vitoria - Kevin Jones ya es historia en el Baskonia, cuyos tibios intentos para que el ala-pívot estadounidense continuase vistiendo la elástica azulgrana se han traducido en un sonado portazo por parte del único temporero que anidaba en su plantilla. Apremiado por la cláusula de corte existente en su contrato, que podía hacerse efectiva el domingo al término del encuentro ante el Estudiantes, el club vitoriano trató de disuadirle mediante otro vínculo temporal cuyos términos no han satisfecho ni por asomo a un jugador reacio a seguir en Vitoria en unas, a su juicio, inaceptables condiciones laborales.
La propuesta de una nueva relación contractual consistente en estampar su firma mes a mes, algo que dejaba entrever en el fondo las dudas del Baskonia respecto a su valía para el proyecto, ha sido prácticamente una invitación para que Jones hiciera las maletas. El neoyorquino suspiraba por una estabilidad que desde los despachos del Buesa Arena no se le garantizaba, de ahí que haya renunciado a seguir compitiendo a las órdenes de Pedro Martínez.
Por mucho que el Baskonia sea un grande de Europa, su prestigio esté fuera de toda duda y sea un destino apetecible para cualquiera, hay determinadas ofertas a ciertos jugadores que invitan a recibir un claro no como respuesta. Eso es lo que acaba de suceder con un tipo curtido en mil batallas como Jones, que abandona la capital alavesa dejando una estela de profesional intachable y cuyo adiós está rodeado de cierto grado de incomprensión entre la hinchada azulgrana. En el lado positivo de la balanza, deja libre una plaza de extracomunitario que aumenta la maniobrabilidad del club a la hora de recomponer una plantilla con algunos déficits evidentes.
Con sus limitaciones y también sus dientes de sierra en el rendimiento pero una seriedad y entrega incuestionables, el jugador nacido hace 28 años en Mount Vernon ha sido un recambio más que digno para Toko Shengelia, al que ha descargado de minutos en una fase decisiva de la temporada donde el Baskonia se ha metido de lleno en la pelea por el Top 8 de la Euroliga. No era fácil dar en el mercado con un jugador que acatase el sacrificado rol de escudero del georgiano, pero Jones ha cumplido con creces en este sentido en sus 20 partidos entre ACB y Euroliga.
Al margen de sus esporádicos destellos en ataque, casi siempre procedentes de los tiros abiertos, Jones ha brindado buenas dosis de consistencia tanto en defensa como el rebote. Pedro Martínez le ha elogiado públicamente en infinidad de ocasiones y, prueba de que era alguien de su máxima confianza, es que hasta el último momento ha contado con sus servicios de forma asidua.
Diversas cábalas La marcha de Jones constituye a corto plazo una clara merma del potencial baskonista bajo los aros y, sobre todo, vuelve a dejar cojo el puesto de cuatro. El regreso de Rinalds Malmanis, que ha permanecido las últimas semanas de baja debido a su episodio de fascitis plantar, no parece suficiente para afrontar los grandes desafíos que aguardan a la vuelta de la esquina.
El joven letón carece, a priori, del pedigrí y madurez que necesita el Baskonia para mantenerse en la cresta de la ola. Si bien posee un valioso pasaporte para la ACB, una hipotética determinación de convertirle en la permanente sombra de Shengelia con el fin de favorecer el aterrizaje de otro fichaje -previsiblemente extracomunitario- para la cuerda exterior constituye una apuesta de altísimo riesgo, sobre todo si se tiene en cuenta el peligroso historial de lesiones de Shengelia durante su estancia en Vitoria.
Todas las fórmulas destinadas a elevar la cotización del Baskonia, desde fichar otro cuatro extracomunitario o, por el contrario, recurrir a un base-escolta para elevar la solidez de la dirección, son valoradas ahora mismo en los despachos del Buesa. Cualquier movimiento, eso sí, deberá ser medido hasta las últimas consecuencias en aras de favorecer la consecución del ansiado equilibrio interior-exterior. Desde la fallida apuesta por Jordan McRae, cuya lesión ha trastocado seriamente los planes azulgranas en la presente temporada, da la sensación de que el Baskonia no es un conjunto redondo.
A solo dos semanas ya de afrontar el asalto a la Copa del Rey en el Gran Canaria Arena y en un momento crítico de la Euroliga donde están en juego casi todas sus esperanzas de acceder al Top 8, el Baskonia acusa una inestabilidad perniciosa. Algunos puestos están cogidos con alfileres, de ahí que la necesidad de refuerzos para Pedro Martínez -uno o incluso dos- sea imperiosa con el fin de conseguir un salto de calidad en todos los frentes.