vitoria - Los grandes equipos se construyen siempre desde el trabajo coral y a este pujante Baskonia no se le puede negar desde la llegada de Pedro Martínez en octubre del año pasado su clara predisposición a que muchos jugadores sean protagonistas en ataque. Si algo quiere y repite hasta la saciedad el entrenador catalán es que el balón pase por las mayores manos posibles con el fin de que el rival de turno no sepa a ciencia cierta de dónde puede proceder el peligro. El trabajado triunfo ante el MoraBanc estuvo marcado por un hecho muy noticioso que constituye un perfecto síntoma de lo que el equipo vitoriano ha crecido durante los últimos meses para aspirar a lo máximo en la ACB y la Euroliga. Y es que hasta seis jugadores acabaron el choque de ayer por encima de la decena de puntos pese a disponer de un tiempo limitado sobre la cancha de Zurbano.
Los encargados de dar sentido a estas innegociable filosofía implantada por el cuerpo técnico fueron los dos bases (Huertas y Vildoza), los dos escoltas (Beaubois y Janning), un clásico en estas lides como Shengelia y, contra todo pronóstico, Ilimane, buscado ayer con ahínco por sus compañeros y al que su pleno desde la personal (6 de 6) ayudó a mejorar los registros.
Pese a puntuales lesiones o dubitativos estados de forma, la amplitud del roster vitoriano permite toda clase de lujos. El esguince de tobillo de Granger devolvió al primer plano a Vildoza y el argentino respondió con su desparpajo habitual ante el aro andorrano. En la dirección, Huertas también desatascó algunos ataques con sus célebres bombas.
Ante la falta de ritmo de Timma y los problemas de Garino en un dedo de la mano derecha, los restantes exteriores sí supieron estar a la altura de las circunstancias. Si hubo un protagonista destacado que cercenó las esperanzas visitantes, ese no fue otro que Janning. El elegante tirador estadounidense pasó completamente desapercibido hasta su salvaje irrupción al inicio del último cuarto. Con tres triples providenciales y once puntos en un abrir y cerrar de ojos, enardeció los ánimos de un Buesa Arena inquieto por el desarrollo del encuentro. Al desenfreno anotador vivido por el Baskonia en la segunda parte se sumó Shengelia, el tercer pistolero de la ACB. Sin lanzar excesivos tiros de campo, el georgiano se fue hasta los 12 puntos tras un intenso duelo con Shurna.
La intimidación de las ‘torres’ azulgranas se dejó sentir. Los centímetros de Ilimane y Poirier causaron estragos en un MoraBanc que, si bien ocasionó problemas bajo los aros en algún tramo de la mano del exbaskonista Iverson, perdió la batalla en esta faceta.