Stephane Lasme (ahora sin equipo), Salah Mejri (Real Madrid), Robbie Hummel (ya retirado), Maxi Kleber (Dallas Mavericks), Adam Waczynski (Unicaja), Mike Muscala (Oklahoma City Thunder), Angelo Caloiaro (Maccabi), Eimantas Bendzius (Lietuvos Rytas), Matt Thomas (Toronto Raptors) y Artem Pustovyi (Barcelona). Todos ellos tienen un denominador común durante sus trayectorias profesionales: el paso por Santiago de Compostela. Siendo auténticos desconocidos para el público en general, un mismo club apostó por ellos gracias a la vista de lince de José Luis Mateo, sin duda uno de los mejores cazatalentos del baloncesto español. Se trata del Monbus Obradoiro, un modesto donde los haya que esta mañana aterriza en el Buesa Arena con las mismas victorias que el Baskonia.
Nadie hubiese apostado por ello al inicio de la temporada, pero es la recompensa al óptimo trabajo en los despachos de una entidad que se ha convertido en la rampa de lanzamiento hacia el estrellato para jóvenes promesas. Un lugar ideal para crecer humana y deportivamente hasta límites insospechados de la mano de Moncho Fernández, el entrenador que más tiempo acumula en un mismo banquillo de la Liga ACB. Desde 2010, este antiguo profesor de Historia lleva las riendas de un equipo con bastantes similitudes a aquel Baskonia de hace décadas que forjó su imparable ascenso hacia la élite.
Y es que el Obradoiro sabe fichar como pocos. Demasiados aciertos en los últimos tiempos como para pensar que es algo fruto de la casualidad o del azar. No hay más que comprobar dónde militan hoy en día esos melones que en su día estaban por abrir para cerciorarse de que el club gallego ha hecho una forma de vida del hecho de reclutar a baloncestistas alejados del radar de la mayoría de rivales.
Como le sucede a otros modestos que disponen de un presupuesto limitado para conformar la plantilla, el Obradoiro debe innovar y asumir unos riesgos que otros no están por la labor. Un trabajo arduo que tiene bastantes paralelismos con el del Baskonia, célebre por haber acogido a incipientes promesas que más tarde suelen dar con sus huesos en grandes del Viejo Continente o la mismísima NBA.
ojo clínico en los despachos Si Alfredo Salazar descubre talento en los lugares más recónditos, no se queda a la zaga José Luis Mateo. El director deportivo del Obradoiro, con una de las mejores reputaciones dentro del gremio, titulado en periodismo y también entrenador, se encuentra detrás de estas valientes apuestas que a la larga han llenado de dinero las arcas del Fontes do Sar, un lugar sin la presión de otros y donde es más fácil desarrollarse para un jugador con hambre de labrarse un interesante porvenir en el mundo de la canasta.
Muchos de ellos llegan a tierras gallegas siendo unos imberbes tras cumplir su periplo universitario y sin experiencia profesional alguna. "Estos fichajes están condicionados en su mayoría por la realidad económica del club y su bajo presupuesto. Para acceder a determinado talento, en muchas ocasiones hay que renunciar a aspectos que encarecen al jugador como la experiencia o la demostración palpable de rendimiento en Europa", sostiene Mateo, un asiduo de las Ligas de Verano de la NBA y cuyas gestiones en el pasado en otros clubes de la ACB también trajeron por primera vez a España a rostros conocidos como Thomas Heurtel, Kyle Singler, Dusko Savanovic o Kyle Hill.
En la plantilla del Obradoiro que hoy comparece en Vitoria, ya hay un firme candidato a dar con sus hueso a corto-medio plazo en un equipo de miras ambiciosas. No es otro que Fletcher Magee, uno de los mejores pistoleros de esta ACB que aterrizó en tierras gallegas avalado por ser el máximo triplista de la historia de la División I de la NCAA estadounidense con los Terriers de Wofford. La pasada jornada le hizo un descosido al Baxi Manresa con 23 puntos y 7 de 11 aciertos desde la línea del 6,75. Dusko Ivanovic ya sabe, por tanto, dónde se encuentra el gran peligro del Obradoiro para evitar un nuevo sobresalto en el frente doméstico que comprometa más si cabe el billete para las series finales por el título.