El TD Systems Baskonia logró ayer la victoria en casa del Khimki sin excesivo esfuerzo en un partido que el conjunto gasteiztarra tenía perfectamente estudiado. El Khimki, que está viviendo un auténtico calvario esta temporada tanto dentro como fuera de la cancha, presentó un plantel reducido y afectado especialmente en la posición de pívot y ala-pívot, donde a lo largo de la campaña ha ido perdiendo a Devin Booker, Jonas Jerebko y Greg Monroe, interiores de mucho renombre que no han dado la talla y han salido en desbandada de un equipo en delicada situación económica tras una inversión por encima de sus posibilidades. A ello se le sumó además ayer la baja por lesión de Valiev, el baloncestista más alto que queda en nómina con 2,05.
Ante esta situación, Dusko Ivanovic no dudó en explotar la inferioridad interior rusa y alineó de inicio a Youssoupha Fall. Con 2,21 de altura, el pívot senegalés jugó con enorme comodidad frente a Jordan Mickey, el hombre más alto del Khimki con 2,03 metros que, además, estuvo obligado a ser más blando de lo normal en defensa para evitar acumular faltas y dejar a su equipo aún más vendido. Para Fall, el encuentro fue un juego de niños. De hecho, falló más de una canasta cantada bajo el aro, sorprendido quizá por la falta de oposición rival. Finalmente, fue el máximo anotador visitante y se quedó cerca del doble doble con 14 puntos y 9 rebotes, para 21 de valoración. No fue su mejor partido, pero sí el más cómodo en lo que va de curso.
Los números de Jekiri, con dos puntos y cuatro rebotes, no fueron tan buenos, pero también colaboró a complicarle la vida a los aleros que se fueron turnando en el puesto de pívot mientras Mickey, que jugó más de 33 minutos, descansaba. Que el norteamericano, a pesar de no tocar apenas el banquillo, tan solo recogiera tres rebotes en todo el partido habla de la enorme superioridad de los de Dusko Ivanovic en estas tareas, que ayudó a compensar los 16 balones perdidos por el Baskonia.
Las cifras hablan por sí solas. El combinado alavés recogió 48 rebotes, el doble que su rival, que se quedó en 24. Además de Fall, Polonara cazó nueve balones, mientras que Giedraitis y Vildoza se quedaron con seis. Que el base argentino recogiera más rebotes que cualquier jugador del Khimki no deja en buen lugar a los rusos, a quienes, además de centímetros, les faltó actitud. De hecho, sus máximos reboteadores fueron dos de sus hombres exteriores, Zaytsev y Shved, con cuatro rebotes cada uno.
A partir de su superioridad en el juego interior, el TD Systems Baskonia fue capaz de generar espacios para sus lanzamientos exteriores y aprovechar la nula capacidad intimidadora de la defensa rival para penetrar hasta el aro como un cuchillo en la mantequilla. Los gasteiztarras no podían permitirse ayer una derrota de ninguna manera y castigaron sin piedad los enormes agujeros del Khimki, condenado a deambular durante lo que queda de Euroliga y preparar un futuro en el que tanto las cuentas como las piezas de la plantilla encajen.
El TD Systems Baskonia, por su parte, no debe confiarse tras la victoria, ya que posiblemente no vuelva a encontrarse con un rival más vulnerable que el de ayer, que definitivamente no estuvo a la altura.