- Se mire por donde se mire y por mucho que Svetislav Pesic no haya sido capaz de conseguir la versión más punzante de algún jugador a lo largo de esta temporada, la plantilla del Barcelona simplemente produce pavor. No podía ser menos cuando un técnico dispone de un presupuesto astronómico superior a los 40 millones de euros para escoger a lo mejorcito del mercado. Nadie sabe a ciencia cierta dónde puede ubicarse el mayor foco de peligro de cara al asalto al título en la jornada de hoy teniendo en cuenta el imponente roster blaugrana.

Pese a perder al letal Malcolm Delaney en plena emergencia sanitaria, son de tal calado sus alternativas en todos los puestos que el conjunto catalán suele cocer los partidos a fuego lento confiando en que las fuerzas del contrario se irán debilitando con el paulatino paso de los minutos.

Lo único seguro antes del salto inicial es que el serbio dejará casi seguro fuera de la convocatoria a Pangos, Bolmaro y Pustovyi y que tanto Ribas como Smits difícilmente tendrán minutos en los esquemas de un técnico que se siente más cómodo con una rotación de tan solo diez jugadores.

En el cinco titular siempre baila la identidad del cinco, ya que Tomic y Davies suelen alternarse en dicho puesto como pareja de Mirotic. Al fino estilista croata o al versátil estadounidense siempre le acompañan tres exteriores muy físicos como Hanga, Higgins y Claver. Sin embargo, pocos conjuntos del Viejo Continente como el inminente rival baskonista en la final pueden presumir de contar en el banquillo con alternativas tan valiosas capaces de cambiar el ritmo de un partido.

Entre los suplentes de Pesic, hay dos jugadores que están cuajando un excelente papel en esta fase final en la Fuente de San Luis. Se trata de Kyle Kuric y Pierre Oriola, capaces de proporcionar múltiples soluciones cuando los choques se enquistan. Dos tapados a los que el Baskonia también deberá atar en corto si alberga esperanzas de izar la cuarta corona liguera de su historia.

El francotirador de Indiana, con una de las mejores mecánicas de tiro del baloncesto continental, atraviesa el mejor momento de su carrera. Hace cinco años se le descubrió un tumor cerebral tras sufrir en las horas previas a un partido en Vitoria ante el Baskonia un terrible dolor de cabeza que, en realidad, era un meningioma. La primera intervención quirúrgica se le complicó. Volvió a ser operado para controlar un edema cerebral y la hipertensión que podría ocasionar mientras algunos familiares no ocultaban ya su desesperación y se temían un desenlace fatal. Después de que se le recontruyera su bóveda craneal, respondió a los tratamientos y pronto se alistó en el Gran Canaria para demostrar que todavía tenía mucho baloncesto en sus manos. Ejemplo de superación, Kuric es hoy en día uno de los grandes bastiones culés.

En el caso de Oriola, tampoco necesita tarjeta de presentación a estas alturas de la película. Nadie le ha regalado nada a este jornalero de Tarraga tras una carrera meteórica donde ha ido quemando etapas hasta convertirse en un puntal del Barcelona y de la selección española. Un guerrero no exento de calidad que constituye un complemento perfecto para Mirotic en el puesto de cuatro, aunque -tal y como sucede en el Baskonia con Shengelia y Polonara- ambos comparten muchos minutos en pista en función de las características del adversario.

El tirador de Indiana, un ejemplo de superación tras el tumor cerebral sufrido en 2015, ha hecho olvidar el discreto papel de Higgins

El 'cuatro' de Tarrega supone un complemento perfecto para Mirotic con su energía defensiva y pujanza en el rebote ofensivo