vitoria - Cuanto antes certifique el billete para semifinales por segundo año consecutivo y queme una nueva etapa camino de esa final que se resiste desde 2010, mucho mejor. Con esa mentalidad viajó ayer el Baskonia con destino a Las Palmas de Gran Canaria, testigo hoy a un horario completamente intempestivo (22.00 horas) del segundo asalto entre vitorianos e insulares que podría servir para finiquitar la eliminatoria o, en su defecto, alumbrar un partido de desempate en el Buesa Arena, fijado para el domingo por la tarde. Una hipótesis que lógicamente no figura en el planteamiento inicial del maratoniano azulgrana, confiado en hacer gala de su superioridad en una cancha maldita donde no arranca un triunfo desde 2012 y ha hincado la rodilla en sus seis últimas visitas. De ahí que nadie deba cantar victoria antes de tiempo.

Si hay una oportunidad ideal para quebrar este mal fario, esta desde luego emerge hoy tras lo visto en el duelo inaugural. Sin necesidad de vivir un gran día en ataque y reducido a un laborioso esfuerzo defensivo, el Baskonia pudo subir con cierta holgura el 1-0 al marcador ante un rival varios peldaños por debajo en el plano físico, escaso de ambición y con la sensación de haber hecho ya los deberes con su simple clasificación para las series finales por el título. El cambio de escenario debería nivelar ahora por pura lógica las fuerzas, aunque para ello ambos contendientes deberán variar su imagen y actitud de forma radical.

En cualquier caso, bien hará el cuadro azulgrana en no dilatar la defunción amarilla por varios motivos. La necesidad de seguir alimentando su autoestima tras la dolorosa eliminación continental y ahorrar energías de cara a la semifinal y una hipotética final, que prometen ser mucho más exigentes que este primer cruce, es imperiosa a estas alturas de la temporada en la que las fuerzas ya comienzan a flaquear en todos los equipos.

Otra ventaja añadida es que los excesivos días transcurridos entre ambos partidos habrán permitido a Ricky Ledo ahondar en el conocimiento de los sistemas de Sito Alonso y alcanzar una mayor química con sus compañeros. Al exterior estadounidense se le vio perdido en su debut y, ante los problemas físicos que asolan a Beaubois, el técnico está obligado a meterle cuanto antes en dinámica con el fin de elevar la mordiente del perímetro.

sin confianzas En partidos tan cerrados y de poca anotación como los que aguardan a la vuelta de la esquina, la presencia de un buen número de desatascadores se antoja necesaria para que el Baskonia puede llegar lo más lejos posible. Apreciadas las dudas del Real Madrid en la reciente Final a Cuatro de Estambul, nadie debería poner freno a la ambición azulgrana de pelear por la cuarta corona liguera de la historia.

En cualquier caso, el Baskonia está obligado a erradicar cualquier síntoma de confianza en una cancha de lo más caliente que siempre ejerce un importante efecto intimidatorio en el visitante. También es previsible que el Gran Canaria acredite un mayor acierto y muestre otro talante delante de sus aficionados en la que podría ser la velada de su despedida liguera. En parte por el férreo trabajo de contención de los vitorianos, ninguna de las virtudes paseadas durante este ejercicio por los discípulos de Luis Casimiro quedó plasmada el pasado sábado en el Buesa Arena. De ahí la tranquilidad con la que se vivió desde el salto inicial un duelo de guante blanco en el que un visitante sin alma ni siquiera hizo cosquillas.

Segundo partido del ‘play off’ de cuartos. Buesa Arena (22.00 horas, Movistar Deportes).

Árbitros: Martín Bertrán, Calatrava y Aliaga.

74-61

Kuric

Hanga

Shengelia

Báez

24

8

23

13

McCalebb

Larkin

7

Planinic

O’Neale

Beaubois

6

Voigtmann

15

10

7