Vitoria - Tras el conmovedor éxito de la selección española en el Campeonato del Mundo celebrado en China, la consolidación del Real Madrid como el equipo más sólido en la reciente Supercopa y en vísperas del arranque de la Euroliga, se abre paso la Liga ACB más glamurosa de los últimos tiempos. El duelo de esta noche entre dos modestos como Fuenlabrada y Burgos sirve para alzar el telón de una competición denostada por muchos en Vitoria debido al discreto nivel de muchos partidos y que, en contra del viejo deseo de los clubes más opulentos, continúa acogiendo a dieciocho asociados.

Por delante aguardan nueve largos meses de competición en los que cualquier desenlace que no sea el previsible pasaporte de los dos grandes para la gran final representaría una sorpresa morrocotuda. Pese a que en dos de los tres últimos ejercicios el Valencia y el Baskonia se han rebelado contra los pronósticos de los entendidos impidiendo el clásico en el asalto decisivo, la lógica más aplastante invita a interiorizar desde bien pronto que el título será únicamente cosa de dos. Por presupuesto, amplitud de plantillas y calidad en todos los puestos, las cartas están marcadas de antemano y tanto Real Madrid como Barcelona están a años luz del resto.

Amanece una temporada para la redención en el caso del Baskonia, que no debutará hasta el viernes en el Buesa Arena ante el Estudiantes y se encuentra obligado a olvidar el amargo sinsabor acaecido hace unos meses frente al Zaragoza en el primer play off por el título. Bastante remozado tras la enésima reconstrucción del verano, el cuadro vitoriano emerge como una de las contadísimas alternativas al poder establecido a nivel doméstico por merengues y culés.

El envidiable potencial en manos de Pablo Laso y Svetislav Pesic, dos técnicos armados hasta los dientes gracias a plantillas superlativas que albergan puestos hasta por triplicado y directores de orquesta de dos proyectos que también aspiran a hacer algo grande en la Euroliga, no es cuestionado por ningún entendido en la materia. Sin embargo, nadie debería caer en el desánimo antes de tiempo en vista de que el reciente Mundial ha puesto de manifiesto que no siempre el equipo favorito o el más talentoso se lleva el gato al agua.

De lo que no hay duda es que año tras año la faraónica inversión de Real Madrid y Barça dificulta al máximo el asalto a cualquier título. Hubo un tiempo en que blancos y blaugranas manejaban un presupuesto terrenal para su sección de baloncesto. Sin embargo de un tiempo a esta parte el gasto ha crecido de manera exponencial y este hecho, a la larga, deja sistemáticamente con la miel en los labios a todos los rivales. El Baskonia conquistó su último entorchado liguero en junio de 2010 y, desde entonces, la travesía por el desierto está resultando interminable para un club y una afición acostumbrados en su día a competir de tú a tú con dos transatlánticos empeñados en la actualidad en llevar al límite su histórica rivalidad.

sube el nivel medio Todas las campañas hay clases diferenciadas en la competición y en esta ocasión no será una excepción. Junto a los alaveses, el Valencia Basket -en su vuelta a la Euroliga ha configurado una plantilla muy interesante- y, en menor medida, el Unicaja se perfilan como los otros equipos predestinados a plantear algo de batalla cerca de la nobleza. Eso sí, siempre cabe la opción de que algún invitado inesperado se suba a las barbas de los poderosos. El lustroso papel del Zaragoza es el ejemplo en el que deberán mirarse los modestos para tratar de revertir todos los pronósticos previos.

Además de los maños, que conservan buena parte de su espina dorsal, otro equipo que debería estar sí o sí en los play off por el título es el Iberostar Tenerife de Txus Vidorreta, uno de los grandes animadores del mercado estival con varios fichajes de relumbrón, entre ellos Marcelinho Huertas. También aspira a dar un salto cualitativo en su rendimiento el San Pablo Burgos, que despidió a Diego Epifanio y se ha puesto en las manos de Joan Peñarroya -el técnico revelación del pasado curso en Manresa- con el fin de hacer realidad estas ambiciosas miras.

El Andorra de Ibon Navarro, que la pasada temporada rayó por debajo de las expectativas, promete hacer borrón y cuenta nueva con un vestuario muy renovado. El objetivo para el Joventut, que vuelve muchos años después a Europa -concretamente la Eurocopa- y cuya salud económica ha mejorado de forma ostensible, consistirá en que la sombra de su antiguo líder, Nicolás Laprovittola, no sea demasiado alargada.

A partir de aquí se antoja bastante difícil hacer conjeturas respecto a las posibilidades de los restantes contendientes. El Murcia, capitaneado por el exbaskonista Sito Alonso, dispone a priori de mimbres valiosos para inmiscuir su figura entre los ocho mejores, el Gran Canaria quiere revivir de la mano de Fotis Katsikaris, mientras que el Manresa ha repatriado a Pedro Martínez con el firme objetivo de protagonizar otra temporada muy por encima de sus posibilidades. El Obradoiro, el Fuenlabrada y el Estudiantes tienen visos de moverse un curso más por arenasbastante movedizas, mientras que de los dos ascendidos de la LEB Oro el Betis parece haber confeccionado una plantilla de muchas más garantías que el Bilbao Basket.

Sequía baskonista. El cuarto entorchado de la historia del Kirolbet se resiste desde junio de 2010. A excepción de la final alcanzada en la campaña 2017-18 ante el Real Madrid, la trayectoria alavesa no está siendo nada solvente con varias eliminaciones a las primeras de cambio en el primer cruce del ‘play off’.

Tiranía blanca. El Real Madrid de Pablo Laso se ha convertido en el indiscutible dominador de los últimos tiempos. Así lo reflejan los cuatro títulos en las últimas cinco campañas. Por ejemplo, el último éxito del Barcelona data del lejano ejercicio 2013-14.

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A pesar de los éxitos de la selección en el Mundial y en todas las categorías inferiores durante este verano, únicamente el 30% de los 216 jugadores que conforman las plantillas de los 18 equipos de la ACB son nacidos en España.