Que nadie entierre prematuramente al Baskonia en esta imprevisible Euroliga, donde todavía restan muchos capítulos por escribirse y las matemáticas no dan la espalda de una forma definitiva. El Top 8 aún no es un sueño inalcanzable para el equipo vitoriano, de nuevo en su versión más explosiva para someter con extrema claridad al Real Madrid. En un ejercicio de suficiencia completamente inesperado pese a la consabida decadencia merengue, Ivanovic y sus pupilos escribieron una de las páginas más emotivas desde el comienzo de la temporada.
Fue una superioridad por momentos aplastante en el WiZink Center, coronada con una dulce paliza que costará su tiempo olvidar. A este empequeñecido Madrid ya le falta la joya de la corona (Campazzo), no ha fichado un recambio solvente para la dirección ante la política de contención en el gasto de Florentino y también mantiene fuera de combate a varios primeros espadas, pero ello no resta ni un ápice de mérito a la conmovedora exhibición de un TD Systems convertido en un martillo pilón. La tropa alavesa vivió una de esas noches mágicas en la capital, donde afloró por encima de todo un primoroso trabajo colectivo que, añadido al estado de gracia de ciertos jugadores en el plano individual, brindó una victoria mayúscula.
Alguno podrá quedarse con la magia de un Vildoza por fin desatado, otros con el arrebatador talento de Peters y los habrá que alaben el colmillo afilado de un Polonara omnipresente en todas las facetas, pero Ivanovic consiguió un grupo armónico en el que todos remaron en la misma dirección. Antes de la traca final en forma de misiles desde la larga distancia, el técnico montenegrino también se nutrió de la muñeca de seda de Giedraitis, del físico de Tadas y la solidez de Jekiri. Una exhibición sin paños calientes que, al margen de mantener vivo el sueño continental, refuerza la autoestima alavesa en vísperas del asalto a la séptima Copa del Rey de la historia.
Salvo esa pequeña desconexión en los instantes previos al intermedio con un parcial desfavorable de 11-0, el TD Systems desfiguró por completo el rostro de un timorato gigante blanco. A raíz de un triple de Llull que elevó el empate a 39, llegó el diluvio universal sobre el aro local. Incapaz de capear el temporal y enterrado por los problemas físicos de Tavares, el hombre que mínimamente le había devuelto algo de resuello, el Real Madrid fue víctima de un tiroteo salvaje. Le comió la moral un Baskonia superlativo cuyos pistoleros entraron en erupción.
Cuando un halo de pesimismo invadía al personal en los últimos tiempos, vuelve a emerger un rayo para la esperanza. El equipo vitoriano se ha subido nuevamente a una ola positiva en esta montaña rusa de emociones en que se ha convertido su tránsito por la máxima competición continental. Y es que todo salió a pedir de boca en una noche para enmarcar.
El emparejamiento entre Llull y Sedekerskis fue una mina de oro en un primer cuarto de ensueño que sentó las bases de una rotunda victoria. El emergente lituano posteó una y otra vez al liviano Llull para extraer ventaja de su superioridad física sin que Laso reaccionara a la hora de taponar la herida. La contundencia interior de Jekiri y la eficacia de Peters y Giedraitis desde la larga distancia también dieron alas al equipo azulgrana, capaz de provocar un incendio en el WiZink Center.
El técnico vitoriano metió toda su artillería a partir del segundo cuarto y, tras unos desangelados primeros minutos en pista, Tavares comenzó a hacer de las suyas para contribuir al equilibrio de fuerzas. El caboverdiano se dejó sentir una vez más en la parte central del duelo gracias a sus enormes entáculos, pero Ivanovic esperó hasta bien entrado el tercer cuarto para introducir a su alma gemela Fall en busca de antídotos contra su intimidación.
Tan solo una pájara ofensiva de los hombres de Ivanovic en los cinco minutos previos al intermedio alimentó de forma estéril las esperanzas de remontada del Real Madrid. Una jugosa renta (23-37) se esfumó en un santimén, pero esta vez no hubo espacio para recaídas ni desfallecimientos. Polonara también se sumó a la causa azulgrana con una álgida producción en el tercer cuarto, sin obviar que en los momentos de apretura el acierto exterior sostuvo los robustos cimientos baskonistas. En definitiva, un subidón de los buenos.- Ficha técnica:
64 - Real Madrid (15+19+18+12): Llull (5), Deck (8), Abalde (12), Garuba (2) y Tyus (6) -cinco inicial-, Alocén (7), Causeur (7), Thompkins (5), Rudy Fernández (6), Tavares (6) y Taylor.
84 - TD Systems Baskonia (28+9+23+24): Henry (6), Sedekerskis (4), Giedraitis (14), Peters (16) y Jekiri (9) -cinco inicial-, Vildoza (13), Raieste, Diop (2), Fall (2), Polonara (18) y Dragic.
Árbitros: Robert Lottermoser (ALE), Olegs Latisev (LET) y Robert Vyklicky (RCH) Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a la 24ª jornada de la Euroliga disputado en el Palacio de los deportes (WiZink Center) de Madrid, sin espectadores por las medidas sanitarias contra la pandemia de coronavirus.