vitoria - Desde que el pasado verano se incorporó a la disciplina del Baskonia, todos los focos le señalaban como encargado de desatascar las defensas rivales con su capacidad de anotación. Rodrigue Beaubois debía ser el encargado de ejecutar a los adversarios con su muñeca de seda. Desde entonces, sin embargo, la figura del jugador francés había pasado más tiempo entre las sombras que entre los brillos de los flashes. Actuaciones demasiado intermitentes y poca presencia en el equipo que, por momentos, hacían aparecer algunas dudas. Interrogantes que el galo quiso disipar ayer de un contundente puñetazo sobre la mesa. Porque ante el Real Madrid, en toda una semifinal de la Copa del Rey y en un encuentro de la máxima tensión, acaparó el protagonismo que estaba destinado a su figura. Beaubois sacó su fusil a relucir y se empeñó en llenar de impactos el cuerpo del Real Madrid hasta dejarlo al borde del colapso definitivo. Sin embargo, a la hora de la verdad, se encontró demasiado solo en la guerra y le faltó un poco de colaboración para poder descerrajar el tiro de gracia sobre la escuadra de Pablo Laso.

Pese a ello, su actuación de ayer es sin duda una excelente noticia para el combinado vitoriano. Especialmente si es capaz de darle continuidad. Porque lo cierto es que ante el Madrid, uno de los conjuntos con mejor defensa del continente, el francés ofreció una espectacular exhibición de todo su amplio repertorio. Lo mismo se elavaba desde unos cuantos encímetros de la línea de 6.75 para clavar triples estratosféricos en el aro merengue que rompía la cintura de su par para penetrar directo a la canasta y convertir bandejas imposibles entre las torres blancas.

Gracias a su aportación pudo el Baskonia mantenerse en el partido hasta el descando y enjugar la diferencia con la que alcanzó el intermedio en la segunda parte. Tampoco le tembló la mano al final para responder a las acometidas madridistas y se esforzó también por contribuir en la defensa, habitualmente su punto más débil. Pero, desgraciadamente, terminó siendo demasiado peso sobre sus espaldas y la falta de apoyo de más fuego amigo impidió que su gran actuación se redondease con el premio que merecía.

Máximo anotador. El escolta francés firmó a la conclusión de los cuarenta y cinco minutos de juego 27 puntos, siendo el máximo anotador de los dos equipos.

Buenos porcentajes. Sus puntos llegaron además con buena selección de tiro. Acabó con 6/8 (75%) en lanzamientos de dos y 5/8 (62.5%) en triples.

Esfuerzo. Trabajó también en defensa para poner dos tapones y recuperar un balón. Acabó con 27 de valoración, el tope del duelo.