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‘A saco’ en todo momento. Su estilo férreo permite retrotraer al Baskonia ganador de otras décadas. En su ideario, no hay excusas ni está decidido a conceder descanso alguno a sus pupilos. Pese a que la debilidad de la mayoría de rivales de la ACB daría pie a contar con Penava o Kurucs, el croata prefiere manejar una rotación corta de apenas ocho hombres en la que ayer incluyó a González.

Fortuna final. Hace unos días salió cruz con ese triple inverosímil de Papanikolau en El Pireo, pero ayer un Baskonia bajo mínimos resultó agraciado por el error final de Todorovic en un tiro completemente liberado desde el 6,75 después de que Poirier malograra tres tiros libres dentro del último minutos.

Con las fuerzas al límite. Las desgracias no solo se redujeron esta vez a la baja por segundo día seguido de Voigtmann sino también a los esguinces de tobillo sufridos por Janning y Shields en pleno encuentro. El Kirolbet encaró los cuatro minutos finales con una cómoda ventaja (53-64) que, víctima del desfondamiento colectivo, estuvo a punto de ser neutralizada por el Joventut.

Pidiendo la hora, con unas dosis innecesarias de angustia que nadie podía intuir a falta de cuatro minutos (53-64) y al límite de las fuerzas, el Baskonia facturó ayer otra victoria barnizada de tintes épicos en el Olímpico de Badalona. Tuvo que aguardar eso sí hasta el bocinazo final y al temblor de muñeca padecido por Marko Todorovic en su lanzamiento completamente liberado desde el 6,75, pero a la postre celebró un nuevo éxito que le permite asentarse en la segunda posición liguera y le garantiza la etiqueta de cabeza de serie para el sorteo copero previsto dentro de una semana. Mientras tanto, la escuálida tropa alavesa continúa ganando algo de tiempo en espera del imprescindible oxígeno que proporcionen el retorno de algún lesionado y los urgentes fichajes que se hacen derogar.

Poco importó que fuera uno de los partidos menos vistosos de la actual temporada, la sangría de rebotes ofensivos concedidos al Joventut -la friolera de 20- o, víctima de su paulatino desfondamiento, el terco empeño del Baskonia en regalar vidas extra a un limitadísimo Joventut en un caótico epílogo que condensó lo que fue una tarde repleta de despropósitos en uno y otro bando. En medio de una catarata de concesiones de todos los colores, bastó un solitario tiro libre anotado por Vincent Poirier para que el santuario verdinegro se quedara con la miel en los labios a la hora de celebrar varios años después el pasaporte para la Copa del Rey.

Tras llevar la delantera en el marcador desde el segundo cuarto, el Kirolbet evitó un serio disgusto en la foto finish después de indultar a su rival en innumerables ocasiones. Su actividad defensiva perdió bastante rigor en los compases finales, también hubo que lamentar severas desatenciones en el cierre del rebote defensivo y, para colmo de males, un fundido Poirier incurrió en tres errores desde la personal que alimentaron la moral verdinegra y concedieron un último rayo de esperanza a los seguidores locales. En el colmo del surrealismo, el equipo vitoriano -que no estaba en el bonus- reincidió en un error que ya clama al cielo al consentir un último tiro a Todorovic sin consumir el valioso cartucho de una cuarta falta. Afortunadamente, el montenegrino -capitán general en este renacido Joventut- no destaca por su muñeca de seda desde la larga distancia y su tiro prácticamente de entrenamiento, previa asistencia de Laprovittola, fue repelido por el aro azulgrana.

película de terror Atrás quedó una sesión baloncestística de ínfima calidad en la que el Baskonia lució ese carácter canchero que le ha inoculado Perasovic. En el ideario del técnico croata no se admiten bajadas de tensión ni excusas pese a la epidemia de infortunios. Si hace falta, también se compite con dolor pese a que las consecuencias puedan ser funestas en el futuro. Una disciplina espartana que hace del Baskonia un hueso duro de roer pese a su precariedad de efectivos. A falta de virtuosismo, el equipo vitoriano tiró básicamente de oficio y dureza atrás para convertir cada ataque verdinegro en un verdadero suplicio.

Voigtmann se mantuvo por segunda jornada consecutiva fuera de los planes azulgranas al persistir su fiebre, pero ahí no cesaron los sobresaltos a nivel físico para un grupo cuya entereza mental merece un monumento. En diversos lances del choque, tanto Janning como Shields se lastimaron sus respectivos tobillos izquierdos debiendo competir durante muchos minutos en unas condiciones precarias. Parecía un escenario propicio para que el Joventut hurgara en la herida, pero el conjunto catalán fue incapaz de aprovechar una oportunidad de oro.

El choque resultó por momentos esperpéntico e impropio de la elite baloncestística con unos guarismos anotadores ciertamente paupérrimos. El Baskonia propuso un partido de pico y pala, alejado de cualquier tipo de lírica. En ese terreno pantanoso donde el físico adquiere una dimensión capital, dio con la tecla para amargar la existencia a un anfitrión incapaz de despojarse los férreos grilletes alaveses. La parálisis ofensiva final, traducida en cinco minutos de ceguera absoluta donde los de Perasovic solo se nutrieron de tiros libres, ensombreció su dominio. En el cara o cruz, a diferencia de lo sucedido días atrás en El Pireo, esta vez no tuvo que lamentar daños.

Sus oleadas triplistas resultaron fundamentales en diversos tramos de la contienda. Esfuerzo encomiable pese a su esguince de tobillo o la minutada que se metió entre pecho y espalda.