vitoria - Las críticas furibundas se dirigen últimamente hacia el banquillo o Bargnani, objeto de un pim pam pum constante desde el inicio de la temporada, pero hay otros jugadores bajo sospecha en el Buesa Arena. Precisamente por haber sido los últimos en llegar y dos piezas a las que el Baskonia ha recurrido en un momento de máxima necesidad, se confiaba en que Budinger y Laprovittola brindaran un salto de calidad al equipo. Pues bien, la decepción está resultando mayúscula en este sentido, aunque los sofocones en el caso del alero estadounidense son mayores habida cuenta de que lleva ya varios meses a las órdenes de Sito Alonso.

Con unos guarismos ofensivos paupérrimos y una incidencia en el juego más bien escasa, Budinger continúa en un preocupante segundo plano. Sin obviar que física y atléticamente no es precisamente un portento, tampoco está aportando esos intangibles imprescindibles que necesita el Baskonia, especialmente en la Euroliga. Ni en defensa ni en el rebote exhibe algo de contundencia un exterior que para más inri ocupa una de las dos plazas de extracomunitario en Vitoria junto a Larkin. Su atípica mecánica de tiro o su escasa fiabilidad desde el perímetro no dejan en buen lugar a un jugador que firmó en alguna de sus temporadas en la NBA un porcentaje superior al 40% desde más allá de los 6,75 metros.

Tampoco ha terminado de asentarse en la dirección un dubitativo Laprovittola, refuerzo de urgencia después de la repentina determinación de Prigioni de colgar las botas. El albiceleste, procedente también de Estados Unidos pero con la sombra de un descenso a LEB con el Estudiantes, dejó pinceladas interesantes en sus primeros partidos, pero su papel en la pasada Copa o en los últimos compromisos continentales deja un mar de dudas. Algo que ha vuelto a obligar a Sito Alonso a recurrir al defenestrado Rafa Luz a la hora de dar minutos de oxígeno a Larkin.