vitoria - Pablo Prigioni tenía la pasada madrugada una cita ineludible con su primer éxito sonado como profesional en los banquillos. El entrenador nacido en Río Tercero, designado para dirigir a los Timberwolves en la Liga de Verano que arrancó en Las Vegas el pasado 5 de julio, debía medirse a los Grizzlies en el Pavillion Cox de la Universidad de Nevada en busca de un galardón que, si bien a nivel europeo tiene una trascendencia simbólica, en Estados Unidos se valora en su justa medida.

Con independencia de la victoria o derrota final, su desempeño en este torneo veraniego convertido año tras año en lo más parecido a un mercado persa constituye un notable espaldarazo para un técnico aún sin las horas de vuelo suficientes que, posiblemente, aceptó demasiado pronto el encargo por parte de Josean Querejeta de llevar las riendas del Baskonia.

Prigioni protagonizará en Minnesota su segundo paso en la NBA como integrante de un staff técnicos, una muestra de su prestigio al otro lado del Atlántico después de su buen trabajo en los Nets durante la pasada temporada a la sombra de Kenny Atkinson. Antes del pistoletazo de salida a la próxima edición de la mejor liga del mundo, su nueva franquicia ha estimado que el argentino siga fogueándose en la Summer League, un evento donde muchos jugadores tratan de conseguir un contrato en la competición estadounidense.

Mientras una incesante riada de directores deportivos y agentes de jugadores se dejan ver por las gradas del Pavillion Cox dispuestos a hacer negocio, Prigioni ha hecho de los Timberwolves un conjunto muy fiable y compacto. Antes del salto inicial, afrontaban la final como claros favoritos tras una trayectoria impecable que les mantenía invictos (6-0).

Las sucesivas victorias conseguidas ante los Cavaliers (85-75), los Hawks (90-66), los Bucks (100-91), los Heat (90-87), los Mavericks (108-82) y los Nets (85-77) han llevado aparejadas multitud de elogios hacia quien fuera efímero técnico del Baskonia, relevado por Pedro Martínez a finales de octubre de 2017 con un equipo carente de identidad e inmerso en una delicada situación en la Euroliga.

Detrás de estos grandes resultados se encuentra el baloncesto coral practicado por Minnesota, en el que Prigioni ha decidido repartir minutos de forma equitativa entre todos los componentes de una plantilla sin grandes estrellas. Naz Reid, Jaylen Nowell, Keita Bates-Diop, Josh Okogie, Jordan Murphy, Jordan McLaughlin, Mitch Creek, Jarrett Culver o Kelan Martin son algunos de los jugadores que se encuentran a disposición del argentino, que ha departido durante estos últimas días con Alfredo Salazar y Juan Pedro Cazorla, los emisarios del Baskonia que siguen de cerca la Liga de Verano para espiar a posibles objetivos.