vitoria - El Baskonia clausuró el pasado martes una temporada que, en líneas generales, ha dejado un poso de indudable satisfacción. Pocos reproches se le pueden realizar a un colectivo que fue de menos a más y cuya trayectoria debe considerarse como francamente positiva pese al grave borrón que supuso el tránsito por la Copa del Rey celebrada en el Gran Canaria Arena. La etiqueta de cuartofinalista continental y el subcampeonato liguero suben de forma considerable la nota. Especialmente porque los verdugos azulgranas en ambos frentes, el Fenerbahce de Obradovic y el Real Madrid de Laso, figuraban uno o dos pasos por delante en cuanto a profundidad de banquillo y recursos.

Tras un desgaste sobrehumano a lo largo de 79 partidos, faltó un plus de calidad en algunas facetas del juego y, sobre todo, el golpe de riñón imprescindible cerca de la línea de meta para conducir un título a las vitrinas del Buesa Arena. Sin embargo, ello no resta ni un ápice de mérito a la competitividad exhibida por un equipo que ha vuelto a recuperar la química con su entregada afición. El Kirolbet mantiene intacto su prestigio dentro del Viejo Continente. Eso sí, la posibilidad de acabar con la larga sequía de títulos se antojaba como una utopía ante ciertas carencias estructurales de la plantilla y el insuficiente rendimiento brindado por algunos fichajes predestinados a dar un salto cualitativo.

La vitoriana ha sido una metamorfosis espectacular desde el cambio del inquilino en el banquillo. Del grupo que inició su trayecto con serias dudas en su equipaje y el rumbo completamente extraviado bajo la batuta de Pablo Prigioni al que terminó cayendo con las botas puestas en la final liguera ante el Real Madrid, medió un abismo. La zozobra inicial dio paso a un conjunto de jugadores con la estabilidad y la autoestima recuperadas de la mano de Pedro Martínez, la figura clave que inyectó cordura y sensatez a un proyecto que se movió entre arenas movedizas mientras el exbase nacido en Río Tercero estuvo al frente del mismo.

La arriesgada apuesta de Josean Querejeta por un entrenador novel y sin ningún tipo de experiencia al más alto nivel olió a chamusquina desde un primer momento. Tras el despido de Sito Alonso, la elección de Prigioni, completamente superado y falto del rodaje que exige un puesto tan complicado, constituyó un auténtico fiasco y motivó momentos de zozobra que se vieron ahuyentados con su dimisión a finales de octubre del año pasado. En un gesto que le honra, uno de los iconos de la historia azulgrana arrojó la toalla tras una hiriente derrota (63-80) en el Buesa Arena ante el Valencia Basket que precipitó los acontecimientos.

un bloque renacido Con el Baskonia fuera de los puestos para la Copa del Rey y también en el furgón de la cola en la Euroliga, acudió en su auxilio un Pedro Martínez que, afortunadamente, para los intereses alaveses se encontraba en el paro pese a haber conducido unos meses antes al Valencia Basket hacia el mayor éxito de su historia. Su inicio no fue el soñado con una derrota en el Buesa Arena ante el Tecnyconta Zaragoza, pero con el paso de las semanas levantó física, táctica y anímicamente a un grupo que, ante todo, necesitaba unas buenas dosis de rigor a nivel defensivo. La confianza de todos los jugadores estaba por los suelos, pero el soberbio trabajo del técnico catalán puso los cimientos para una reacción conmovedora.

La campaña también amenazaba ruina debido al golpe de mala fortuna acontecido en la pretemporada con Jordan McRae. Por segundo año consecutivo, el fichaje estrella rubricado por el Baskonia no funcionó y vivió un desenlace tan fatídico como el Andrea Bargnani. Una lesión en el hombro con un tratamiento médico equivocado desde el principio desembocó en la rescisión de contrato del alero estadounidense en enero, si bien el club se cubrió acertadamente las espaldas con el fichaje de Matt Janning, a la postre un escolta que colocó al Kirolbet en otra dimensión gracias a su mordiente ofensiva.

Desde noviembre, el vitoriano fue un bloque completamente distinto que compitió de forma excelente en todos los frentes, especialmente en la Euroliga. Fuera de las fronteras, no solo recuperó el terreno perdido respecto a sus rivales sino también aseguró el billete para el Top 8 con una jornada de antelación tras el triunfo sobre el Maccabi. Lástima no haber alcanzado ese sexto puesto que habría propiciado un cruce algo más benigno ante el Olympiacos más terrenal de los últimos tiempos. El poderoso Fenerbahce, por entonces vigente campeón del torneo, apartó al Baskonia de su sexta Final Four tras un cruce de cuartos que retrató la inferioridad física de los azulgranas.

Quedaba la ACB como tabla de salvación y tanto el cuerpo técnico como la plantilla se propusieron cambiar la inercia de las últimas temporadas con el clásico bajón post-Euroliga. El Kirolbet satisfizo, a la postre, un objetivo que se le venía resistiendo sistemáticamente desde hacía ocho años: el billete para una final. Tras dejar en la cuneta al Unicaja y al Barcelona, solo el Real Madrid ha impedido que la entidad del Buesa recupere su supremacía a nivel estatal. El primer triunfo en el WiZink Center resultó un espejismo porque los blancos han terminado la serie en plan autoritario y dejando entrever su mayor abanico de recursos. Una decepción que, en cualquier caso, no evitó que el baskonismo, con una ovación por todo lo alto, haya despedido con todos los honores una de las temporadas más reconfortantes de los últimos tiempos.

Un gran borrón. El tránsito por la Copa del Rey fue decepcionante con una derrota a las primeras de cambio en el Gran Canaria Arena ante el Barça, a la postre el campeón del torneo.

Vuelta a una final. Ocho años después, el Baskonia se plantó con merecimiento en el duelo decisivo por el título ante el Real Madrid. Tras el segundo puesto de la fase regular, los vitorianos hicieron realidad su objetivo tras eliminar al Unicaja y al Barcelona.

Digna Euroliga. Pese a arrancar con 0-4, el Kirolbet reaccionó de manera magistral y certificó el pase al ‘Top 8’ a falta de una jornada. El Fenerbahce le apartó en cuartos de su sexta ‘Final Four’.

79

El balance en los tres torneos ha sido de 48 victorias y 31 derrotas.