Vitoria - Con la nueva plantilla baskonista ya prácticamente configurada a la espera solo de la contratación de un ala-pívot con el que se alcancen las trece fichas, llama poderosamente la atención el desequilibrio que existe en el potencial, al menos sobre el papel, con el que contará Velimir Perasovic en sus líneas exterior e interior. El perímetro, con hasta ocho piezas, se presenta poderoso, amenazador y pleno de recursos para hacer daño de las maneras más diversas; mientras tanto, en la pintura las dudas son claras a estas alturas, más aún teniendo en cuenta la falta de ese cuatro que complemente a un Tornike Shengelia que en estos momentos se encuentra acompañado por tres pívots finalizadores. El georgiano es la gran referencia del juego interior a la hora de generarse sus propios puntos, mientras que en el exterior las canastas pueden llegar a través de vías muy diversas. El club vitoriano ha apostado por una configuración con más peso para los pequeños e interiores físicamente potentes y menos creativos, cuestión que se ha convertido en tendencia clara en Europa en los últimos años y que en Vitoria era excepción con la pareja formada por Johannes Voigtmann y Vincent Poirier acompañando al capitán como elementos desequilibrantes desde la zona.
De partida, el preparador croata volverá a contar con tres bases de máximo nivel, dos escoltas eminentemente tiradores y dos aleros de físico potente, amén de esa pieza de complemento que supone un Miguel González al que se le pretenden otorgar mayores responsabilidades esta temporada en la competición doméstica y del que se exige ya un paso adelante para confirmar el potencial que atesora. Hasta ocho jugadores que permiten una serie de variantes incontable que el técnico baskonista habrá de analizar, ya que las mezclas pueden ser de todo tipo más allá del típico encasillamiento en los tres puestos históricos de los que se compone el perímetro.
Piezas complementarias En la dirección de juego, tres bases con virtudes organizadoras pero con capacidad también para generar desde el uno por uno. Tras la marcha de Vincent Poirier, Luca Vildoza es la joya de la corona baskonista y se espera del argentino un nuevo paso adelante en su desarrollo en su tercera temporada para que su magia se disfrute con mayor regularidad. Pero será un peso compartido con el recién llegado Pierria Henry, de poderoso físico -es muy bueno en penetración y acabando cerca del aro, también le gusta postear cuando puede aprovechar su ventaja de altura, siendo su lanzamiento exterior menos fiable y atrás en rápido de manos- y que se tiene que adaptar al máximo nivel tras un periplo europeo en el segundo escalón. Y, para completar el trío, todo un lujo asiático como Jayson Granger, quien una vez recuperado debería volver a ser ese jugador sólido de hace no tanto tiempo. Con semejantes mimbres, seguramente Perasovic apostará en muchas ocasiones por actuar con dos bases sobre el parqué al mismo tiempo, además de contar con recursos para que la intensidad no baje en ningún momento y poder atosigar el baloncesto de los rivales.
La llegada de Nik Stauskas viene a paliar el que se presentaba como principal déficit del equipo, una teórica debilidad en el lanzamiento exterior. El canadiense ha acreditado a lo largo de toda su carrera que es un tirador descomunal en todas las variantes posibles, por lo que se suma a otro especialista como Matt Janning y ofrece al preparador balcánico también la posibilidad de actuar con dos exteriores pequeños al mismo tiempo. Las dudas con el último fichaje vienen dadas por los problemas que le pueda suponer su adaptación al baloncesto europeo y por su debilidad defensiva.
La batería perimetral se completa con dos aleros de corte más clásico, pero diferentes en sus cualidades. Patricio Garino, cuando ha estado físicamente bien, ha demostrado que puede ser un gran lanzador posicional y, además de ser brillante en el contraataque, ofrece un toque de agresividad distintivo en defensa. La última pieza es un Shavon Shields de quien también se espera una mejora en su rendimiento tras un año en el club, aunque en su primera campaña ya evidenció que es un tres muy potente de cara al aro y con altos porcentajes desde la media distancia en salida tras bote y también finalizando en la zona. Como en las otras dos posiciones, Perasovic también dejó claro la pasada temporada que se trata de dos aleros que pueden actuar juntos al mismo tiempo, por lo que las mezclas que se pueden realizar en el perímetro son prácticamente infinitas y ofrecen variantes de todo tipo.
A falta de un ‘cuatro’ Mientras que el juego exterior presenta un potencial tremendo, para valorar completamente lo que puede ofrecer la batería interior todavía habrá que aguardar al cierre de su configuración. Falta un cuatro que complemente a Shengelia, que en estos momentos es el único jugador con capacidad para generarse canasta por sí mismo dentro de la zona. En un baloncesto europeo cada vez más volcado hacia los pequeños, el georgiano supone una pieza especial que hay que saber explotar, ya que cuando se encuentra en plenitud resulta imparable por su combinación de velocidad de ejecución y conceptos técnicos.
Al lado del capitán, tres cincos muy interiores y con escasa capacidad para generarse sus propios puntos y, por sus características, es casi imposible que en el baloncesto actual formen parejas. Con el paso de los años, Ilimane Diop ha ido desarrollando un lanzamiento de media distancia fiable, pero su arma ofensiva más destacada sigue llegando del bloque y continuación, estando obligado a recuperar el tiempo perdido la pasada temporada con un evidente paso atrás en el tramo final. Micheal Eric es todo un seguro de vida en la definición, pues es uno de esos pívots que convierten en mate los balones que reciben en las inmediaciones del aro o que puede sacar un gancho en la corta distancia, pero sus dominios no se extienden más allá de las proximidades de la canasta. La gran incógnita -junto a la ansiada mejora de Diop- la representa Youssoupha Fall y su capacidad para adaptarse a un baloncesto de una exigencia física mucho mayor a la que estaba acostumbrado. Con sus 221 centímetros, es evidente que cerca del aro puede ser letal -además tiene bastante tacto en la definición más allá del mate-, pero tiene que aprender a jugar con contactos más duros y se está trabajando en su mejora en el juego de espaldas. Desde el punto de vista defensivo, la tripleta ofrece músculo, altura y brazos interminables para incrementar notablemente la dureza dentro de la pintura y ser así guardaespaldas de los exteriores.
Vildoza. Base. 1,90 metros. 24 años. Tercera temporada.
Granger. Base. 1,88 metros. 29 años. Tercera temporada.
Henry. Base. 1,93 metros. 26 años. Primera temporada, llega procedente del Unics Kazan.
Stauskas. Escolta, 1,98 metros. 25 años. Primera temporada, llega procedente de Cleveland Cavaliers (NBA).
Janning. Escolta. 1,93 metros. 31 años. Tercera temporada.
Miguel González. Escolta. 2,03 metros. 20 años. Tercera temporada (alternaba con el filial).
Shields. Alero. 2,01 metros. 25 años. Segunda temporada.
Garino. Alero. 1,96 metros. 26 años. Tercera temporada.
Shengelia. Ala-pívot. 2,06 metros. Sexta temporada.
Diop. Pívot. 2,10 metros. 24 años. Séptima temporada.
Fall. Pívot, 2,21 metros. 24 años. Primera temporada, llega del Estrasburgo.
Eric. Pívot. 2,10 metros. 31 años. Primera temporada, llega del Darussafaka.
Última pieza. El club busca en el mercado un ala-pívot que complete las trece fichas de plantilla.