Después de seis temporadas llevando la batuta del equipo, la decisión que tomó Milos Teodosic el pasado verano de abandonar su zona de confort y probar suerte por fin en la NBA dejaba un hueco muy complicado de cubrir en las filas del CSKA de Moscú. El próximo rival del Baskonia es, evidentemente, uno de los peces más grandes -si no el mayor- del mercado continental pero aún teniendo el dinero por castigo resulta complicado suplir a un jugador de la dimensión del serbio. Suele decirse que a grandes males, grandes remedios y ante la evidencia de que iba a ser prácticamente imposible dar con una copia del balcánico, los responsables de la entidad moscovita optaron por un cambio de guión, entrando en escena Sergio Rodríguez.
El Chacho abandonó su segunda aventura americana para recalar, con galones de capitán general, en el equipo del ejército rojo. Y, como era previsible, la llegada del canario ha tenido una destacada incidencia en el plantel de Itoudis. Porque si bien es verdad que el preparador griego tiene a su disposición una auténtica constelación de estrellas para cubrir todas y cada una de las posiciones, no lo es menos que muy pocos tienen la influencia en el juego colectivo del base español.
Como consecuencia de ello, el CSKA de esta temporada ha sufrido una importante evolución respecto al de ejercicios anteriores. Un cambio que bien podría resumirse en que la magia se ha hecho un hueco importante en la tradicional disciplina moscovita. Pocos conjuntos existen capaces de funcionar como una máquina tan perfectamente engrasada como el ruso. Casi como si se tratasen de autómatas, los jugadores de Itoudis ejecutan una y otra vez sus movimientos con precisión milimétrica hasta terminar asfixiando a su oponente, incapaz de aguantar semejante presión.
Pero, por si no fuera suficiente amenaza, a todo eso han añadido esta temporada la imprevisibilidad que caracteriza el baloncesto del Chacho. Cuando el partido se atasca y parece que no existen alternativas, el canario casi siempre es capaz de sacarse un conejo de la chistera y encontrar la fórmula que permita que el balón termine dentro de la canasta.
De esta manera, el CSKA practica esta campaña un baloncesto mucho más alegre, que se traduce, por ejemplo, en que sea el líder en anotación de los diecieséis conjuntos que compiten en la Euroliga. Los tiempos en los que encadenaba triunfos apostando por marcadores reducidos parecen haber quedado definitivamente atrás. Todo ello, además, sin perder ni un ápice de la solidez defensiva que le hace temible para cualquier adversario. Manteniendo eso aún muy vigente, ha añadido a su repertorio los trucos de uno de los mejores magos del baloncesto europeo, al que el Baskonia deberá parar si quiere tener opciones de éxito mañana.