vitoria - Si hay una demarcación donde la jerarquía está perfectamente delimitada en el Baskonia, la diferencia entre el titular y los suplentes es sideral y en la que el club ha debido mover ficha con la temporada ya iniciada en busca de una mayor estabilidad, esa no es otra que la dirección de juego propiedad de una de las grandes sensaciones de la ACB y la Euroliga. Shane Larkin ostenta los galones de líder y tiene una ascendencia capital en las evoluciones de un equipo que se mueve al son marcado por el que muchos consideran el mejor base que ha pisado el Buesa Arena desde el carismático Elmer Bennett.
Este inestable Baskonia gravita alrededor del desbordante alento de un jugador cada vez más exprimido y con signos de fatiga ante la falta de escuderos solventes. Sin respiro posible desde que se diese el pistoletazo de salida a la campaña más agotadora que se recuerda, la salud de Larkin empieza a deteriorarse con la temible aparición de los primeros problemas musculares. Algo que no produce extrañeza teniendo en cuenta que es el cuarto jugador con más minutos en la ACB y el sexto en la máxima competición.
Primero fue un voluntarioso pero limitado Rafa Luz quien mostró unas alarmantes lagunas a la hora de darle relevos de calidad. El agujero del segundo base parecía cubierto más tarde con la llegada de un hijo pródigo del Buesa Arena, pero el cuerpo magullado de Pablo Prigioni no estaba ya para grandes alardes físicos y su repentina retirada obligó al club a zambullirse en el mercado en busca de un nuevo timonel que reactivara la competencia al frente del timón. Entonces llegó un compatriota del albiceleste como Nicolás Laprovittola que hasta ahora ha dejado más sombras que luces. Durante todo este proceso, Larkin no ha cejado de acumular minutos en sus piernas y el cuerpo ya le va enviando alguna señal inquietante de que lo ideal sería dosificarse.
Su triste estampa de los últimos minutos celebrados en el Príncipe Felipe, yaciendo en el suelo completamente acalambrado cada vez que realizaba un esfuerzo de más, ha encendido todas las alarmas en el Buesa Arena. Si hay un jugador al que conviene cuidar y no puede sufrir un resfriado con el fin de que no tiemblen los cimientos, ese es el director de juego llegado de la NBA cuya cotización se ha puesto por las nubes gracias a actuaciones heroicas como la protagonizada el domingo, eso sí ante un rival de lo más endeble como el Tecnyconta que coquetea con los puestos de descenso.
solo una sobrecarga Con un compromiso encomiable, Larkin aguantó cerca de dos cuartos en una precaria condición mientras los aficionados que seguían el encuentro por televisión cruzaban los dedos para que la estrella del Baskonia no se rompiera definitivamente. En este sentido, Sito Alonso jugó con fuego al mantenerle durante excesivos minutos sobre la cancha maña en una determinación muy controvertida que le ha granjeado furibundas críticas en las redes sociales.
Pese a sus explicaciones en la posterior rueda de prensa, resultó hasta cierto punto temeraria la actitud del técnico azulgrana al exponer a Larkin a una lesión de cierta gravedad visto el rictus de dolor de un base que finalmente debió retirarse al banquillo a poco más de un minuto para la conclusión. Solo cuando el triunfo no corría peligro y tras completar una valoración récord de 36 puntos en la presente edición liguera, se impuso un mínimo de lógica.
Tras su titánico esfuerzo, Larkin se sometió ayer a pruebas médicas para evaluar el alcance de sus molestias. Afortunadamente, los resultados dados a conocer por el Baskonia a primera hora de la tarde no arrojaron nada grave, ya que el norteamericano padece tan solo una sobrecarga en el tríceps sural de su pierna izquierda. “El jugador se someterá a un tratamiento supervisado por los servicios médicos del club, que quedan pendientes de su evolución clínica en los próximos días”, rezó el comunicado.
En principio, Larkin podrá actuar este jueves ante el Emporio Armani en una jornada decisiva de la Euroliga. Teniendo en cuenta que se encuentra entre algodones, la duda estriba en la cantidad de minutos que disputará ante el colista de la competición. La exigencia a la que se está viendo sometido desde el inicio del curso puede pasarle factura en cualquier momento. Sus descansos a lo largo de los partidos, ya sean de la máxima dificultad o asequibles como el del Tecnyconta, son inviables ante la inconsistencia de sus recambios y las dudas que está esgrimiendo el Baskonia a nivel colectivo.