Fue una ilusión de apenas 20 minutos. Tras una notable primera mitad, el Baskonia se apagó en el WiZink Center. El equipo vitoriano engordó ayer el casillero de víctimas de un Real Madrid ciertamente intratrable a nivel doméstico que, pese a la fuga de Campazzo a la NBA, todavía conserva mucho veneno. En cuanto el ogro blanco subió varias marchas el ritmo y apareció sobre el WiZink Center un actor inesperado (Causeur) para cambiar el decorado, el partido se convirtió en un mal trago.
El francés, necesitado de una buena ración de autoestima en una temporada donde estaba pasando desapercibido y recuperado del coronavirus, reventó la velada con una incandescente exhibición ofensiva. Por si ello no fuera suficiente, un asesino silencioso como Thompkins y la traca final de Llull, desatado con sus penetraciones, sepultaron las últimas esperanzas de un Baskonia irreprochable en cuanto a su esfuerzo pero también falto de aire, piernas y entereza. Los múltiples recursos blancos evitaron la hazaña de un visitante huérfano de Vildoza y también sin una solvente versión de Giedraitis.
Pese al intento de rebelión en los compases finales y la raza de Henry, 17 puntos entre el tercer cuarto y el inicio del último de Causeur fueron decisivos para apagar la mecha azulgrana. Una noche de más a menos en la que la baja del base argentino terminó pesando como una losa y los tres cincos volvieron a resultar intrascendentes para Ivanovic, que apostó por la fórmula de los dos cuatros en busca de mayor dinamismo.
Hubo un partido hasta el descanso dominado por los alaveses y otro bien distinto tras el intermedio en el que Causeur pidió la palabra para cambiar por completo un escenario idílico. Con su zurda de seda, el galo posibilitó el dominio de un Real Madrid cuyo inclemente ritmo anotador no pudo ser seguido por el TD Systems. El buen hacer de los vitorianos a lo largo de los veinte minutos iniciales acabó en la papelera por culpa de una pésima puesta en escena tras el descanso (55-43).
Entonces llegó la fase más tenebrosa de un maratoniano azulgrana al que se le hizo pequeño el aro y, sobre todo, perdió contundencia defensiva. La fluidez anterior brilló por su ausencia, Tavares empezó a hacer de las suyas con su célebre intimidación y el Real Madrid también agradeció la entrada de un puñal fresco como Causeur para abrir un boquete casi insalvable en el marcador. El resultado de ese monumental desaguisado fue un parcial de 15-0 con seis minutos en blanco en ataque que fueron rotos por una penetración de Dragic.
El equipo blanco jugó muy cómodo en ataque con mucho movimiento sin balón y un puñado de canastas sin apenas oposición cerca del aro. Sus reputados tiradores casi nunca tuvieron una mano encima que dificultara las suspensiones y la tibia defensa en el uno contra uno también reportó pésimos dividendos. Cuando el choque ya agonizaba, hasta Llull revivió varios años con una pegada ofensiva pocas veces vista en los últimos tiempos.
Ello no quita para que, dando continuidad a sus buenas actuaciones de jornadas precedentes, el Baskonia le mirara a los ojos sin ningún complejo a un transatlántico mucho más largo. En un partido con un elevado ritmo anotador que no se pareció en nada al de la apertura de la Euroliga, el conjunto vitoriano se reivindicó en la primera mitad como una alternativa al poder establecido. En el primer cuarto pagó al Real Madrid con su misma moneda gracias al acierto exterior y antes del intermedio encontró un filón gracias a la conexión entre Jekiri y Dragic. El esloveno y sus compañeros perdieron fuelle tras el intermedio.
La ausencia de última hora de Vildoza debido a su lumbalgia constituyó, a la postre, una dura puñalada para los intereses azulgranas. El desequilibrio numérico respecto al Real Madrid, eso sí, se hizo más evidente y un notable Kurucs tuvo que dar descansos a Henry, al que Laso colocó distintos defensores con el fin de ir reduciéndole progresivamente el oxígeno. El impacto de los dos gigantes (Tavares y Fall) tampoco fue el esperado, ya que tanto el técnico vitoriano como Ivanovic apostaron por dos cuatros en varias fases de la velada. Sin margen para lamentos pero con un Baskonia obligado a endurecerse, mañana espera otra batalla en Estambul ante el Efes.
Desaparecido tras el descanso El Baskonia firmó una excelente primera mitad en la que tuteó al Real Madrid, pero cavó su tumba tras el intermedio cuando se pasó seis minutos sin anotar, perdió el rigor defensivo y encajó un parcial de 15-0 que le hizo perder el hilo del encuentro. Demasiada ventaja para un Real Madrid que supo gestionar su ventaja de ahí a la conclusión.
Causeur, una aparición inesperada Laso apostó por el francés a la vuelta de los vestuarios y el exbaskonista le devolvió la confianza con una actuación descomunal. Se fue hasta los 21 puntos con una carta de tiro casi perfecta y convirtió el partido en un mal trago para los vitorianos.