- Ha pasado ya más de un mes desde que las canastas recibieron sus últimos puntos pero el panorama del baloncesto profesional continúa en estos momentos prácticamente igual de incierto que cuando la aparición del covid-19 hizo estallar por los aires la normalidad conocida hasta entonces. El tiempo prosigue con su inexorable avance y, sin embargo, nadie es capaz de ofrecer alternativas que permitan al menos vislumbrar la luz al final del túnel. Casi desde el inicio de esta crisis, el dilema fundamental se centra en dar por concluida definitivamente la competición y anunciar su cancelación o, por el contrario, mantener la apuesta por completar como sea el tramo del calendario que resta por disputarse.

Ambas opciones llevan acarreadas importantes y complicadas condicionantes sociales, económicas y sanitarias por lo que resulta comprensible la dificultad de decantarse por una u otra. Algo que, sin embargo, no debería demorarse ya mucho más. En este sentido, el próximo lunes está prevista una reunión de los clubes que integran la ACB de la que podría salir un veredicto en un sentido u otro.

Y sobre la mesa virtual en la que se sentarán los máximos responsables de los componentes del torneo doméstico estará una atípica propuesta que pasaría por confinar a los profesionales de la canasta en un particular Alcatraz en el que se disputaría el epílogo del ejercicio. Una fórmula que, por ejemplo, ya ha adoptado la FIBA para cerrar la Champions con una final a ocho en octubre y que también sopesa la NBA, que valora concentrar a todos los equipos en Las Vegas para dilucidar el campeón a través de eliminatorias directas.

Pues bien, por lo que respecta a la ACB, el destino de esta fase final podría estar en las Islas Canarias. Un lugar que cuenta con la ventaja de su insularidad y en el que la incidencia del coronavirus hasta el momento ha sido bastante menor que en otros lugares de España. Además, su condición de gran foco turístico le hace contar con la infraeestructura necesaria para acoger un evento de estas dimensiones. Por todo ello, los Cabildos de Gran Canaria y Tenerife ya han trasladado a los responsables de la patronal su predisposición a acoger esta atípica fase final de la temporada. Una idea a la que también se ha sumado Madrid.

Esta opción, en cualquier caso, plantea también importantes interrogantes. Para comenzar el de cuándo permitirá la situación sanitaria reanudar la competición. Pero este, sin duda el más importante, no es ni mucho menos el único. Porque para poder hacer efectiva esta posibilidad sería preciso cambiar sobre la marcha el formato de la competición, algo que debería ser aprobado por al menos el 75% de los miembros de la asamblea. Un consenso que en estos momentos parece difícil de alcanzar en una ACB muy fragmentada. Pero es que, además, optar por la concentración convertiría en prácticamente imposible la combinación del torneo doméstico con los internacionales. Lo que quiere decir que los equipos que toman parte en la Euroliga y la Eurocup -con el Baskonia entre ellos- no lo verían precisamente con buenos ojos.

Así pues, en la reunión del próximo lunes se estudiarán también otras alternativas. Una pasaría por mantener la fórmula actual de competición y retomarla cuando sea posible para concluir el curso con una mínima normalidad. Un escenario complicado por la incertidumbre que genera, el hecho de que hay equipos que ya han dejado a sus jugadores regresar a sus respectivos hogares y la problemática que puede plantearse con los contratos si el torneo se alarga más allá de su finalización inicial prevista.

Por último, la hipótesis más drástica pasaría por asumir la imposibilidad de volver a lanzar el balón al aire y decretar la cancelación definitiva de esta Liga. Para ello bastaría solamente con una mayoría simple en la votación de la asamblea pero depararía un panorama repleto de incógnitas en lo que respecta, por ejemplo, a reparto de posiciones en la clasificación, billetes continentales o posibles descensos.