El Baskonia peleará del 11 al 14 de febrero por su séptimo entorchado copero en el WiZink Center de Madrid. Fue la conclusión más positiva de la discreta visita al Príncipe Felipe, donde el equipo vitoriano -tal y como sucedió días atrás en Milán en la Euroliga- describió una línea descendente en su rendimiento y estuvo a punto de ver cómo un partido de guante blanco ante el modesto Zaragoza desembocaba en la prórroga.
El resoplido de alivio se produjo únicamente sobre la bocina. En una tarde donde el Zaragoza no dispuso de ninguna ventaja en el electrónico e hizo constantemente la goma, tan solo hincó la rodilla por deméritos propios debido al desviado punto de mira de su faro anotador en la última posesión. Tras unos segundos que se hicieron eternos mientras el balón volaba por el aire, el aro repelió finalmente el triple obra de Ennis, un incesante tormento para Henry al que se le escurrió de las manos la gloria.
El rocoso exterior canadiense, que ganó por goleada su duelo personal ante el gran termómetro azulgrana, capturó su propio rebote ofensivo tras errar a propósito el segundo tiro libre. Sin embargo, a renglón seguido pudo armar el brazo con una facilidad pasmosa en una jugada que sintetizó a la perfección la tibieza baskonista. Por fortuna, la suspensión ejecutada desde más allá del 6,75 no besó la red y el TD Systems salió airoso de la emboscada tendida por el anfitrión maño.
A la postre, se mataron dos pájaros de un tiro y conviene quedarse con lo más positivo. El billete para la Copa ya es una realidad y la etiqueta de cabeza de serie para el sorteo también está prácticamente garantizada, con lo que el Baskonia evitará a los principales cocos en el primer cruce de cuartos. No obstante, la formación alavesa deberá endurecerse, recuperar efectivos para la causa -Polonara volvió a causar baja debido a su esguince de tobillo e Ivanovic utilizó nuevamente una rotación de nueve hombres- y mostrar otro talante más belicoso si quiere erigirse en una alternativa al poder establecido y recuperar el idilio que mantuvo en su día con el torneo.
Un partido de lo más propicio para haberse dado un atracón ante la defensa más tierna de la competición doméstica derivó en un thriller angustioso. El Baskonia amagó con el despegue en varias ocasiones y amasó incluso rentas superiores a la decena de puntos, pero tanto su discontinuidad como sus clamorosas concesiones atrás no le permitieron despegarse el aliento en la nuca de un adversario rebosante de fe.
Fue un intercambio de golpes del que la tropa alavesa salió sin rasguños tras unos sofocones inesperados. Entre la mala gestión de los ataques finales y los problemas para cerrar el rebote defensivo, el Zaragoza se vio redimido y dispuso de varios ataques para tomar la delantera. Salió cara en la moneda al aire después de que Henry desperdiciara un triple completamente liberado, Peters capturara el rechace en el aro maño y Giedraitis acreditara una frialdad pasmosa desde el tiro libre para conceder un pequeño colchón a los vitorianos. Con todo, Ennis pudo voltear el signo de los acontecimientos en el último momento.
El Baskonia se procuró otro epílogo no apto para cardíacos cuando durante los minutos anteriores había trasladado una sensación de superioridad apabullante. Pese a la notable versión de Vildoza o Giedraitis, la hegemonía interior de Fall y la extrema facilidad con la que el Zaragoza entró en el bonus durante todos los cuartos -la diferencia de tiros libres entre ambos equipos resultó abismal a favor de los alaveses-, el partido se equilibró con el paso de los minutos.
Un rival que parecía completamente entregado y que de un soplido más hubiera caído a la lona alimentó su autoestima por culpa de las fraternales defensas azulgranas. Henry fue un coladero ante Ennis y Barreiro también destapó las débiles costuras de los diferentes pares que le encomendó Ivanovic, que volvió a mantener en el ostracismo a Diop y vio cómo Kurucs desaprovechaba una nueva oportunidad para reivindicarse con unos desacertados minutos en el segundo cuarto. En definitiva, un triunfo con más sombras que luces que alumbra la imperiosa necesidad de mejorar en vísperas de la trascendental visita continental del Valencia al Buesa Arena.
Sin continuidad ni defensa El Baskonia careció de instinto asesino para romper el partido en el Príncipe Felipe. Al margen de los méritos maños, el equipo vitoriano volvió a perder la estabilidad conforme avanzaban los minutos y sus numerosas desatenciones atrás permitieron el lucimiento de jugadores como Ennis y Barreiro.
A cara o cruz Después de que Henry desperdiciara un triple liberado, un providencial rebote ofensivo de Peters y la frialdad de Giedraitis desde la personal -el lituano fue un seguro de vida en tierras mañas- evitaron males mayores ante un Zaragoza que, sin embargo, pudo haber enviado el choque a la prórroga si Ennis emboca su suspensión final.
Giedraitis
El salvador azulgrana en Zaragoza. Apenas pasó por el banquillo y fue el sostén anotador del equipo durante toda la tarde. Su sangre fría desde la personal evitó problemas innecesarios.
22
tiros libres más en el partido
El equipo de Ivanovic no aprovechó que su rival entró siempre muy rápido en el 'bonus' en todos los cuartos.
Ivanovic Polonara volvió a causar baja por su esguince de tobillo y el montenegrino optó otra vez por una rotación corta. La aparición de Kurucs en el segundo cuarto fue desalentadora y Dragic apenas entró en sus planes, por lo que Henry y Vildoza compartieron pista durante muchos minutos. No fue una victoria muy convincente de un Baskonia obligado a mejorar si quiere firmar logros importantes este curso.
El canadiense, un tormento para Henry, erró la suspensión final tras fallar el segundo tiro libre a propósito y armar el brazo con suma facilidad
De nuevo sin Polonara, la tropa azulgrana fue incapaz de romper un partido que estuvo de cara en todo momento debido a la ternura maña