Vitoria - Durante buena parte de los muchos encuentros en los que el Baskonia ha caído derrotado en la presente temporada uno de sus principales problemas había sido la falta de acierto ante la canasta contraria. Incluso cuando los lanzamientos se producían en situaciones liberadas sin los defensores encima, la pelota escogía un camino diferente al que conducía a la red. Pues bien, esta situación cambió drásticamente en la jornada de ayer y la consecuencia no pudo ser más espectacular. Porque buena parte del reconstituyente triunfo conquistado ayer sobre el Real Madrid se cimentó en el extraordinario acierto exhibido por la escuadra de Pedro Martínez.
Prácticamente desde el salto inicial fue evidente que el combinado azulgrana comparecía con la puntería afinada al milímetro. De esta manera, logró sus ocho primeros puntos sin errar ninguno de sus intentos y a partir de ese acierto continuó aumentando su dosis de confianza para terminar firmando una actuación espectacular en el apartado ofensivo, especialmente hasta el descanso.
Nada menos que 64 puntos subieron al marcador vitoriano durante los veinte primeros minutos de la contienda. Casi tantos (73) como promediaba el equipo hasta el momento en las jornadas precedentes de la Euroliga pero en los partidos al completo. Es decir, en la mitad del tiempo estuvo a punto de alcanzar su promedio general. Si ya de por sí este dato es impresionante, adquiere todavía una mayor trascendencia al descubrir que se trata de la segunda mejor marca histórica de la competición continental. En los más de mil encuentros que se han celebrado desde que este torneo comenzó a disputarse en el ejercicio 2000-01, solo en una ocasión un equipo consiguió llegar al descanso con más puntos. En concreto, uno más (65). Y por supuesto esta marca queda ya registrada para la posteridad como la mayor lograda hasta la fecha por el plantel de Zurbano.
Pero incluso más importante todavía que la cantidad fue la calidad de la anotación azulgrana. Como si de un martillo pilón se tratara, el cuadro alavés golpeaba una vez tras otra a su adversario sin concederle prácticamente ni una sola tregua. De esta manera, a lo largo del primer cuarto únicamente falló tres de sus tiros (acabó con 8/8 en lanzamientos de dos, 4/7 en triples y 6/6 en libres) y anotó nada menos que 36 puntos. Una efectividad máxima que, evidentemente, no pudo conservar durante toda la contienda pero de la que no se alejó demasiado. Así, a la conclusión de los cuarenta minutos la estadística baskonista reflejó unos notables 61.5% (24/39) y 42.9% (12/28) en tiros de dos y de tres respectivamente. Y es que el aro del Real Madrid ayer parecía una piscina.