Lo de este Baskonia es increíble. Muy pocos hubieran apostado por un triunfo azulgrana en el Wizink viendo como afrontaba la escuadra gasteiztarra el encuentro. Sin Tadas, Hommmes ni Dani Díez, tocaba al resto dar un plus para poder competir de tú a tú con el conjunto blanco. Una misión imposible a priori. Más aún tras el arranque.
Ese inquietante 27-13 hacia prever que no habría mucha historia y que este Baskonia justo de efectivos estaría dosificando fuerzas pensando en futuras citas. Pues bien, este guerrero azulgrana no se rinde ante nada. No le frena ni el más potente de los huracanes. Inmune a los elementos.
Peñarroya tuvo que reinventarse para poder plantar al potente conjunto blanco. Los de Chus Mateo comenzaron arrollando. Superioridad en el rebote, dueños y señores de la pintura y con un Baskonia empequeñecido por momentos incapaz de frenar el vendaval.
El Real Madrid sacaba ventaja de su superioridad física. Cinco rebotes más en el primer cuarto (13-8) y claros dominadores en la zona, con 20 puntos en las cercanías del tablero, por tan solo 10 de los baskonistas. Parecía una misión imposible poder plantar cara a un Real Madrid muy superior.
Cinco rebotes más en el primer cuarto (13-8) y claros dominadores en la zona, con 20 puntos en las cercanías del tablero, por tan solo 10 de los baskonistas.
Tocaba reinventarse
Pues no. El Baskonia no solo plantó cara, sino que se le subió a las barbas a un conjunto blanco incrédulo ante lo que estaba viendo. Con quintetos de lo más extraños como Heidegger, Kurucs, Marinkovic, Enoch y Kotsar en pista o con hasta cinco pequeños y Rokas Giedraitis ejerciendo de cuatro, el Baskonia comenzó a comer terreno a su rival.
Ver para creer. Sin los principales puntales de este Baskonia en pista, con muchos minutos de descanso para Thompson –no llegó a jugar ni dos cuartos– y dosificando también a un Giedraitis que jugó poco más de 20, pero que se mostró como el killer letal en los minutos finales, el conjunto azulgrana fue capaz de salir airoso del Wizink y eso que tuvo que superar un arbitraje de lo más nefasto.
Sí, el trío arbitral tuvo una actuación para olvidar. Penosa. A Tavares le perdonaron la quinta falta cuando quedaban casi seis minutos con 75-80 tras cargar contra Marinkovic en una entrada a canasta, lo que provocó el enfado de Peñarroya y la consiguiente técnica.
Hubo un momento que parecía otro deporte y miraban para otro lado: sigan, sigan, dejando pasar los contactos continuos de los defensores blancos. Lo sucedido con Deck es parta hacérselo mirar. Le perdonaron una segunda técnica tras los gritos en la cara del jugador argentino. No pasó nada.
Este Baskonia capaz también de reinventarse sabe sobreponerse a los elementos. Es un equipo valiente, sin fisuras y en el que todos suman. Todos. Los clásicos como Howard, quien acudió al rescate con 10 puntos en el tercer cuarto, 'Magic' Thompson y su showtime, con otra lección con cuentagotas como los buenos perfumes y Kotsar, un martillo pilón todo el partido y también los menos habituales como Kurucs por ejemplo, quien anotó un triple en un momento caliente que amplió por primera vez la brecha a cuatro puntos (62-66) o Heidegger, que firmó un partido más que notable. Hasta un Enoch perdido en citas anteriores respondió esta vez con dobles figuras. Todos dieron un paso al frente. Menos centímetros y menos físico, pero titánicos. Pequeños gigantes.