Vitoria - En la Euroliga no solo hay árbitros sospechosos que se pliegan al poder de clubes poderosos como el CSKA en caso de duda, sino también un presidente extravagante que debería ser inhabilitado de por vida tras ser capaz de tomar una represalía insólita como consecuencia de una derrota. A Dimitris Giannakopoulos, dueño del Panathinaikos, no le sentó nada bien que su equipo cayera eliminado por un inapelable 3-0 ante el Fenerbahce. Su furibunda reacción no se hizo esperar al conocerse ayer a primera hora que anuló los billetes de vuelta para que la expedición retornara en avión desde Estambul hasta Atenas, separadas por más de 1.100 kilómetros. En su lugar, el díscolo directivo decidió contratar un autobús para que jugadores y técnicos sufrieran una interminable odisea de 12 horas de trayecto. En un primer momento, todo el mundo se rebeló de forma mayoritaria contra la determinación de Giannakopoulos, pero finalmente la mayoría terminó pasando por el aro ante la posibilidad de ver rescindido su contrato. Hubo, sin embargo, cuatro rebeldes cuyo futuro podría estar en los próximos días fuera del Panathinaikos. Se trata del exbaskonista Mike James, Antonis Fotsis, Kenny Gabriel y James Singleton, que desafiaron a su jefe al adquirir sus propios billetes para regresar ayer por la tarde en un vuelo a Atenas. La noticia causó si cabe más estupor al saberse que la plantilla del trébol acumula varios meses de impagos. También se especuló con la opción de que Xavi Pascual presente su dimisión. - O.S.M.