Este sábado fue un día de reencuentros en el Buesa Arena. No en vano, muchos componentes de un equipo aún incompleto estaban citados por la tarde en el recinto de Zurbano para protagonizar una primera toma de contacto e intercambiar impresiones. Por delante muchos meses en los que, a la espera de cómo se termine rematando una plantilla con bastantes incógnitas en la cuerda interior, el primer objetivo radicará en la consecución de una química ideal que permita volar muy alto en todos los frentes competitivos.

La gran novedad fue la presencia de Rokas Giedraitis como uno más en el recinto de Zurbano. El alero lituano ha permanecido todo el verano en la rampa de salida por su posible desembarco en la NBA, pero finalmente todo hace indicar que terminará conservando su taquilla dentro del vestuario azulgrana.

Su elevada cláusula de rescisión -un millón de dólares- y la falta de ofertas convincentes procedentes del otro lado del charco presagian su continuidad en el Baskonia, donde todavía tiene dos años más de contrato hasta junio de 2023 y podría formar una explosiva pareja en la cuerda exterior junto a Simone Fontecchio.

Quien mantiene un futuro de lo más incierto, algo que no ha cambiado desde el final de la pasada temporada, es Youssoupha Fall, un prototipo de pívot que no encaja con los postulados de Ivanovic y al que se le sigue buscando una salida en el mercado francés. Un problema añadido del gigante senegalés es que, al margen de su elevado sueldo, arrastra problemas físicos en la planta del pie y, en principio, no podrá trabajar al mismo ritmo que sus compañeros.

Si el viernes fueron Arturs Kurucs y Vanja Marinkovic los primeros en dejarse ver en la capital alavesa para dar el pistoletazo de salida a la pretemporada, hoy le llegó el turno a Tadas Sedekerskis y la pareja de bases que estará al frente del timón del Baskonia en la campaña 2021-22. Si las lesiones les respetan, Alec Baldwin y Jayson Granger están predestinados a conformar una de las parejas más solventes del concierto continental.

Ambos tienen cualidades hasta cierto puntos similares con una notable facilidad anotadora y capacidad de desequilibrio en el uno contra uno. En el caso del purasangre estadounidense ya demostró el pasado curso durante su periplo en el Bayern que pocos jugadores a este lado del Atlántico están a su misma altura en cuanto a atleticismo, velocidad y capacidad física.

Por su parte, el uruguayo regresa a Vitoria dispuesto a desquitarse del mal sabor de boca que le dejó su trienio anterior entre 2017 y 2020, presidido por sus reiteradas desgracias con las lesiones. En su última parada en el Alba, donde sí gozó de continuidad y fue una pieza clave del doblete, puso de manifiesto que tiene mucho baloncesto en sus manos para tomarse su particular revancha y enseñar a la afición azulgrana de lo que es capaz.

Al frente de todos ellos estuvo Ivanovic, convertido en el centro de todas las miradas debido a una llamativa camiseta verde donde aparecía serigrafiada su silueta con la inseparable visera y un mensaje dirigido a navegantes: “A veces, la realidad supera los sueños”.

Una de las míticas frases del entrenador montenegrino, acuñada después de que el Baskonia conquistara los inolvidables entorchados ligueros de los años 2010 y 2020, vuelve a suponer el mejor caldo de cultivo para que sus jugadores rompan moldes y discutan la hegemonía de los grandes.

Tras esta primera toma de contacto en el Buesa Arena, los jugadores comenzarán a someterse mañana mismo a los pertinentes exámenes médicos y también a las pruebas PCR antes de alternar el trabajo físico y táctico a partir del próximo martes en el Bakh. La carga será intensa en jornadas dobles ya que los primeros amistosos de la pretemporada se encuentran a la vuelta de la esquina.