- La milagrosa victoria del TD Systems Baskonia contra el Zenit de San Petersburgo el pasado jueves volvió a evidenciar la existencia del Carácter Baskonia, una especie de religión propia que profesa el conjunto gasteiztarra y que se basa en no perder nunca la fe. En Rusia no lo hizo en ningún momento, ni siquiera cuando perdía a falta de cinco minutos por 14 puntos, 72-58, y las sensaciones eran las de un equipo derrotado, incapaz de hacer frente al inquebrantable muro de cemento construido por el combinado de Xavi Pascual. Cuando menos se les esperaba, aparecieron Polonara y Henry, los ángeles de la guarda azulgranas esta temporada, para unirse a Peters, Vildoza y Giedraitis y protagonizar un parcial de 0-19 que dio la vuelta al marcador en cuatro minutos, manteniendo vivas las posibilidades de entrar en el play off y levantando a la afición baskonista de sus asientos. Para cualquier otro equipo esto habría sido un milagro digno de ser analizado por Iker Jiménez, pero para el club alavés, según informa Rubén Gazapo (baskonistas.com) a DNA, no es un caso aislado.

El TD Systems Baskonia no es precisamente un novato en el arte de remontar partidos que parecían perdidos y a lo largo de su historia ha protagonizado varias reacciones épicas en la Euroliga, de esas que crean afición y alimentan las fábulas sobre el carácter del combinado gasteiztarra. Ya desde la primera edición de la Euroliga, en la temporada 2000-01, el Baskonia demostró ser un equipo que nunca baja la cabeza, obligando a sus rivales a no dar nunca un partido por terminado con camisetas azulgranas enfrente. En los cuartos de final de aquella campaña, los entrenados por Dusko Ivanovic se midieron al Olympiacos en una eliminatoria que los alaveses encarrilaron adjudicándose el primer partido en el Estadio de la Paz y la Amistad. Los griegos parecían tener el duelo controlado al descanso, cuando se imponían por 19 puntos, 41-22. En la segunda mitad, sin embargo, Dusko Ivanovic planteó una defensa zonal de 2-3 e introdujo a Benett y a Corchiani, forzado por la acumulación de faltas de Stombergas y Timinskas. El plan salió a la perfección, el equipo secó al rival con un parcial de 10-28 en el tercer cuarto y logró imponerse definitivamente por 72-78, ante la incredulidad de la afición local. Victor Alexander, con 22 puntos, y la pareja Corchianni-Benett, con 28 en toral, se erigieron como héroes de la remontada.

La siguiente temporada, el seis de marzo de 2002, el Baskona visitó la cancha del Maccabi en la segunda jornada del Top-16. Los de Tel Aviv dominaron el encuentro con mano de hierro y concentraron todas las apuestas hasta el final. En el ecuador del tercer cuarto, los locales parecían tener cerrado el partido, con un 49-35 a su favor y sensaciones muy positivas. Sin embargo, el Baskonia entró en calor desde la línea de 6,75 metros gracias a Corchiani, Foirest y Bennett y le dieron la vuelta a la tortilla con un parcial de 19-35. Parecía que no sería suficiente, pero un triple de Elmer Bennett sobre la bocina silenció el pabellón y supuso la victoria para el cuadro visitante, 77-78.

Sin embargo, si hay una remontada que ha permanecido mucho tiempo clavada en la retina de los aficionados y lo seguirá estando, es aquella increíble victoria contra la Cibona de Zagreb, el 11 de marzo de 2010. El combinado gasteiztarra necesitaba ganar superando en el basket average al Khimki para conseguir el pase para el play off de la Euroliga. Con un Fernando Buesa Arena a rebosar, las posibilidades de clasificarse para la fase final se diluían con el paso de los minutos, ya que el conjunto croata, entrenado por aquel entonces por Velimir Perasovic, dominaba el partido y el Khimki pasaba por encima del Olympiacos simultáneamente, obligando a los alaveses a ganar por una renta superior a los once puntos. A falta de seis minutos para el final, el tapón de Gordon sobre Oleson provocó que muchos aficionados dejaran el pabellón ante la imposibilidad de lograr la clasificación.

En ese momento, el equipo perdía por 14 puntos, 58-72, pero no le perdió la cara al partido. Los croatas, que cargaron de minutos a Udrih, Gordon y Tomas, se vinieron abajo físicamente y el Baskonia los alcanzó en el marcador a base de garra y corazón. Conociendo el resultado del Khimki, Marcelinho Huertas falló el primero de sus tiros libres -aunque el que quería fallar era el segundo- y metió el otro con suspense para forzar la prórroga y tener la oportunidad de ganar por una ventaja mayor. Los alaveses endosaron un parcial de 24-12 en los cinco minutos extras y consiguieron la victoria por 102-90. El Khimki, que se había confiado viendo lo difícil que lo tenía su rival, solo ganó de 13 puntos, y eso que llegó a tener una ventaja de 20. El Baskonia, en contra de todas las leyes de la lógica, estaba en el play off de la Euroliga.

En las últimas temporadas de Euroliga el Baskonia no ha dejado de cuajar remontadas tan inesperadas como meritorias. La edición 2013-14 la cerró con el mejor sabor de boca posible, tumbando 86-97 al Barcelona de Xavi Pascual, víctima el jueves de la resurrección gasteiztarra. El Barça tuvo el partido bajo control durante la primera parte, secando al cuadro visitante y alcanzando una renta de 50-35 al descanso. Cuando los alaveses parecían derrotados, un Nocioni intratable hizo su aparición y metió 19 puntos en el tercer cuarto para un parcial de 10-31 favorable a los de Scariolo. Cuando los locales quisieron reaccionar, perdían por 14 puntos, 64-78 gracias a la aportación de Causeur y San Emeterio, que se sumaron a la fiesta de anotación iniciada por Nocioni. El argentino terminó con 37 puntos y 35 de valoración en una de sus mejores noches con la elástica baskonista.

Algo similar ocurrió en el duelo contra el Real Madrid en el Buesa Arena el uno de abril de 2016. Esta vez fue Mike James quien con 18 puntos anotados en el tercer cuarto tiró por tierra la ventaja de diez puntos cosechada por el Real Madrid en la primera mitad, que terminó 36-46. Un triple de Davis Bertans a tres segundos del final puso el 89-88 definitivo en el electrónico, haciendo enloquecer el pabellón.

Las remontadas más recientes tuvieron lugar el año pasado, ambas con Dusko Ivanovic al mando. El último partido de la pasada Euroliga, antes del confinamiento, se saldó con una épica victoria contra el Alba Berlín. Los alemanes comandaban en el marcador por 17 puntos en el minuto 28, pero el Baskonia tiró de pundonor y terminó apuntándose el triunfo en un final de infarto, gracias a un triple de Janning a falta de tres segundos y un taponazo de Shengelia acto y seguido, que hicieron rugir al Buesa Arena por última vez hasta el día de hoy. Seguro que el pabellón habría vibrado igual el pasado 29 de diciembre, cuando un Baskonia liderado por Polonara desmontó al Valencia Basket, que vencía por un sólido 41-56 en el ecuador del tercer cuarto y terminó derrotado 71-70. Kalinic tuvo la oportunidad de evitarlo, pero la fortuna sonrió al Baskonia y su triple sobre la bocina no entró. Si alguien se perdió el partidazo del jueves por apagar el televisor antes de tiempo, puede estar tranquilo. No es la primera ni será la última remontada del Baskonia. Va implícito en su carácter.

Olympiacos-Baskonia (2001). Los griegos tenían el primer partido de cuartos encarrilado con un 41-22 al descanso, pero el acierto de Bennett y Corchiani propició la remontada hasta el 72-78.

Maccabi-Baskonia (2002). El 6 de marzo de 2002 el Bakonia logró reponerse a una desventaja de 49-34 en el ecuador del tercer cuarto e imponerse con un triple de Bennett sobre la bocina, 77-78.

Baskonia-Cibona (2010). Con un resultado adverso de 57-71 en el minuto 34, las opciones de play off se esfumaban para los locales, que debían ganar con una ventaja importante. Milagrosamente, forzaron la prórroga y lograron su objetivo con el 102-90.

Barcelona-Baskonia (2014). 19 puntos de Nocioni en el tercer cuarto trituraron la ventaja local de 50-35 al descanso. Finalmente, 86-97 para el Baskonia.

Baskonia-Alba Berlín (2020). La última fiesta en el Buesa Arena. De 39-56 a 73-72 con triple de Janning y tapón de Shengelia en el momento decisivo.