VITORIA - Dentro de la cancha es un base desequilibrante capaz de sacarse infinidad de conejos de la chistera en cualquier momento, pero fuera de ella Sergio Rodríguez también es un tipo cabal, simpático donde los haya y de los que merece mucho la pena. Finalizado el entrenamiento matutino con el CSKA, atiende a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para desgranar todo lo que puede dar de sí la inminente eliminatoria del Top 8 ante el Baskonia, cuyo primer asalto tendrá lugar mañana en el Megasport Arena, y también su experiencia en Moscú, donde cumple la segunda temporada y confía en poder izar en mayo su segunda Euroliga tras la conquistada en 2015 con el Real Madrid.

¿Cómo ha sentado en el CSKA el cruce ante el Baskonia?

-Sinceramente, daba un poco igual. La prioridad era entrar con buenas sensaciones al play off. El adversario me resultaba indiferente porque cualquiera que te toque a estas alturas de la competición siempre va a ser complicado. Para nosotros, se trataba de ganar en la última jornada para estar bien y mantener la confianza. Luego daba igual el Panathinaikos, el Baskonia u otro. Básicamente estamos satisfechos por haber asegurado el factor cancha gracias a la buena labor durante la fase regular. Tuvimos una gran trayectoria ganando 24 partidos y perdiendo solo 6. Creo que estamos en buenas condiciones físicas, mentales y de descanso para hacerlo bien en el Top 8, pero sabemos que la eliminatoria ante el Baskonia será difícil.

El pasado curso sufrieron problemas físicos en el peor instante y no llegaron en buen estado a la parte decisiva. ¿Es más optimista ahora?

-Sí, el año anterior recuerdo que en el último encuentro de la fase regular se lesionó Kyle Hines y no reapareció hasta unos días antes de la Final a Cuatro. Luego también cayó De Colo en el primer partido del play off en otro golpe de mala suerte. Sinceramente, creo que el equipo llega ahora mejor y más descansado. Hemos sufrido menos problemas de lesiones y esperamos estar a la altura de lo que significa el CSKA. Es importante alcanzar este momento con un tono físico ideal y esperemos que el trabajo haya dado sus frutos.

Con este ritmo tan infernal de partidos, ¿tiende el jugador a dosificarse para no llegar con las pilas agotadas a la hora de la verdad?

-El problema es que esta Euroliga no concede margen para que te relajes. Pierdes dos o tres partidos, ya vas a remolque y existe el riesgo de quedarte fuera. Si no, que se lo pregunten a equipos como el Olympiacos o el Armani. Es verdad que el calendario resulta cada vez más exigente y sería más apropiado tener algo más de espacio entre jornada y jornada, sobre todo porque las condiciones de viaje no son las más óptimas. Y lo digo yo que gozamos de todas las facilidades en el CSKA en este sentido. Cada vez que viajamos al Oeste de Europa, son mínimo cuatro horas de vuelo y jugar dos partidos a la semana o incluso uno se hace pesado. Pero es lo que hay y lo bueno es que esta exigencia es para todos igual. El objetivo consiste en estar bien durante todo el año sabiendo que esto es muy largo, nadie puede relajarse y que hay que llegar bien a la parte decisiva.

El tránsito del Baskonia por esta Euroliga ha sido convulso debido a las lesiones. ¿Valora especialmente su clasificación para el ‘Top 8’?

-Ha hecho una buena temporada regular. No es nada fácil compaginar la Euroliga con otra competición durísima como la ACB. Imagino que lo más duro para ellos habrá sido sobrellevar durante tanto tiempo todos los problemas físicos que han padecido. Es un equipo con mucho talento, físico y con unos interiores muy potentes. Es complicado de meterle mano por su calidad. Nosotros disponemos del factor cancha y hemos hecho una buena fase regular, pero insisto en que ahora da un poco igual el rival. A estas alturas, decide el momento de forma de cada uno.

¿Se diluye la ventaja del factor cancha en una cancha tan gélida como la del Megasport Arena?

-Mira, aporto un dato. En mis cerca de dos años aquí, hemos perdido solo tres partidos en casa. El factor cancha siempre es importante, sea donde sea. Ya sé que el público ruso no es igual de apasionado que el griego, pero tienes tus rutinas, duermes en tu casa, comes tu comida... Si puedo elegir, siempre quiero jugar en casa. Delante de los tuyos, te sientes mucho más cómodo.

El duelo en la dirección promete echar chispas. ¿Qué puede decir de Marcelinho y Vildoza?

-La verdad es que son dos bases de un grandísimo talento. Contra Marcelinho me he enfrentado muchísimas veces y es un jugador complicado de defender porque sabe llevar a la perfección al equipo y leer bien los partidos. En el último encuentro en Moscú, estuvo muy acertado. En el caso de Luca, también posee una enorme calidad y muchísimas ganas de progresar y hacerlo bien. Es un jugador desequilibrante. Para nosotros, será fundamental frenarles y que no se sientan cómodos en ningún momento para que el Baskonia no pueda desplegar su juego.

Con un presupuesto de 40 millones, al CSKA solo le vale ganar la Euroliga o, en su defecto, se hablará de fracaso. ¿Es difícil trabajar bajo esta presión?

-No especialmente. Cuando compites para un club como el CSKA, sabes que esa presión por ganar es inherente, tengas contrato o no, diga lo que diga quien sea. Todos queremos ganar y todos tenemos muchas expectativas depositadas en lo que suceda esta temporada. El CSKA cuenta con una base sólida desde hace mucho tiempo y los que, como yo, nos incorporamos la pasada temporada hemos debido adaptarnos a un grupo ya hecho. Nadie va a explicarnos desde fuera lo que significa jugar en el CSKA. Por el sistema de competición de la Euroliga, eso sí, es muy complicado levantar el título para cualquiera. Primero tienes cinco o seis meses para ganarte la ventaja de campo para el play off y luego en el Top 8 también debes hilar fino para jugarte el todo o nada en un fin de semana. Luego, hay otros grandísimos equipos que también pelean por lo mismo que nosotros. Esto hay que vivirlo día a día. Esa presión nos motiva todavía más para estar bien y más concentrados durante todo el año. Ahora las circunstancias nos llevan a jugar un play off muy complicado contra el Baskonia.

¿Tiene, a veces, la sensación de que le faltan balones para alimentar a tipos con el aro entre ceja y ceja como De Colo, Clyburn o Higgins?

-Es fácil ser el base de un equipo así, aunque también he tenido que adaptarme a ellos. Hay grandísimos anotadores como los que citas que lo hacen todo más fácil y generan muchísimo desde el uno contra uno. Me toca ponerlos en su sitio para que se encuentren más cómodos. Están en un gran momento físico y de confianza. Desde mi posición de creador intento que no solo ellos sino que los restantes jugadores se sientan lo más cómodo posible. En el CSKA hay muchas armas y muchas piezas que en cualquier partido pueden sobresalir. Esto nos da una capacidad de desequilibrio importante porque, de esta manera, nuestros rivales no se tienen que fijar solo en uno o dos jugadores.

A diferencia de lo que sucedía el pasado ejercicio, esta temporada sí le han colocado competencia con Daniel Hackett. ¿Algo más liberado de responsabilidades?

-El año pasado Westermann tuvo varios problemas físicos que le impidieron estar al nivel de esta campaña en el Zalgiris. Esas lesiones le mermaron durante mucho tiempo. Con Hackett convivo bien. Somos dos bases complementarios que, dependiendo del partido, podemos jugar más uno u otro. Ambos contamos ya con una edad y experiencia. Los dos sabemos a lo que hemos venido al CSKA y a lo que jugamos. Los dos queremos ganar. Cuando tienes las cosas tan claras, lo demás da igual. Todos estamos dentro de un mismo barco para intentar lo mismo: ganar. Hasta ahora, vamos por el buen camino.