Tras el hito del pasado ejercicio en la Fuente de San Luis de Valencia que le convertía en el defensor del título, un bajón inesperado. El Baskonia se despidió ayer de una Liga Endesa en la que ha quedado fuera del grupo de elegidos. Su ausencia en las semifinales constituye una evidente decepción para un equipo cuya obligación radicaba, al menos, en alcanzar la ronda de semifinales.

La Fuente de San Luis supuso ayer el punto y final a una trayectoria presidida por una línea descendente dentro del frente doméstico. Tras acabar en quinta posición la fase regular y verse emparejado con el Valencia Basket, el riesgo de unas vacaciones prematuras era evidente debido al potencial taronja.

Pues bien, la derrota a orillas del Turia en el tercer encuentro de la eliminatoria se encargó de poner un feo borrón a una temporada, por momentos, brillante y notable en la que el Baskonia casi siempre ha sido un grupo extremadamente competitivo.

Alcanzar la antesala de la final era el objetivo que le corresponde por jerarquía, presupuesto y plantilla, pero el Baskonia no ha podido satisfacer el objetivo por distintas razones. Entre el cansancio físico y mental de un ejercicio donde muy pocos jugadores han tirado del carro, el brote de coronavirus que ha afectado al vestuario en un momento crítico, los clásicos rumores de mercado que afectan por estas fechas a jugadores básicos -los aficionados ya tienen asumido que Henry, Giedraitis y Polonara no seguirán en Vitoria- y la sensible marcha de Vildoza a los Knicks de la NBA que ha dejado el juego exterior falto de creatividad, el conjunto vitoriano se ha visto apartado del primer plano de forma muy prematura.

Antes de este play off por el título, el Baskonia ya había dejado de ser aquel grupo tan fiable que fue capaz de edificar grandes gestas a lo largo de la temporada. Desde el adiós continental, únicamente había sido capaz de ganar al Estudiantes y Gipuzkoa Basket encadenando un buen número de derrotas, casi todas ellas cortadas por el mismo patrón de la falta de contundencia atrás y la espesura ofensiva.

Tras la injusticia arbitral vivida en el primer asalto en Valencia con la falta de Vives a Henry no señalizada y el atisbo de ilusión generado por el triunfo del pasado miércoles en el Buesa Arena, el Baskonia volvió a hincar ayer la rodilla en el partido de la verdad donde se jugaba todo a una carta. Ahora le ha tocado vivir el mismo traumático final que en varias ocasiones en el pasado reciente.

La última vez que el conjunto azulgrana quedó eliminado en la primera ronda databa del curso 2018-19. En aquella ocasión, el Zaragoza de Porfi Fisac se convirtió en su inesperado verdugo por 0-2. Previamente, también había vivido un trienio negro entre 2012 y 2015 quedándose fuera de las semifinales durante tres ediciones ligueras consecutivas. En la 2012-13 se vio apeado por el Gran Canaria, en la 2013-14 sucumbió ante el poderío del Barcdelona mientras que en la 2014-15 fue el Unicaja el verdugo del equipo entrenado en aquel momento por el vitoriano Ibon Navarro.