No hay nada igual en Europa. Lo que se vive en el Stark Arena de Belgrado no se vive en ningún otro pabellón de la Euroliga. Nada se le asemeja. Por tamaño, el Oaka podría estar a su altura. El feudo del Panathinaikos cuenta con un aforo de 19.250 espectadores. Un poco más tiene el recinto serbio que puede acoger a 19.384 aficionados.

Sin embargo, mientras que más de la mitad de las gradas están vacías en los partidos del cuadro del trébol, en las del conjunto balcánico no cabe ni un alfiler. Buena prueba de ello es lo sucedido en los últimos enfrentamientos como locales de uno y otro equipo. 4.180 fieles acompañaron a la escuadra helena en un duelo de máxima rivalidad como el vivido el pasado martes ante el Fenerbahce, mientras que el choque entre el Partizan y el Mónaco de la víspera de Reyes consiguió reunir a la friolera de 17.883 incondicionales blanquinegros.

Espectacular vista aérea del Stark Arena la pasada semana antes del inicio del partido entre el Partizan y el Mónaco Partizan

Fiebre por el Partizan. Así es. Y es que lo vivido ante el cuadro del Principado es la tónica general de lo que está sucediendo esta temporada. El Stark Arena se ha convertido en el pabellón con una mayor asistencia media en lo que va de Euroliga

Récord de espectadores

Hasta la fecha promedia ¡¡¡16.521 espectadores!!! por partido. De locos. Y es que el encuentro en el que tuvieron un menor apoyo de su incondicional hinchada fue el del Efes y acudieron 13.776. Los otros ocho partidos disputados bajo el amparo de su público han estado muy por encima, llegando a rozar el lleno en dos ocasiones, una en el derbi ante el Estrella Roja con 18.340 y la segunda frente al Maccabi el pasado 18 de noviembre con 19.011, cifra que supuso el récord de espectadores en un partido de baloncesto en las últimas ocho temporadas.

Los números hablan por sí solos. Las sensaciones de lo que allí se vive dicen mucho más incluso. Y es que los más de 16.000 forofos que acuden al Stark Arena convierten el feudo del Partizan en un auténtico infierno. El ambiente y la atmósfera que se genera acongoja.

Miedo escénico. Los que lo han vivido alguna vez puedan dar fe de ello. La caliente cancha del Partizan es una olla a presión que aprieta de lo lindo y puede llegar a paralizar. El Baskonia necesitará mucha sangre fría para no derretirse en esta caldera que sube la temperatura por el fervor de una grada que anima como pocas.

Así es. Fiel y ruidosa. 40 minutos sin dejar de apoyar. Puestos en pie, presionando a los árbitros, ovacionando cada gran acción de los suyos e intimando y mucho al rival.

Un auténtico infierno. El Mónaco lo vivió en sus propias carnes hace justo una semana. Fundidos por la excesiva temperatura ambiental, un cuadro monegasco que dominaba la Euroliga hasta esos momentos recibió un severo correctivo (100-80), en la que algunas de sus estrellas como es el caso de James no pudieron brillar como acostumbran. El exbaskonista tan solo pudo anotar 9 puntos con unos paupérrimos porcentajes de tiro 1/6 (16%), tanto en tiros de dos como de tres.

La afición blanquinegra llevó en volandas al equipo esa noche y los jugadores quisieron agradecer su enérgico apoyo celebrando junto a ellos esa inapelable victoria. Las imágenes de los pupilos de Obradovic metidos entre sus aficionados abrazados y cantando junto a ellos dieron la semana pasada la vuelta al mundo a través de las redes sociales.

La comunión entre el equipo serbio y la grada es total. Lessort hizo de maestro de ceremonias la mágica noche de Reyes y cogió el altavoz de uno de los miembros de la grada de animación para dirigir la orquesta y poner a todo el pabellón en pie celebrando al unísono la victoria ante el Mónaco.

Asusta. A este ambiente se va a enfrentar el Baskonia este viernes. Tocará templar los nervios. No será fácil. No solo por el ambiente hostil que les espera. Y es que el emergente baloncesto serbio lleva un tiempo apostando fuerte. El año pasado consiguieron llevar la Final Four hasta Belgrado y este año Partizan y Estrella Roja han conseguido formar potentes plantillas gracias a tirar de chequera. Ahí están los casos de Punter para los primeros y Vildoza o Campazzo para los segundos.

Espectacular ambiente en el Stark Arena, durante el partido entre el Partizan y Mónaco Partizan

La pesadilla de Perasovic

Al menos, el Baskonia ya sabe lo que es ganar al Partizan en su propia cancha. Cuatro veces se han medido unos y otros en Belgrado y el balance es de dos victorias para cada uno. La escuadra azulgrana se impuso en los dos primeros y cayó en los dos últimos. 

La primera visita al entonces Pionir se produjo en la extinta Recopa, en un partido que nunca olvidará el croata Velimir Perasovic sometido a un tremendo control por las fuerzas de seguridad serbias. Terrible la encerrona vivida ese 19 de diciembre de 1995, que se saldó con triunfo para los de Comas por 76-80. Ya en Euroliga ganarían el 16 de enero de 2002 con Ivanovic por 59-65, perderían el 3 de abril de 2008, bajo los mandos de Spahija en el segundo cruce de cuartos por 76-65, para sentenciar después el pase a la Final Four de Madrid en el Buesa y la última derrota se produjo un ya lejano 17 de noviembre de 2010 por 74-71