Por fortuna y salvo sorpresa, el Baskonia no volverá a pisar más esta temporada suelo alemán. Patinó la semana pasada en Berlín y también lo hizo hoy en Múnich, con la salvedad de que esta vez no compitió y fue un equipo irreconocible. Paso atrás en la pelea por el Top 8, un objetivo para el que habrá que seguir peleando de forma denodada en una segunda vuelta de Euroliga a cara de perro debido a la brutal competencia existente en la zona noble de la clasificación.

En plena cuesta de enero y con un calendario infernal por delante, el conjunto vitoriano recibió de su propia medicina. Con la precisión propia de un cirujano, un voraz Bayern le cosió a triples, una especialidad que domina como nadie, en una noche de brazos caídos generalizada.

Fue uno de los peores partidos de la temporada, al nivel de los jugados en Manresa y Atenas ante el Panathinaikos, por lo que el triste desenlace fue inevitable. La única buena noticia de la noche es que la escuadra alavesa salvó el basket average. Con eso está todo dicho.

A remolque desde el cuarto inicial, el Baskonia fue un constante quiero y no puedo en tierras bávaras. Fue un equipo blando y huérfano de acierto que cedió ante el empuje, el dinamismo y la efectividad letal desde el 6,75 de un Bayern muy superior en todas las facetas. No encontró rendijas por las que meterse en un encuentro torcido desde que se lanzó el balón al aire y en el que las distintas probaturas de Peñarroya para revertir el signo de la velada carecieron del efecto esperado.

El técnico catalán tuvo que parar rápidamente el partido ante el severo desconcierto azulgrana de los primeros compases, presididos por la falta de ideas en ataque y la tibieza generalizada en labores defensivas que permitió el lucimiento de Winston.

34 puntos encajados en un cuarto

Peñarroya se vio obligado a poner en liza antes de lo esperado a varios pesos pesados que no habían figurado en el cinco inicial con el fin de lavarle la cara a un Baskonia convertido en un coladero. Sin ser un equipo anotador y rebosante de un talento desbordante, el Bayern disfrutó de triples muy liberados y licencias de todo tipo para hacer sangre en un marcador adverso.

Prueba de ello fueron los 34 puntos anotados por los hombres de Trinchieri en el primer cuarto con cerca de un 90% de acierto desde la larga distancia. El Baskonia quiso ganar en Múnich sin bajar al barro, es decir limitándose a intercambiar canastas con un rival que aceptó el envite y se sintió cómodo en una noche a pecho descubierto.

La velada se equilibró a duras penas en cuanto hizo acto de presencia el pistolero más despiadado del Viejo Continente en la actualidad. Howard entró en trance para anotar los nueve primeros puntos de su equipo del segundo cuarto y revivir al Baskonia, penalizado en este tramo de la velada por su rápida entrada en el bonus.

El escolta norteamericano volvió a convertirse en un arma de destrucción masiva para devolver algo de aliento a los suyos, aunque cualquier intento de remontada siempre se vio coartado por la laxitud atrás. Precisamente la tercera falta de Howard al poco de arrancar el tercer cuarto fue un problema añadido para el Baskonia, preso de cierta ansiedad para intentar regresar al partido, otra vez sin noticias de Enoch bajo los aros y que no contó en el Audi Dome con una aseada versión de jugadores predestinados a elevar la mordiente como Marinkovic y Giedraitis.

El desenfreno anotador de los minutos inaugurales dio paso a un encuentro más tosco, pesado y carente de chispa, en parte por las continuas faltas que perjudicaron mucho más los intereses azulgranas. Walden elevo la máxima para el Bayern en el minuto 27 con un nuevo triple y Peñarroya comenzó a pensar poco a poco en el siguiente compromiso de Belgrado introduciendo a jugadores inéditos hasta ese momento como Kurucs y Díez.

El infierno del Kombank Arena, próxima parada de un Baskonia obligado a cicatrizar heridas y reencontrarse con su mejor versión. Nadie dijo que la vitola de cuartofinalista continental iba a ser fácil, más en una temporada donde las expectativas no eran, a priori, muy elevadas.