Llegó el gran día y uno de los momentos culminantes de la temporada. Con una ciudad entera volcada detrás, arranca el sueño de la séptima Copa del Rey de la historia para un Baskonia obligado a superar el primer escollo que le deparó un sorteo teóricamente a pedir de boca allá por el mes de enero. Con un sinfín de dudas en su equipaje derivadas de la pérdida de identidad apreciada en los últimos tiempos pero la indiscutible ventaja que implica jugar en casa, el equipo vitoriano abre el fuego esta tarde (19.00 horas) ante la sorprendente revelación de la ACB. El Iberostar Tenerife, segundo clasificado y autor de una temporada excepcional con Txus Vidorreta como su gran gurú en el banquillo, calibrará definitivamente el estado de ánimo de un anfitrión con toda la presión sobre sus espaldas. Hoy tiene mucho que perder y nada que ganar. Todas las urgencias recaen sobre sus hombros ante la terca evidencia de que todo el planeta baloncestístico le considera favorito. Para un visitante más liberado de cargas en este sentido, el simple hecho de estar en Vitoria ya es el premio a una trayectoria excelente y todo lo que sea superar rondas será como un regalo caído del cielo.
Si bien su rendimiento reciente no invita a la esperanza, nadie duda de que el Baskonia está obligado a satisfacer el objetivo mínimo de acceder a semifinales. Por presupuesto, jerarquía, calidad de plantilla y también su condición de organizador, la formación alavesa debe imponer la lógica. No accedió al sorteo como cabeza de serie y cuenta con una victoria menos que los insulares en la tabla, pero un repaso a la materia prima de ambos contendientes permite deducir una ventaja ostensible para el inquilino del Buesa. Por todo ello, un fracaso en la jornada de hoy tendría consecuencias imprevisibles y abriría la caja de los truenos, sin obviar otros posibles daños colaterales con la firma de una plana mayor acostumbrada a tomar medidas drásticas si las cosas no funcionan.
Será primordial controlar las emociones y sacudirse los nervios inherentes al duelo inaugural de la Copa, un torneo siempre traicionero por su formato tan especial y donde un día malo te condena a la hoguera de la eliminación. Las sorpresas, eso sí, se cuentan con los dedos de la mano en unas últimas temporadas presididas por el nítido dominio del Real Madrid, el previsible rival en semifinales en caso de salir airoso ante un pétreo Iberostar.
Con Shane Larkin e Ilimane Diop en nómina pero sin Shengelia, el Baskonia necesita recuperar las inmejorables sensaciones que transmitió en noviembre y diciembre. Fueron dos meses en los que el conjunto azulgrana funcionaba como un reloj y era un martillo pilón con un juego eminentemente ofensivo. Ahora las vibraciones son mucho peores y se agolpan las incógnitas en todas las parcelas de la pista. Precisamente sobre el técnico madrileño están centradas muchas críticas por su gestión de una plantilla sobrada de talento pero con escasa contundencia defensiva. En los últimos choques ante dos rivales teóricamente asequibles como el Maccabi y el Obradoiro, este mal feeling se ha visto acrecentado.
El Baskonia se verá las caras contra una de sus bestias negras de los últimos tiempos que le ha derrotado en los últimos cuatro enfrentamientos directos. Es el Iberostar un colectivo que se le ha atragantado por diferentes razones. Siempre se ha estrellado contra la riqueza táctica de Txus Vidorreta, un técnico con poca prensa y carisma pero que se ha especializado en difuminar el superior talento de los vitorianos con un brillante trabajo de pizarra. Además, el vizcaíno recupera para hoy a Nico Richotti, uno de los dos lesionados de larga duración de la plantilla chicharrera junto a Javier Beirán.
El verdugo de la última visita insular a Vitoria con un palmeo sobre la bocina no disputará la Copa debido a una grave lesión de rodilla -en su lugar acaba de llegar un veterano del Vietnam como Tariq Kirksay-, pero el Iberostar ya ha dado muestras de que su solidez colectiva siempre prevalece por encima de las individualidades. Por contra, el Baskonia ha dado pasos atrás en este sentido supeditando las últimas victorias a la consecución de un elevado índice de acierto. Si hay un día para empezar a remontar el vuelo, ese desde luego es hoy. Nadie imagina al anfitrión fuera de esta edición copera esta noche al filo de las 21.00 horas.