Vitoria - Como los buenos estudiantes encara Baskonia su participación en la próxima edición de la Copa del Rey de Gran Canaria, con los deberes hechos y la moral intacta. Entre otras cosas, porque la fiabilidad que en estos momentos es capaz de contagiar la escuadra de Pedro Martínez es el único razonamiento posible para explicar victorias tan contundentes como las consumadas ante el Barça en Euroliga el pasado 8 de febrero y ante Unicaja en liga el pasado sábado. Un conjunto el malagueño acostumbrado a no recibir un castigo superior a los 71 puntos media por partido en lo que va de temporada pero que en el Buesa se llevó la friolera de 96 después de una volcánica segunda mitad baskonista donde el equipo se desmelenó anotando sesenta puntos a un inoperante conjunto andaluz. Fiabilidad y confianza como pilares para encarar una nueva cita copera donde Baskonia confía esta vez en poder sumar su séptimo título tras los conseguidos en 1995, 1999, 2002, 2004, 2006 y 2009. Pilares fundamentales pero únicos, por cuanto la escuadra de Pedro Martínez atesora otra serie de cualidades y valores que en este punto de la temporada, especialmente a las puertas de su debut en Copa ante el Barcelona -este viernes a las 21.30 horas-, juegan a su favor.
un balón que vuela De un lado, según se pudo observar el pasado sábado ante Unicaja, la concepción del juego baskonista tiende cada vez más a una aportación colectiva por encima de las individualidades, lo que confiere al plantel un aura de solidaridad cuyo valor suele ser reclamado en los momentos de mayores urgencias. Pero es que también este Baskonia parece empeñado en imprimir al balón un ritmo frenético en cada una de sus transiciones, lo que sin duda agudiza las posibilidades de un equipo que se mueve mejor en dinámica que en estático.
jugadores en estado de forma Tomando el partido de Unicaja como referencia, el buen nivel que presentan varios jugadores del equipo es una obviedad. Granger, sin ir más lejos, recuperó su liderazgo y clarividencia ante los malagueños con una dirección notable y un control del ritmo del partido que permiten a Pedro Martínez respirar con cierto alivio dada la irregularidad que viene protagonizando Huertas y la bisoñez de Vildoza. Beaubois volvió a ejercer de desatascador en la ofensiva local, repartiendo además un buen número de asistencias -siete en total- que elevaron las prestaciones de compañeros como Shengelia, sin duda el gran faro moral y deportivo de este equipo que ante Unicaja firmó una actuación más que notable, y sobre todo Voigtmann, un jugador tachado muchas veces de irregular y frío que el pasado fin de semana, sin embargo, se destapó con una actuación sobresaliente de 18 puntos que repartió en una serie de 6/6 en lanzamientos de dos, 1/1 en triples y 3/3 en tiros libres en los 17 minutos que estuvo en cancha, donde además capturó tres rebotes defensivos y uno ofensivo. Toda una declaración de intenciones en el pívot alemán para calibrar el subidón moral con el que en estos momentos llega a la Copa de Gran Canaria.
Un equipo en racha También cuenta Baskonia en esta suerte de ola positiva en la que parece estar subido de cara a la cita copera con la confianza anímica de los resultados. La confianza de una dinámica positiva que en el caso de la competición doméstica permite al equipo presentarse en Gran Canaria con cuatro victorias consecutivas tras la conseguida el sábado ante Unicaja. Gracias a ella, además, la escuadra de Zurbano consiguió un doble objetivo. Por un lado ganó el average particular ante un posible rival directo como el cuadro canario y, por otro, se coló por fin entre los cuatro primeros de la clasificación. Registros e intangibles que también suman, especialmente en un torneo tan caprichoso como la Copa, donde hace ya nueve años que a Baskonia se le espera.