vitoria - Ganar o, en su defecto, tocará seguir por televisión del 17 al 19 de mayo la Final Four más deseada. No hay término medio esta noche para un Baskonia sin margen de error que necesita encontrar nuevos líderes espirituales que tiren del carro, al margen de Vincent Poirier, el único guerrero que está dando realmente el do de pecho para reducir la aparente desventaja con respecto al CSKA más terrenal que se recuerda en años. El pívot francés, cuya jerarquía en la zona comienza a evocar a la exhibida en su día por otros carismáticos jugadores que permitieron el imparable crecimiento de la entidad del Buesa Arena, viene de firmar unas actuaciones descollantes que mantienen vivo el sueño de colarse por sexta vez en la historia en la reunión más elitista del Viejo Continente. Sin embargo, con Poirier no será suficiente para culminar la gesta de remontar el 1-2 adverso y dejar en la cuneta al ogro ruso.

No solo sus dobles figuras han conseguido intimidar al frágil juego interior de Dimitris Itoudis, sino su espíritu combativo y efecto intimidador en la pelea bajo los aros gracias a esos largos tentáculos que abren la puerta a cambiar infinidad de tiros. Frente a un CSKA huérfano de centímetros y con interiores algo envejecidos pero que encontró el pasado miércoles en Joel Bolomboy al antídoto perfecto en los minutos finales, la ascendencia de Poirier está siendo brutal para mantener todavía con vida a un Kirolbet ya sin margen de error.

Con despliegues físicos y exhibiciones pletóricas como las rubricadas en el segundo y tercer partido, ya quedan cada vez menos dudas acerca de que Poirier es carne segura de la NBA. Cada día que pasa, el galo continúa subiendo su cotización y poniendo los colmillos largos a los ojeadores de numerosas franquicias estadounidenses. Sin embargo, anida la sensación de que el barbudo pívot se encuentra demasiado solo ante el peligro y necesita escuderos que permitan al Baskonia forzar un desempate en el Megasport Arena. Poirier se ha visto obligado a multiplicarse bajo los aros por varios motivos. Primero porque Perasovic ha decidido acortar la rotación interior concediendo un protagonismo residual tanto a Jalen Jones como Ilimane Diop, dos jugadores que en las noches de caza mayor apenas entran en los planes del preparador croata. Y, en segunda instancia, debido al discreto papel de Shengelia y Voigtmann.

La falta de rodaje del georgiano tras varios meses en el dique seco supone un problema añadido a la hora de talar el árbol ruso. La creencia generalizada es que ha llegado algo justo a esta fase decisiva de la Euroliga. Sin el tono físico ideal y esos consabidos problemas en el tiro libre que parecen incorregibles, todavía se resiste la mejor versión del capitán. En el caso del alemán, su clamoroso desacierto desde el 6,75 le está frustrando más de lo debido.

Son jugadores que, en cualquier caso, Perasovic necesita recuperar antes de una noche sin vuelta atrás. El Baskonia no puede volver a incurrir en otro desliz ante un CSKA que, pese a ser más vulnerable que en campañas precedentes, conserva una mordiente letal en el perímetro. La opulencia rusa se resume en que De Colo, un escolta intrascendente en todos los partidos ante los alaveses, resurgió hace 48 horas de sus cenizas para destrozar el entramado defensivo azulgrana.

El fino estilista francés se echó el CSKA a su espalda al anotar 14 de sus 28 puntos en el último cuarto, pero nadie descarta que sea el Chacho, Higgins o Clyburn quien se disfrace en esta ocasión de verdugo. Por salario, jerarquía y experiencia, tanto el canario como los dos estadounidenses están capacitados para enmudecer el Buesa, de ahí que los exteriores de Perasovic deban redoblar los esfuerzos a nivel defensivo. Es la noche propicia para dejarlo todo, aunque puede que ni siquiera así resulte suficiente para forzar el quinto.