vitoria - Por segundo año consecutivo, el puesto de tres continúa bajo sospecha en el Baskonia. El codiciado Adam Hanga se marchó en el verano de 2016 con destino al Barcelona y, lejos de taparse el agujero, las grietas permanecen inalterables siendo la sombra del purasangre húngaro bastante alargada. Si la temporada pasada se convirtió en un foco de máxima inestabilidad por culpa del decepcionante rendimiento de Janis Timma, en esta ocasión tampoco han conseguido mitigarse los problemas con el escaso despliegue protagonizado por el heredero del letón, cuyo astronómico sueldo resultaba insoportable para la tesorería azulgrana y que no recibió un voto de confianza para prolongar su andadura en el Buesa.

Shavon Shields, encargado junto a Darrun Hilliard de proporcionar el ansiado salto de calidad al Kirolbet en su asalto a la Final Four prevista en Vitoria, está prolongando el mal fario de una posición ciertamente maldita para la que no se encuentra antídoto ni estabilidad en las oficinas de Zurbano. En su caso, el quebranto no supone tanto a nivel económico -firmó por dos años pero con unos honorarios sensiblemente inferiores a los del actual jugador del Olympiacos- como deportivo.

Y es que, transcurrido ya un margen prudencial de tres meses para haberse adaptado a la nueva y exigente realidad de su carrera, el tres nacido en Kansas se mantiene muy por debajo de las expectativas y continúa sin remontar el vuelo tras un esperanzador arranque de temporada. Lo peor de todo es que, más que una solución a los males que asolan actualmente al Baskonia, parece haberse convertido en un problema para Velimir Perasovic.

La llegada del entrenador croata no ha servido para revitalizar a un exterior sin confianza que, para más inri, se ha quedado como el único alero puro de la plantilla tras la lesión de rodilla sufrida por Patricio Garino. A medida que avanzan las jornadas, su rol es cada vez más secundario en los esquemas azulgranas y ni siquiera emerge ya como una alternativa para los minutos calientes de los partidos.

Antes que recurrir a sus servicios, Peras aboga por simultanear la presencia de dos bases o incluso prefiere desplazar a Janning o Hilliard al puesto de tres pese al constante sufrimiento de estos últimos ante pares más físicos. Un detalle muy sintomático acerca de la poca química entre ambos. Frente al Anadolu Efes en la última jornada de la Euroliga, Shields protagonizó dos apariciones al inicio del duelo y a la vuelta del descanso, pero su aportación resultó descorazonadora.

atenazado y sin confianza A raíz de aquel fuerte golpe propinado por Axel Toupane en la cabeza en el choque ante el Olympiacos, el alero con pasaporte danés adolece de consistencia en todas las facetas del juego y está agotando la paciencia del personal. Ni adelante ni atrás alcanza esos mínimos por los que suspiraba el Baskonia para mejorar la monocorde versión triplista de Timma, algo que a priori era sencillo.

Sus interesantes fogonazos en la Supercopa celebrada en Santiago han carecido de continuidad. Ahora se vislumbra un jugador atenazado por la responsabilidad, huérfano de la autoestima ideal y al que le quema el balón en las manos. No escoge buenas decisiones a la hora de atacar el aro, llega uno o dos segundos tarde en defensa ni, en definitiva, exhibe la personalidad que demanda un puesto tan crítico.

Aún persiste en las entrañas del Buesa la duda de si Shields ha asimilado de buen grado el hecho de pasar de ser cabeza de ratón en el Dolomiti Energia Trento a cola de león en el Baskonia, un club donde no puede jugarse tantos balones ni acaparar el protagonismo del que gozó durante el último curso tanto en la Lega como la Eurocup. Al margen de sus discretos promedios, lo peor es que carece de presencia.

El pasado reciente demuestra que el Baskonia se ha especializado en ser una rampa de lanzamiento ideal para muchos jugadores de su estirpe a la hora de satisfacer retos más ambiciosos en su carrera, pero también un club donde uno puede sufrir el mal de altura y ver estancado su crecimiento. A sus 24 años, Shields se halla en ese momento de indefinición para desasosiego del club vitoriano, que en su caso sí confiaba a ciegas en un rendimiento inmediato tras alcanzar la excelencia en las pasadas finales italianas ante el Armani Milan. Aquel alero explosivo, de gatillo fácil y con la canasta entre ceja y ceja todavía debe enseñar las uñas en Vitoria.

Janis Timma. El actual alero del Olympiacos promedió la pasada temporada 7,8 puntos y 3 rebotes en 23 minutos dentro de la ACB, donde convirtió 50 de sus 142 triples (35% de acierto). En la Euroliga consiguió 7,6 tantos y 2 rechaces con un 41,2% en triples. (54 de 131). Estuvo alrededor de 23 minutos en pista entre las dos competiciones.

Shavon Shields. En el torneo doméstico suma hasta ahora 7,6 puntos y 2,7 rebotes en 19 minutos de media. En la Euroliga sus números bajan algo al promediar 5,2 tantos y 2,3 rechaces en 17 minutos. Los porcentajes del exterior con pasaporte danés desde el 6,75 son bastante peores que los del letón con un 27% en la ACB (6 de 22) y poco más del 30 en el frente continental con 4 aciertos de 13 intentos.

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El protagonismo de Shields a las órdenes del técnico croata se ha reducido de forma drástica. En los últimos cinco choques desde el cambio de entrenador, tan solo promedia cerca de 12 minutos.