94 - 90

Decisiones arriesgadas. Durante gran parte del duelo el Baskonia fue a remolque de lo que propuso el Barcelona. El técnico trató de darle la vuelta a la situación con algunos movimientos arriesgados, como una zona que empleó alternativamente, que no funcionaron demasiado bien. Apostó por el joven Vildoza para jugarse los minutos decisivos ante el gris nivel de Granger.

Problemas en la dirección. El duelo entre los bases estaba llamado a ser una de las batallas particulares que inclinase la balanza de los cuartios de final y esa la ganó con claridad el Barcelona. Granger hizo su segunda falta muy pronto y después estuvo muy gris, Huertas naufragó en el primer periodo y solo el joven Vildoza fue capaz, por momentos, de leer lo que el duelo necesitaba.

‘Toko’ y Beaubois, muy solos. Al Baskonia le faltaron referencias entre las que poder repartir la responsabilidad. Shengelia y Beaubois no tuvieron dudas para tirar del carro en todo momento pero encontraron poco apoyo del resto de sus compañeros.

Suele decirse que la venganza se sirve en frío y lo cierto es que el Barcelona le preparó ayer al Baskonia una helada copa de este amargo cóctel. Apenas quince días atrás el plantel de Pedro Martínez había atropellado a los catalanes con la fuerza de un tráiler provocando la destitución de Sito Alonso y el siempre caprichoso destino había deparado que ambos conjuntos se volvieran a encontrar en los cuartos de final del torneo del K.O. Demasiado poco tiempo entre ambas citas como para no tener en cuenta lo que había ocurrido. La llegada de Pesic al banquillo culé, además, añadía un factor extra a la mezcla. El desconocimiento de lo que podría plantear el veterano preparador serbio. Datos aparentemente aislados pero que, combinados, dibujaban una dibujaban una amenazante señal de alerta en el horizonte vitoriano.

Porque de la misma manera que resulta evidente que la trayectoria catalana rebosa irregularidad por todos sus poros y que este curso se encuentra a años luz de poder considerarse entre sus mejores, nadie discute tampoco que cuenta con una plantilla de quilates más que suficientes como para amargarle una tarde a cualquiera. Y eso fue precisamente lo que sucedió anoche. El Barça se aferró a la Copa como su casi única opción de arreglar la campaña y recurrió a uñas y dientes hasta alcanzar su primer objetivo, que no era otro que dejar en la cuneta al Baskonia.

Y eso que la contienda amaneció con sol para la escuadra alavesa. Dejando aparcados los inicios titubeantes que le han penalizado en no pocas citas este curso, apretó el acelerador desde el salto inicial y trató de imponer una velocidad de crucero máxima que descolgara a su rival. Con Poirier dominando las zonas y Beaubois y Timma como principales brazos ejecutores, logró una esperanzadora renta inicial basada en la defensa eficaz y las rápidas salidas a la contra.

Sin embargo, pronto comprobó que el choque de ayer no se iba a parecer en nada al paseo del reciente duelo en el Buesa. El Barça supo encajar ese golpe inicial sin descomponerse y, aprovechando la tempranera segunda falta de Granger, se reenganchó al marcador hasta terminar por delante el primer cuarto (28-22).

A partir de ahí, la iniciativa correspondió prácticamente siempre a los de Pesis. Tras el naufragio de Huertas en el cierre del parcial inicial, Pedro Martínez le concedió la alternativa al joven Vildoza que, pese a algunos errores, logró equilibrar la batalla en la dirección. Sin embargo, ahí comenzó a surgir otro de los problemas que lastraron a los alaveses, el rebote. Los vitorianos eran incapaces de candar su propio aro y el Barcelona, fundamentalmente gracias a Oriola, conseguía valiosas segundas opciones. Pese a todo, un triple final de Beaubois en el último segundo dejó la situación todavía controlada al descanso (52-47).

Sin embargo, las sensaciones eran más preocupantes que el resultado y el tercer cuarto no hizo otra cosa que confirmar esta tendencia. El Baskonia se atascó una y otra vez ante la canasta contraria y tampoco era capaz de cortocircuitar los ataques culés para evitar sus puntos. Tirando de corazón y con Shengelia como gran referencia, el equipo consiguió al menos arrancar los diez minutos finales solo siete puntos por debajo en el marcador tras haber llegado a la máxima desventaja de once.

Y entonces, conforme avanzaba el último periodo, la épica pareció querer aliarse con el combinado de Pedro Martínez. Recurriendo a las individualidades de dos de sus grandes referencias -Shengelia y Beaubois- y con el Vildoza definitivamente al mando de las operaciones tras el gris rendimiento de Granger, el Baskonia fue recuperando terreno hasta, por fin, equilibrar el marcador después de mucho tiempo (82-82) gracias a un triple de Beaubois. Restaban 3.28 para el final y a partir de ahí empezó un partido nuevo.

Un taquicárdico columpio en el marcador en el que ambos contendientes fueron cumpliendo con su parte a través de canastas o tiros libres hasta que, ya dentro del último minuto, Voigtmann perdió un balón por no atreverse a lanzar y Heurtel no perdonó a la contra (92-88). Se antojaba la sentencia pero el Baskonia todavía tuvo una última opción a falta de 16 segundos tras recuperar un balón. Con 93-90, el cuadro vitoriano se precipitó buscando un triple rápido y ni Beaubois ni Voigtmann, con posible falta no pitada, lo convirtieron. El Barça, ya removía los hielos de su copa helada.

Tras tener que esperar cuatro ediciones para poder debutar el capitán no quería irse a las primeras de cambio y lo intentó. Firmó un encuentro soberbio sin recompensa.