- Ya llueve menos algo menos para un Baskonia que no merecía despedir la Euroliga con un nuevo rosco en el casillero en el cruce de cuartos de final. Varios puntos por encima del Fenerbahce en cuanto a estado de necesidad y ambición, el equipo vitoriano forzó ayer el cuarto partido y se resiste todavía a bajar los brazos en la pelea por hacerse un hueco en la Final a Cuatro de Belgrado. Su juego más equilibrado y el indispensable aliento del Buesa Arena le permitieron derrotar por primera vez esta campaña a un gigante turco siempre a remolque en la tercera entrega y huérfano de la solvencia que le caracteriza.
Un parcial de 15-0 al inicio del último cuarto colocó en órbita al Baskonia, que supo hurgar en las debilidades de la pizarra de Obradovic y llevar en todo momento la manija del encuentro. El ritmo y la iniciativa correspondieron siempre a los alaveses, capaces en esta ocasión de resistir las embestidas visitantes pese a su pájara del epílogo. Con 2-1 en el global de la serie, ambos equipos volverán a verse las caras mañana en el Buesa Arena con la sensación de que un desempate en Estambul no es ni mucho menos descabellado. Una victoria merecida de principio a fin pese al maltrecho estado físico de Granger -una fortuita caída de Vesely sobre su tobillo volvió a encender las alarmas en la recta final-, Ilimane y Garino, cuyos problemas en un dedo de la mano le impidieron entrar en la rotación exterior.
Emerge nuevamente un rayo de esperanza para un Baskonia de nuevo coral, alimentado por la confianza de sus excelsos tiradores y con la entereza suficiente en todas las facetas para mantener a raya al Fenerbahce. Dentro del óptimo nivel colectivo, sobresalió la estabilidad de Huertas en la dirección y la devastadora pegada de Beaubois, si bien Pedro Martínez también agradeció la inspiración puntual de otros jugadores en diversas fases del choque.
Obradovic realizó una concesión en su cinco titular con los primeros minutos de toda la eliminatoria para el nacionalizado Ali Muhammed, que si bien consiguió dos triples fue incapaz de hacer funcionar la maquinaria turca. De ello se aprovechó el Baskonia para firmar un esperanzador despegue que llevó la firma de un excelso Beaubois. El francés recuperó por fin su idilio con la aro otomano desde la línea del 6,75. Sin embargo, una antideportiva de Vildoza y el ingreso de Sloukas propiciaron un progresivo equilibrio de fuerzas que dio paso a un torrente de juego azulgrana.
vesely, la amenaza Retornó el Kirolbet de las grandes noches en la presente temporada y el vigente campeón se vio empequeñecido hasta límites insospechados. Huertas acreditó toneladas de orgullo en la dirección, se agigantó Poirier en la zona y el mago Beaubois continuó provocando gestos de admiración en el Buesa con sus conejos de la chistera, pero Voigtmann también se convirtió en el brazo ejecutor de un Obradovic fuera de sus casillas por el diáfano dominio vitoriano.
El gigante alemán pone los pelos de punta en sus días malos, pero también es capaz de enardecer los ánimos del Buesa Arena con su calidad. Ayer dio la de arena en un segundo cuarto de máxima inspiración donde el Fenerbahce se sostuvo a duras penas por los réditos del desigual emparejamiento entre Janning y Datome, que decidió postear una y otra vez al estadounidense para extraer petróleo de su mayor envergadura. Retornó a la actividad Granger, pero apenas pudo producir nada positivo el uruguayo ante lo magullado de su tobillo. Tan autoritaria se mostró la tropa alavesa que ni siquiera malvivió por la escuálida producción ofensiva de Shengelia, de nuevo condicionado por las faltas y que se retiró al descanso con apenas dos puntos.
Tras el descanso, el Fenerbahce se agarró a sus rebotes ofensivos, al silencioso Guduric -letal con su puntería exterior- y la contundencia de Vesely bajo los aros para contrarrestar el brío local. Se empleó con tal efervescencia el checo que Obradovic debió dosificar sus minutos. La defensa del Kirolbet comenzó a perder fuelle y un tétrico minuto final del tercer cuarto estrechó al máximo el marcador (67-66) tras un dos más uno de Vesely y otra canasta de Nunnally. El desplome azulgrana fue contenido por la figura más inesperada. Timma, irrelevante hasta ese momento y reciclado al puesto de cuatro por Pedro Martínez, rubricó ocho puntos consecutivos que devolvieron el pequeño colchón de seguridad al Baskonia. Fue el estirón definitivo para certificar un triunfo con sabor a liberación para todos los presentes en el recinto de Zurbano.
Iniciativa azulgrana. Salvo alguna pájara puntual, el Kirolbet siempre mandó en un encuentro donde impuso su ritmo y su juego coral en ataque. La espectacular dirección de Huertas y el colmillo afilado de Beaubois sobresalieron dentro del excelente tono a nivel colectivo.
Entereza y chispa. A diferencia de otras jornadas, el Baskonia supo resistir las embestidas de un Fenerbahce que, aun lejos de su mejor versión, llegó a meter el miedo en el cuerpo en algunas fases. Un parcial de 15-0 al comienzo del último cuarto permitió a los alaveses conseguir el colchón de seguridad necesario para no sufrir grandes sobresaltos.
En el ojo del huracán en muchas ocasiones este curso, ayer recordó al de sus mejores noches con un magnífico papel en la dirección. Anotación y creatividad a partes iguales.