vitoria - El Baskonia pone hoy rumbo a Creta con la maleta repleta de ilusión. Le aguarda el temible Olympiacos, vigente subcampeón continental, su célebre bestia negra ante el que encadena cinco derrotas consecutivas en la máxima competición y un rival antipático por naturaleza que, sin el talento, el glamour ni los recursos económicos de otros, es un prodigio de competitividad con un plantel que mantiene una base desde hace años y juega prácticamente de memoria con independencia de la identidad de los fichajes o el inquilino del banquillo.

De cara al bautismo continental, emerge un rayo de esperanza para romper la adversa racha ante el ogro griego. Vassilis Spanoulis, el jugador más desequilibrante de la Euroliga a lo largo de la última década y un demonio incontenible cada vez que se ha enfrentado a la escuadra alavesa, causará baja por una lesión de rodilla que le ha impedido vestirse de corto desde la pretemporada.

Podría pensarse que el Olympiacos está jugando al gato y al ratón con el estado físico de su estrella, pero el club presidido por los hermanos Angelopoulos ha cortado de raíz las especulaciones confirmando incluso en su página web que el genio nacido en Larissa no estará en condiciones de participar ante el Baskonia. De hecho, no integró ayer la expedición del equipo con destino a Creta, su lugar de destierro tras la sanción impuesta por la Euroliga.

Obviamente, la noticia representa un alivio para un Baskonia que si en algo está dando facilidades y exhibiendo grietas en estos albores del curso, es precisamente en la especialidad que mejor domina Spanoulis: el dos por dos. Una jugada que interpreta de maravilla asociándose con el pívot y que abandera desde hace muchas temporadas el juego de ataque del conjunto de Sfairopoulos.

El exterior heleno ya se perdió el domingo el clásico ante el Panathinaikos y el Olympiacos lo acusó en demasía con un desvanecimiento mortal de necesidad en los últimos minutos que desembocó a la postre en la derrota. El rival azulgrana dominaba el marcador con una renta cómoda (61-52) dentro del último cuarto, pero la ausencia de Spanoulis fue demasiado alargada en los minutos de la verdad y propició una letal parálisis ofensiva. Si bien la lesión del incombustible griego invita al optimismo y debería constituir un quebradero de cabeza menos para Prigioni en la preparación del choque, el mensaje que se traslada desde las entrañas del Buesa Arena es radicalmente distinto.

vestuario sin confianza Shengelia reconoció ayer que esta baja no debe redundar en ningún tipo de confianza dado que el Olympiacos cuenta con varios jugadores capacitados para cubrir su vacío, entre ellos Vangelis Mantzaris, el restablecido Brian Roberts -con experiencia en la NBA y que ha dejado atrás sus problemas en el bíceps- o el letón Janis Strelnieks, un antiguo objeto de deseo del Baskonia que ha recalado este verano en El Pireo procedente del Brose Baskets.

“Todos los rivales son muy duros en la Euroliga, pero especialmente el Olympiacos, que es famoso por su carácter competitivo. Igual cambian su forma de actuar sin él, pero a nosotros no nos va a alterar nuestra estilo. Con o sin Spanoulis, jugaremos muy duro y seremos físicos. Da igual si él está o no. Hay que hacer una defensa más dura. 100 puntos en contra son muchísimos, no va a pasar nunca más. Hay que mejorar como equipo atrás y en ataque”, reveló el georgiano.

Los últimos precedentes entre Olympiacos y Baskonia han servido para constatar el miedo escénico que genera el Dios griego en las filas del conjunto alavés. Más allá de los excelentes números promediados (14 puntos y 7 asistencias de media), el tempo siempre le ha correspondido a un exterior que sabe dormir los partidos como nadie y hurgar en los puntos débiles de cualquier rival.

Si bien el paso de los años le ha hecho perder buenas dosis de explosividad y físico, Spanoulis todavía conserva un cerebro privilegiado para gobernar con puño de hierro la mayoría de las citas continentales. No solo atesora múltiples registros para anotar, sino que genera tal poder de intimidación que sus compañeros siempre se aprovechan de las numerosas ayudas que recibe en cualquier lugar del campo. Los Printezis, Mantzaris, Papanikolau y compañía son escuderos de lujo que no lucen tanto cuando falta un jugador de otro planeta que se ha granjeado el respeto del Viejo Continente mediante exhibiciones superlativas.