vitoria - Marcelinho Huertas ya ha recibido la notificación oficial por parte del Baskonia de que no entra en sus planes para el proyecto de la temporada 2019-20. El veterano paulista ha sido una de las solitarias notas positivas del ejercicio recién finalizado, pero termina contrato este mes de junio y es consciente de que deberá hacer las maletas con destino a otro lugar para hacer hueco a un base -previsiblemente estadounidense y de un corte más físico- que permita al equipo vitoriano conseguir un salto de calidad en la dirección de juego. Se trata de una demarcación en la que el único jugador intocable a día de hoy es Luca Vildoza, renovado hace meses hasta el año 2024, ya que Jayson Granger -con una ficha pesadísima para las arcas azulgranas- se mantiene otro verano con el cartel de transferible.
Huertas ni siquiera será incluido por la entidad del Buesa Arena entre los jugadores sujetos a derecho de tanteo, el último procedimiento al que pueden acogerse los clubes ACB para intentar retener a aquellos jugadores que finalizan contrato o, en su defecto, obtener una contraprestación económica por su marcha a otro conjunto español. En ese caso, Josean Querejeta debería haber puesto encima de la mesa una oferta que hubiese ascendido al 100% de lo que Marcelinho ha percibido esta temporada, es decir unos 700.000 euros. El base brasileño dará este miércoles una rueda de prensa en el Buesa Arena para despedirse de la afición baskonista.
De esta forma, Huertas pone fin a una segunda etapa en Vitoria -la anterior se desarrolló entre 2009 y 2011- que fue posible gracias a una llamada sobre la bocina de Pablo Prigioni cuando tenía cerrada su llegada al Unicaja en el verano de 2017. El flamante técnico argentino fichado hace días por los Timberwolves le convenció para romper su acuerdo con los malagueños y recalar en Vitoria, donde ha demostrado que sigue gozando de una visión de juego privilegiada y un oficio innegable con el balón en las manos. Como contrapunto, carece ya de la frescura de piernas y la explosividad de antaño, algo de los que son conscientes los dirigentes azulgranas y ha pesado de forma negativa para una posible continuidad en el vestuario del Buesa Arena.
El paulista se convirtió en un foco de estabilidad en el timón hasta que una inoportuna lesión muscular sufrida en la recta final de la fase regular de la ACB le sumergió en un callejón oscuro. Su papel en el reciente play off por el título ante el Zaragoza, como el del resto de compañeros, fue decepcionante viéndose superado por Bo McCalebb y esa realidad llamada Carlos Alocén. Antes de sus molestias, el rendimiento de Huertas estuvo incluso por encima de las expectativas iniciales. No en vano, fue el mejor socio para Vincent Poirier bajo los aros conformando una conexión letal junto al poste francés en el pick and roll.
Marcelinho, un nómada de la canasta que ha vuelto a recuperar las mejores sensaciones en Vitoria tras una etapa poco fructífera en los Lakers de la NBA, se marcha del Baskonia dejando una estela de profesional intachable que ha sabido estar a la altura de las circunstancias tanto dentro como fuera de las canchas. En la capital alavesa conquistó en 2010 la primera de las tres Ligas ACB que adornan su palmarés, un éxito en el que tuvo una importancia capital. Junto a su inseparable Tiago Splitter, tiró del carro como pocos saben hacer.
El futuro profesional se presenta a partir de ahora de lo más incierto para un timonel que en próximas fechas se unirá a la selección brasileña en manos de Aleksandar Petrovic para preparar el Campeonato del Mundo de China que arranca el último día de agosto. Huertas aspira a prolongar su carrera, al menos, una o dos temporadas más y su objetivo a corto plazo radica en fichar por un equipo que participe en la Euroliga. Caso de que no sea así, el paulista no se cierra ninguna puerta, aunque ello implique bajar algún escalón y fichar por un club de miras menos ambiciosas que el Baskonia.