“Nuestro gran problema son los rebotes ofensivos. Les hemos dado muchas segundas oportunidades”, advirtió Ivanovic antes del descanso. Pues bien, al término del partido el técnico balcánico volvió a señalar como clave la superioridad blanca en este aspecto. Las frías estadísticas así lo confirman. El Baskonia pagó muy caro las segundas oportunidades dadas al Real Madrid ayer en el Buesa Arena. El conjunto blanco dobló en capturas a la escuadra azulgrana al término del partido, con 45 rechaces cogidos por 24.

La superioridad de los de Laso en este aspecto fue clave para decantar el partido. Sobre todo en los rebotes ofensivos. El cuadro merengue cogió la friolera de 20 balones debajo de la canasta baskonista. Los Yabusele, Tavares y Poirier camparon a sus anchas bajo los aros baskonistas. Rebote y canasta fácil. Así una y otra vez. Impotentes ante la superioridad rival a la hora de pelear por el rebote.

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Definitivo fue lo ocurrido en el segundo cuarto. 17 capturas cogió el conjunto blanco en esos diez minutos, por solo tres la tropa de Ivanovic. Muy lejos. Nueve rebotes fueron ofensivos además. Otras nueve segundas oportunidades para anotar canasta que el conjunto blanco no desaprovechó y ahí comenzó a escaparse y sentenciar el partido.

El mejor en este aspecto fue el exbaskonsita Vincent Poirier con diez capturas. Muy superiores a los pívots baskonistas. De hecho, el interior galo consiguió él solo seis capturas en ataque, las mismas que todo el Baskonia junto. Muy, muy lejos en este aspecto. Condenados por el rebote. Y no es la primera vez. Ante el Zenit dos días antes volvió a pasar lo mismo. 52 capturas consiguió el cuadro ruso frente a tan solo 27 el conjunto baskonista. Casi doblados otra vez.

Pablo Laso supo sacar partido de la superioridad de sus jugadores en la zona ante un Baskonia empequeñecido. Pálido en la pintura. Los fríos números vuelven a sacar los colores en este aspecto también a los pupilos de Ivanovic. 18 puntos consiguió la tropa de Ivanovic frente a los 32 aportados por los pívots del Real Madrid.

No fueron los únicos males del equipo azulgrana en la tarde de ayer en el Buesa Arena. La falta de circulación de balón y la capacidad para crear juego fue de nuevo otra pesadilla para el Baskonia. Incapaces de buscar soluciones fáciles. Recurriendo de nuevo al uno contra uno.

Bote, bote y más bote sin pasar el balón y agotando cada posesión hasta que al final cada jugador del Baskonia acababa haciendo la guerra por su cuenta para finalizar con un tiro forzado o perdiendo de nuevo un balón, otra de las lacras de esta temporada. 13 balones se regalaron ayer. Algo menos que en jornadas anteriores, pero no es suficiente para un equipo que no carbura.