Iñigo Royo es uno de los contadísimos jugadores vitorianos que se codea a un nivel importante dentro del mundo del baloncesto. Canterano del Baskonia desde bien pequeño, los últimos pasos del joven ala-pívot de 22 años están teniendo lugar a muy pocos kilómetros de casa, en concreto el Juaristi Iraurgi de LEB Oro, donde se ha asentado como uno de los principales bastiones del modesto equipo guipuzcoano. Tras su reciente renovación por una temporada más, el gasteiztarra no pone límites a su ambición, eso sí siempre desde una elogiable humildad.

Acaba de concretarse su continuidad en el Iraurgi. Satisfecho, ¿no?

–Sí, la verdad es que tenía muchas ganas de seguir en Azpeitia. Estoy muy involucrado en el proyecto y contento con los compañeros. Más o menos, sigue el bloque que llevamos juntos tres años con los jugadores que son de aquí. Les conozco bastante y he conseguido una buena química con ellos. Por eso, estoy ya con muchas ganas de empezar.

Será su tercera temporada en el Iraurgi y no le va a pillar nada como novato. ¿Está completamente asentado dentro del club?

–Sí, es mi tercera campaña, pero los dos primeros años he estado yendo y viniendo todos los días. A partir de ahora, ya podré vivir en Azpeitia y cambiar de hábitos porque ya he terminado la carrera universitaria, entonces estaré más a gusto. Por lo demás, ya conozco a la gente y por razones obvias todo puede resultar más sencillo.

Iñigo Royo es uno de los contadísimos jugadores vitorianos que se codea a un nivel importante dentro del mundo del baloncesto. Redacción DNA

¿Qué objetivos se marca para este nuevo ejercicio?

–A nivel colectivo, los mismos que la temporada pasada, es decir competir contra todo el mundo, ponerle las cosas difíciles a todos los rivales y hacernos fuertes en casa, algo que fue importante durante la pasada temporada. El objetivo, aunque sea algo resultadista, es volver a lograr la permanencia. Y a nivel individual, quiero seguir creciendo y madurando como jugador y como persona. Me gusta siempre dar el cien por cien de mí mismo y poder crecer.

Para el que no lo conozca, la LEB Oro es una competición muy difícil que esta campaña, además, acogerá a dos ‘cocos’ como el Burgos y el Andorra. ¿Palabras mayores?

–Sí, por descontado. La verdad es que la pasada temporada ya había equipos de mucho nivel y que hayan descendido dos clubes de este calibre con unos presupuestos altísimos hará que la competición sea todavía más difícil. Sin embargo, no hay ninguna queja porque esto es, al final, lo que nos gusta a los jugadores. Siempre nos apetece enfrentarnos a gente buena y los mejores para poder aprender de todo el mundo y disfrutar así de esa competencia.

“Todo lo que he aprendido ha sido gracias a los muchos entrenadores que tuve en el Baskonia y la confianza que me dieron allí”

Tiene ahora mismo 22 años. ¿Cuál es su techo como jugador? ¿Hasta dónde quiere o puede llegar?

–Siendo sincero, no me marco ningún objetivo concreto. Yo tengo como fin dar mi cien por cien e ir mejorando poco a poco. Lo que trabaje determinará mi techo, pero no me quiero poner ningún objetivo a corto plazo.

"Me gustaría llegar a la élite con el fin de que sirva como motivación para los niños y la gente joven de Vitoria"

Sea sincero, ¿sueña con la ACB o tiene los pies en el suelo?

–Lógicamente es algo que me gustaría. Estando en LEB Oro, se supone que es algo que no está tan lejos. Yo creo que, si trabajo, mejoro y mantengo mi esencia de pelear siempre al cien por cien, es algo que se puede conseguir. Pero quiero ser humilde y estar con los pies en el suelo.

La lista de vitorianos que han competido en la élite no es muy extensa. ¿Es eso una motivación añadida para alcanzar la cúspide?

–Sí, la verdad es que no ha habido muchos. A mí me gustaría llegar a la élite con el fin de que sirva como motivación para los niños y la gente joven de Vitoria a la hora de que practiquen el deporte que tanto les gusta y no se rindan.

Iñigo Royo fue canterano del Baskonia desde bien pequeño. En la foto, en 2018.

Iñigo Royo fue canterano del Baskonia desde bien pequeño. En la foto, en 2018.

¿Cuál ha sido su recorrido como baloncestista?

–Estuve en la escuela del Baskonia, en la Fundación 5+11, desde los 7 años hasta que me viene al Iraurgi con 19.

“Cissoko, Savkov y Hanzlik son técnicamente muy buenos, han madurado y están más preparados para brillar en la élite”

¿Qué recuerdos conserva de su larga etapa en el Baskonia?

–Me ha supuesto principalmente todo. Mi primera experiencia en el baloncesto fue con ellos y llegué hasta LEB Plata. Todo lo que he aprendido ha sido gracias a muchos entrenadores que tuve allí y que también me dieron la confianza necesaria.

Maier Lizaso, presidenta del Iraurgi, asegura sin tapujos que ha progresado mucho como jugador y siempre le dedica buenas palabras. ¿Cómo se define?

–Principalmente lo que me define es la entrega sobre la cancha, pelear siempre por todos los balones y darlo todo, especialmente en defensa. Luego en ataque me gusta jugar bastante abierto y tirar de tres puntos, pero también puedo atacar el rebote ofensivo y pegarme bajo el tablero. Me definiría entonces como un jugador polivalente.

¿Ha tenido algún espejo en el que mirarse?

–En mi primer año de LEB Plata en el Baskonia me gustaba fijarme en Rinalds Malmanis, que fue compañero mío. Me fijaba en él porque me parecía un jugador interesante y del que podía aprender bastante. Luego, para mejorar el movimiento de pies en el poste bajo, prestaba atención a Luis Scola. Me han gustado muchos y no sabría decir uno concreto.

Ha sido compañero de Cissoko, Savkov y Hanzlik. ¿Cree que pueden ser el futuro del Baskonia?

–Está claro que técnicamente son jugadores muy buenos y como personas también son buenos chicos. Pavel y Ondrej maduraron bastante el año de LEB Plata y esta última campaña han dado otro paso adelante y les ha servido más a los tres. Están más preparados para brillar en la élite, aunque Sidy quizá tenga más físico que los otros dos. Creo que si siguen trabajando como lo vienen haciendo estos últimos años, podrán llegar muy lejos.