Vitoria - La fidelidad de Toko Shengelia al Baskonia, sobradamente constatada tras cinco años de militancia con una ascendencia cada vez mayor dentro y fuera del vestuario, siempre se somete a examen en cada mercado estival. El ala-pívot ejerce como líder espiritual azulgrana, pero como sucede con cualquier otro profesional de la canasta ello no le exime de intentar buscar un salto cualitativo en su carrera. Este pasaría ineludiblemente por su desembarco en un club de mayores recursos económicos que el vitoriano en la Euroliga o, en su defecto, el retorno a la NBA, una espina clavada para el georgiano tras su paso con más pena que gloria por los Brooklyn Nets y los Chicago Bulls entre los años 2012 y 2014.

Sin embargo, este último objetivo todavía puede esperar algún tiempo. Y es que Shengelia comenzará en breve su sexta temporada en el Baskonia, un registro digno de mención en un club propenso a la agitación donde las altas esferas no dudan lo más mínimo a la hora de aplicar una drástica cirugía a la plantilla cuando las cosas vienen mal dadas. El capitán constituye un foco de estabilidad y el emblema de una entidad donde ya ha conseguido dos renovaciones al alza que, posiblemente, le hayan convertido ya en uno de los jugadores mejor pagados bajo el largo mandato de Josean Querejeta.

Tras comprometerse por tres años en el verano de 2014, Toko desoyó los cantos de sirena procedentes del Real Madrid y estampó al término de la campaña 2016-17 su firma en un nuevo vínculo hasta junio de 2020. El pasado verano, el Baskonia volvió a mejorar sus condiciones con una nueva extensión que le ata de momento hasta 2022.

Caso de cumplir íntegramente su contrato, serían ocho las campañas en las que el cuatro de 27 años nacido en Tiflis vestiría la elástica azulgrana. Un hito al alcance de contados carismáticos jugadores en el pasado, aunque nadie puede prever en este instante lo que deparará el futuro. Mucho más con un jugador con mercado suficiente pese a la interminable lista de problemas físicos que le están martirizando desde su desembarco en Vitoria.

Shengelia viene de dejar atrás un verano en el que sus posibilidades de abandonar el Baskonia han sido remotas. La temporada 2018-19 no será recordada con mucho cariño por Toko, que por ejemplo se perdió su cuarta Copa del Rey en el último lustro. Aquel desgraciado lance en el que se vio envuelto con el base madridista Facundo Campazzo dejó muy dañada su rodilla derecha y, pese a evitar el quirófano, permaneció más de tres meses en el dique seco perdiéndose un tramo fundamental de la Liga Endesa y la Euroliga. Tras su vuelta al equipo, el georgiano acusó en exceso la inactividad y no fue capaz de insuflar fuerzas a un plantel desfondado que se vio sonrojado en la ronda de cuartos de final por el Tecnyconta Zaragoza.

la pensión de la nba Según ha podido confirmar este periódico, su nueva agencia de representación -hace un año cambió BDA Sports por Wasserman Media Group, la más poderosa de Estados Unidos- apenas ha recibido propuestas sólidas que le hicieran replantearse su continuidad en Vitoria. Algún flirteo con el Fenerbahce, necesitado de un cuatro tras la marcha de Nicolo Melli, y poco más. No en vano, cualquier interesado en Europa o la NBA es consciente de que debe poner mucho dinero encima de la mesa para sacar al georgiano del Baskonia, donde el fuerte blindaje del ala-pívot asusta a más de un pretendiente.

Entre el elevado importe de su cláusula de rescisión, por encima del millón de euros si llama algún equipo americano a su puerta, y la cuantía de su astronómica ficha, cada vez más pesada para las arcas azulgranas, Shengelia tiene visos de poder echar raíces durante algún tiempo más en la capital alavesa. A diferencia de Vincent Poirier, un tipo de pívot que gusta mucho a las franquicias norteamericanas, jugadores con el perfil del georgiano abundan más en la NBA y ello complica sistemáticamente el que lleva siendo muchos años su firme objetivo.

Porque el regreso a la mejor competición del mundo se mantiene como una aspiración vigente para tratar de quemar su siguiente etapa como profesional. Además, cabe recordar que todavía le queda por disputar una tercera temporada en Estados Unidos para completar el tiempo mínimo que le permitiría acceder a una pensión vitalicia de casi 60.000 dólares anuales una vez cumpla 62 años. De ahí que, con total seguridad, vuelva a intentar el salto durante los próximos veranos.