofensivo. Al poderío físico del pívot francés se le sumó la aportación de Kyle Guy, quien castigó la endeble defensa de Miller-McIntyre en las penetraciones a canasta. 

De manera inevitable, el último cuarto fue el impás en el que el Panathinaikos hizo valer su generoso fondo de armario y donde el Baskonia acabó cayendo por su propio agotamiento físico. La eliminación de Costello y el derroche del conjunto vitoriano dieron alas a un rival que tampoco hizo méritos como para adquirir una ventaja tan amplia en el marcador.

La escasa rotación del Baskonia, abatido pero con la cabeza alta tras el titánico esfuerzo mostrado en el OAKA, terminó propiciando su cuarta derrota en Euroliga pese a mostrar una imagen muy aseada. Al equipo vitoriano, que tiró de casta y orgullo durante buena parte de la velada, poco se le puede reprochar tras un encuentro donde, en esta ocasión, murió con las botas puestas. Pese a la caída, esta vez hubo más luces que sombras.