Vitoria - Los más veteranos recordarán una mítica serie de los años ochenta titulada Con ocho basta que narraba las peripecias de una peculiar familia numerosa. En estos tiempos en los que los remakes están a la orden del día, el Baskonia llevaba varias semanas protagonizando su particular versión de la teleserie como consecuencia de los números contratiempos que han padecido sus jugadores. Ayer, sin embargo, se vio forzado por las circunstancias a rehacer el guión para afrontar el enésimo problema físico. Porque apenas unos minutos antes del inicio del duelo se confirmó que Johannes Voigtmann no podría saltar al parqué al ser víctima de una inoportuna gripe. Un mal que también había afectado a un Shields que arrastraba décimas de gripe y no había podido entrenarse el jueves.
Se antojaba harto complicado dibujar un escenario más devastador pero, lejos de venirse abajo, la escuadra de Zurbano se esforzó por convertir en virtud la máxima necesidad que le acuciaba. Y, contra todo pronóstico, lo logró de sobra. En una nueva lección de pundonor, coraje, intensidad y ese inconfundible Carácter Baskonia, el plantel vitoriano terminó provocando que fuera su oponente quien terminara fundiéndose como un azucarillo en el café. Y eso que el Herbalife contaba con todas sus piezas.
Por increíble que parezca, apenas se notó que el Kirolbet jugó sin ningún cuatro y que hizo frente a los cuarenta minutos con siete elementos más la testimonial aportación de Penava. Ante la evidencia de que no iba a poder ganar la batalla en las zonas, Perasovic ordenó a sus pupilos adelantar las líneas al máximo y buscar cortocircuitar el juego insular desde su primera línea. Un esfuerzo titánico para un grupo mermado y que venía de disputar una prórroga el martes.
Pero los jugadores aceptaron el desafío y, con mucho más pundonor que oxígeno, se dejaron el alma sobe la pista para terminar inclinando la balanza con claridad del lado local. Guiado por un Huertas que enarboló desde el arranque la bandera del guerrero que no está dispuesto a rendirse, el Baskonia derribó cuantos muros se le pusieron por delante e incluso pudo disfrutar de unos últimos minutos tranquilos. Una nueva muesca en la lista de gestas pero que ojalá no sea necesario repetir.
El senegalés firmó su mejor partido de la temporada en Euroliga, igualando los 25 dígitos que sumó en la sexta jornada en la derrota ante el Fenerbahce. Pese a jugar fuera de su ubicación natural y ejercer como ‘cuatro’, su actuación resultó espectacular y acabó con dobles figuras.