Vitoria - El baloncesto moderno parece inevitablemente condenado a escorarse hacia el juego exterior y los equipos acostumbran ya a basar sus ataques en los lanzamientos desde la cada vez más larga distancia. Sin embargo, el Kirolbet Baskonia protagonizó ayer un particular viaje al pasado que le rindió unos jugosos réditos. Porque el combinado azulgrana cimentó su clara victoria sobre el Olympiacos en un absoluto dominio de ambas pinturas.

Un control en el que dos nombres propios tuvieron una incidencia más que destacada. El capitán Toko Shengelia y el joven Youssoupha Fall camparon a sus anchas durante todo el encuentro y se convirtieron en completamente imparables para sus oponentes. Ya antes del descanso la combinación de ambos sobre el parqué en el segundo cuarto abrió una primera brecha en el marcador que, sin embargo, un par de minutos de pájara impidió consolidar.

Pero para entonces ya habían dejado sobre la mesa una tarjeta de visita que permitía aguardar con una buena dosis de optimismo la segunda mitad. Nada menos que nueve rebotes había capturado ya para entonces el gigante francés, consiguiendo además transformar varios de ellos en sencillas canastas ante los impotentes pívots griegos, incapaces de contenerlo.

Una tendencia que no hizo más que confirmarse y crecer aún más sin cabe tras el descanso, cuando el Baskonia dio el golpe definitivo sobre la mesa que terminó por decantar la balanza de la contienda a su favor. Y en esos momentos de la verdad fue el capitán Shengelia quien se puso al frente de la nave y lideró con su amplio repertorio el asedio azulgrana.

Nada menos que 25 puntos, adornados con nueve rebotes y tres asistencias, figuraron en la estadística del georgiano a la conclusión de los cuarenta minutos. Pero es que, además, gran parte de esas canastas llegaron en los momentos que más lo necesitó el equipo. Primero para romper el encuentro y, después, para volver a instalar la tranquilidad en el pabellón cuando el Olympiacos hizo un último intento de rebelión y se situó a ocho puntos en el cuarto final.

Recurrió de nuevo Perasovic entonces a un Toko al que había concedido un merecido descanso y el capitán respondió con una espectacular serie de canastas y trabajo defensivo que permitieron reabrir la brecha en el marcador.

Una exhibición a la que se sumó de nuevo un Fall que capturó nada menos que dieciséis rebotes y se quedó solamente a tres de los diecinueve que tiene como récord baskonista en Europa el estadounidense Victor Alexander. Una superioridad en la zona que no fue solamente a nivel individual sino que se plasmó también en la estadística colectiva, ya que el Baskonia capturó 20 rechaces más que su rival (51 por 31).