vitoria - A lo largo de su ya dilatada historia, el Kirolbet Baskonia ha protagonizado un buen número de momentos inolvidables en los que ha disfrutado de las más dulces de las mieles y se ha ganado por méritos propios un hueco entre los grandes protagonistas del deporte de la canasta. Desde el pasado jueves, esta lista de grandes gestas cuenta con un nuevo capítulo como consecuencia del espectacular triunfo cosechado por el conjunto de Zurbano en el feudo del casi siempre inaccesible CSKA de Moscú.
Si se reduce el resumen a los momentos felices conseguidos dentro de la Euroliga, la mayoría de los más importantes tienen como denominador común haberlos conseguido ejerciendo de visitante y haciendo frente a la presión de los templos más sagrados del mundo de la canasta. Algo que, una vez más, se puede aplicar también a lo sucedido esta semana.
Porque lo cierto es que la contienda que permite al Baskonia igualar su serie de cuartos de final ante el equipo del ejército rojo entra directamente en la categoría de otras citas míticas como la primera victoria en la Mano de Elías de Tel Aviv, la victoria sobre el CSKA en la semifinal de la Final Four de 2005 que se celebró en Moscú, el inolvidable Oakazo con el conjunto azulgrana logró su pasaporte para la lucha por el título que se escenificó en Praga o la contundente eliminación del Panathinaikos por 3-0 que se cerró en Atenas para sellar el billete a Berlín hace apenas tres años.
La dificultad de la empresa es, desde luego, equiparable si no superior. Porque basta un simple repaso a los datos estadísticos previos para ratificar la extrema complejidad del logro conseguido por el plantel gasteiztarra. Nada menos que catorce años habían transcurrido sin que hubiera podido regresar a casa con una sonrisa en ninguno de sus múltiples desplazamientos a Moscú. Y es que, desde aquel triunfo completamente inesperado en la Final Four de 2005, todas sus visitas al feudo del CSKA se habían saldado con idéntico balance, una derrota más o menos ajustada.
Pero para tener conciencia de la verdadera dimensión del poderío ruso conviene revisar también su expediente frente a otros adversarios. Porque la maldición que parecía afectar al Baskonia no era cuestión solo del cuadro vitoriano sino que, por el contrario, afectaba por igual manera a casi todos los equipos. Así, por ejemplo, ningún adversario había logrado robar un triunfo del pabellón moscovita en un duelo de play off desde hace más de una década. El precedente más cercano corresponde al Olympiacos griego, que lo consiguió en el año 2008. Desde entonces, el expediente ruso como local estaba completamente inmaculado hasta que Velimir Perasovic y sus discípulos volvieron a emborronarlo el jueves.
‘peras’, presencia recurrente Y precisamente la figura del entrenador croata es una presencia recurrente en muchos de los grandes éxitos continentales del Kirolbet Baskonia. Porque él estaba en el banquillo azulgrana cuando, el 12 de abril de 2006 y ante 20.000 enfervorizados seguidores del Panathinaikos, el cuadro gasteiztarra selló un histórico billete para la Final Four de Praga pasando a la historia como el inolvidable Oakazo. Éxito que repitió diez años después eliminando de nuevo al conjunto ateniense con un contundente 3-0 en cruce del Top 8 previo a la Final Four de Berlín. Tras ganar los dos primeros duelos en el Buesa, la puntilla llegó de nuevo a domicilio. El jueves, rubricó una nueva gesta, en esta oportunidad con el CSKA como víctima.
Los orígenes. En la primera Euroliga que disputó el Baskonia, en el año 2001, el equipo tuvo que superar nada menos que tres eliminatorias a domicilio ante equipos griegos antes de plantarse en la inolvidable final ante el Kinder de Bolinia que se decidió a favor del cuadro italiano en el quinto y decisivo partido.
‘La mano de Elías’. La pista del Maccabi fue el primer gran templo en sucumbir al poderío del Baskonia, quedando para el recuerdo el triple de Elmer Bennett para sumar el triunfo en el curso 2001-02.
Sorpresa en Moscú. La semifinal de la ‘Final Four’ de 2005 deparó un duelo entre el anfitrión CSKA y el Baskonia en el que nadie apostaba por los alaveses. Sin embargo, a las órdenes de Dusko Ivanovic lograron la gesta sumando el que era su último triunfo en la capital rusa hasta el pasado jueves.
El ‘Oakazo’. El 12 de abril de 2006 el Baskonia silenció a 20.000 enfervorizados seguidores del Panathinaikos con una victoria que le clasificó para la ‘Final Four’ que ese curso se disputó en Praga. Diez años después y de nuevo con Perasovic en el banquillo selló allí también su pasaporte para la de Berlín.