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La ansiada liberación

El Baskonia sale de su estado de depresión con una convincente victoria ante el Zalgiris en un partido redentor a todos los niveles

La ansiada liberación

- Quizá sea una alegría que llegue demasiado tarde para reengancharse a la pelea por el Top 8. Puede que los daños hayan sido irreparables tras una infernal racha de derrotas en los últimos tiempos, pero el Baskonia aún se resiste a capitular en una Euroliga donde ha cedido excesivo terreno. La visita del Zalgiris al Buesa Arena sirvió, al menos, para devolver al equipo vitoriano algo de oxígeno en una frenética carrera donde ya hay codazos y golpes bajos en pos de la ascensión hacia la zona noble.

Llegó por fin la ansiada liberación por la que tanto suspiraba un grupo no solo con las piernas pesadas sino también con algún demonio en la cabeza que le ha llevado por la calle de la amargura. Pese al amago de desfallecimiento en los minutos finales y ver recortada sus plácidas ventajas hasta ese inquietante 74-68 fruto de la mordiente de Grigonis, el Baskonia completó ante los bálticos una faena de aliño que le permitirá ahuyentar fantasmas y alimentar esa confianza extraviada en algún lugar.

Tres semanas después de que el CSKA hincara la rodilla en el Buesa Arena, la tropa alavesa se reconcilió con la victoria en la Euroliga. No es algo baladí para un equipo que venía de donde venía y que por momentos desfiguró el rostro de una de las revelaciones de esta edición continental. Ivanovic y sus pupilos hicieron las paces consigo mismos con la puesta en práctica otra vez de ese baloncesto de altas revoluciones y rebosante de energía que tantos grandes momentos ha deparado en la actual temporada.

Fue esta vez el TD Systems un grupo fresco de piernas, centelleante y sostenido por una gran presencia física en todas las posiciones. El Zalgiris arrancó como un cohete y metió el miedo en el cuerpo en los albores antes de verse sobrepasado por la efervescencia azulgrana. No hubo que lamentar recaídas fatales en una noche de claro dominio baskonista y con aroma a redención para varios jugadores inmersos en un serio bache.

Regresó ese equipo encorajinado capaz de morder, puntear los tiros rivales y frenar a los estiletes lituanos. Mucho tiempo después, el TD Systems supo endurecer su coraje y minimizar las virtudes de un rival desfigurado. Una vieja sensación de autoridad frente a un Zalgiris en el que Grigonis, Walkup, Lauvergne y compañía se vieron borrados del mapa.

Con todo, Henry tuvo que desempeñar el rol de apagafuegos para evitar males mayores en un partido sumamente cómodo hasta casi el cuarto final. Ya fuera por un exceso de relajación, el habitual cansancio o el meritorio toque de corneta liderado por Grigonis, el Zalgiris quiso morir matando. En ese momento de indecisión, un oportuno palmeo y un triple del base estadounidense frenaron en seco el intento de escalada del cuadro báltico y dejaron en casa un triunfo que aún prolonga las remotas esperanzas de soñar con el Top 8.

Se sostuvo con la defensa un equipo que no necesitó grandes alardes de Polonara o Giedraitis, pero agradeció la irrupción de algunos secundarios. Ivanovic puso rápidamente cara de circunstancias ante el tibio arranque de un Baskonia cuya defensa tan hundida fue castigada una y otra vez por el Zalgiris desde el 6,75. Fall, empeñado en fallar canastas a un palmo del aro con una alarmante falta de confianza, fue el primer foco de la ira del técnico montenegrino. El gigante senegalés pasó de puntillas por las velada, pero no así un Jekiri rocoso en la marca a Lauvergne ni un Diop reconocible con sus tapones.

El conjunto alavés se redimió de sus pecados ofreciendo los mejores minutos de los últimos tiempos. Henry, uno de los señalados el miércoles en Francia, marcó el tempo de la velada con la solvencia de antaño, aunque el TD Systems puso más argumentos encima de la mesa para decir adiós a su peor racha de la temporada en la Euroliga.

Con una renovada facilidad para meter manos atrás, activado de piernas a la hora de sumar al galope y también preciso desde la larga distancia gracias, en parte, a la resurrección de Vildoza, el Baskonia vio allanado el camino hacia la victoria. A tres victorias del octavo y con once jornadas por delante, el margen de error es nulo. La duda reside en si esta alegría permitirá dejar atrás el estado de depresión o pronto llegarán otra vez las recaídas.

Defensa y correr El Baskonia recobró la autoestima frente a los lituanos gracias a las virtudes que ha paseado en muchos tramos de esta campaña. Reapareció por fin ese equipo enérgico que muerde en defensa y sale al galope con facilidad. Una buena mezcla para salir del oscuro callejón en el que estaba anclado desde hace esas semanas tras el épico triunfo ante el CSKA.

Sin miedos en el epílogo En una noche donde Jekiri y Diop brindaron consistencia al juego interior, aún tuvo tiempo el Zalgiris para meter el miedo en el cuerpo con ese 74-68 a falta de tres minutos para la conclusión. Entonces apareció un providencial Henry para dejar el triunfo en casa.