- Con Dusko Ivanovic no suele haber lugar para medias tintas. O juegas como él quiere o te ves relegado al ostracismo. Además de obedecer las consignas del entrenador, el baloncesto profesional requiere osadía para hacerte un hueco y llegar a forjarte una carrera.

El Baskonia es un equipo corto, eso ya se sabe, pero se convierte en aún más exiguo cuando el entrenador montenegrino es el jefe de la pista. A Ivanovic no le importa reducir las rotaciones cuanto haga falta si consigue así que el equipo despliegue el baloncesto intenso y sin límites que tanto le gusta.

Por eso Jordi Trías se convirtió en el MVP de la Copa de 2007 cuando jugaba en el Barcelona a las órdenes del hoy entrenador baskonista. Por eso también Marc Gasol no llegó nunca a maridar con Ivanovic y se tuvo que marchar al Askasvayu para crecer y sentar las bases que le convertirían en una figura y campeón de la NBA.

Por eso un suplente como Polonara casi ha conseguido que los aficionados baskonistas no echen de menos a Shengelia. El italiano ha crecido tanto de la mano de Ivanovic que puede ahora considerarse uno de los ala-pívots más importantes de Europa.

Hay más ejemplos de la importancia de conectar con el entrenador. Para bien y para mal. Quizá algunos jugadores de hoy tendrían que repasarse vídeos del pasado para entenderlo. Así comprobarían que un jugador como Sergi Vidal puede llegar a la selección española, que estaba considerado por Ivanovic como un pilar fundamental en su equipo por su entrega defensiva y excelente lectura del juego a pesar de que, a priori, su principal virtud residía en el ataque.

En el Baskonia actual, lacerado por la crisis, hay hueco para más canteranos que nunca. La escasez de presupuesto ha provocado que jugadores como Raieste, Kurucs y Sedekerskis sean considerados jugadores de primer nivel, al menos en el roster oficial previo a los partidos.

Asimismo, se suponía que a otro canterano como Ilimane Diop le había llegado el momento de dar el salto definitivo y consolidarse en las rotaciones después de emerger como un pívot importante en la consecución de la Liga pasada. Pero algo se ha roto entre el senegalés e Ivanovic.

Ya son cinco los partidos consecutivos en los que Diop no participa ni un solo segundo. "Es mi decisión", concluye tajante un Ivanovic que, evidentemente, está enojado por su actitud y/o rendimiento.

Ayer tampoco tuvo piedad de él, ni siquiera en los minutos de la basura que sí concedió a Raieste y Kurucs. Muy significativo.

El único de este grupo que se ha ganado de momento el respeto de Ivanovic es Sedekerskis. El lituano comenzó defendiendo como le pedían pero también se va soltando como su progresión necesita. Recordar que Raieste era un habitual en los quintetos iniciales hasta que desapareció. No aportaba nada más que actitud.

Sedekerskis, ayer, anotó 7 puntos, provocó 3 faltas y colocó 2 tapones en 25 minutos. Así sí.